Abel Caballero garantiza la construcción del albergue
Caminos que terminan en escaleras, puntos de venta de drogas y calles tan estrechas que los vecinos deben acordar sus aparcamientos para no impedirse la salida con sus coches unos a otros. "Estos accesos incumplen los requisitos mínimos exigibles para edificar un centro de emergencia social", dicen los habitantes de la calle Ribadavia y sus aledaños, que en el callejero vigués forman parte del barrio de San Roque.
Los vecinos de la zona se revuelven contra la etiqueta de "racistas" que se les ha aplicado por su rechazo al albergue para los sin techo en una parcela pública ubicada en la calle Ribadavia, como pretende el BNG de Vigo, ya desprovisto del apoyo de su socio de gobierno, el PSOE. La medida tampoco convence al PP, a pesar de que la Xunta subvencionará la obra. El alcalde, el socialista Abel Caballero, garantizó ayer que habrá albergue, y que decidirá la ubicación con los informes y con diálogo con los ciudadanos.
Una alegación
"Existen otras opciones adecuadas en este barrio que tendrían todo nuestro apoyo, como el solar de Santa Rita [frente al Hospital Xeral] y la antigua cárcel [en la Avenida de Madrid]", sostiene Rosa Villar, vocal de la Asociación de Vecinos de San Roque. El colectivo registró ayer en el Ayuntamiento una alegación, basada en el Plan Especial de Reforma Interior, en la que exponen que la parcela en cuestión está considerada para dotaciones del barrio, por lo que su uso como albergue que daría servicio a todo el municipio excedería su calificación legal. "Rectificar es de sabios, y si Santiago Domínguez [teniente alcalde nacionalista] lo hace, como hizo el alcalde, también le aplaudiremos", dice el presidente del colectivo vecinal, Manuel Rodríguez. La asociación demanda una reunión con todos los grupos políticos.
Las pancartas que cuelgan de muchas ventanas en el barrio escenifican la protesta: "Albergue en un gueto", "Aquí estamos igual". "Quieren ubicar un centro de inclusión social en un barrio marginal, no es de sentido común", afirma Lourdes, una de las vecinas. "Estas casas fueron expropiadas a algunos vecinos por las constructoras que iban a edificar pisos según el Plan Xeral de Urbanismo, pero como la crisis ha frenado las obras, las viviendas permanecen en pie y abandonadas, por lo que se han llenado de okupas".
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