"Fuimos el centro del fútbol mundial"

El suceso tuvo lugar la noche del 27 de octubre del año pasado y fue bautizado como alcorconazo. La Agrupación Deportiva de Alcorcón, un equipo de fútbol de Segunda B cuyos jugadores cobran entre 25.000 y 30.000 euros anuales, machacaba por cuatro goles a cero al Real Madrid y su plantilla galáctica forjada a golpe de talonario en la ida de los dieciseisavos de la Copa del Rey. Aquella victoria aplastante convirtió en noticia internacional a una localidad de 180.000 habitantes al sur de la capital. La gesta culminó en el partido de vuelta en el Bernabéu. A pesar de marcar un tanto, el Madrid, tocado en su orgullo, armado con los Kaká y Van Nistelrooy de turno, capitulaba ante unos muchachos llamados Juanma, Rubén Sanz, Diego Cascón y compañía.

Cantó 'Hoy puede ser un gran día' en el vestuario antes del 4-0 al Madrid

"Aquello nos cambió la vida. Para siempre. Por unos días nos sentimos el centro del fútbol mundial, aunque después perdiésemos con el Racing de Santander en octavos de la Copa del Rey", recuerda hoy Juan Antonio Anquela, el entrenador de aquellos chicos, en el estadio del alcorconazo. "Al final de la temporada ascendimos a Segunda División A y nadie se acuerda de eso, pero incluso la gente que no sigue este deporte sabe lo que pasó en el primer partido de la eliminatoria contra el Real Madrid. Ellos habían tirado la casa por la ventana y la primera china en el camino se la pusieron unos indocumentados como nosotros. Temí porque todo el revuelo desviase nuestra atención, pero supimos entender que era algo pasajero".

El míster no oculta un poso de tristeza en estos días de finales de julio. Aunque ha renovado una temporada más con el Alcorcón tras rechazar una oferta del Albacete CF, se ha visto obligado a anunciar a varios jugadores que no seguirán vistiendo la camiseta amarilla en la categoría de plata del fútbol español. Muchos de los afectados por esa decisión fueron protagonistas tanto del alcorconazo como del reciente ascenso. "Juanma, Cascón, Borja Gómez, Ernesto, Fernando Béjar... [se le quiebra la voz al repetir sus nombres]. Son decisiones dolorosas que hay que tomar. También ocurrió el año pasado. Logramos hacer una piña con los nuevos que se incorporaron. Al menos conservamos una docena de jugadores muy importantes. Este deporte es muy ingrato. Y, en este caso, yo soy parte de esa ingratitud".

Linarense, de 52 años y sonrisa entrañable, Anquela conoce bien los escalones medios e inferiores del fútbol español. No es ningún héroe. Y lo sabe. Acaso un currante del balompié. Desde los 18. Tras colgar las botas, se curtió dirigiendo a equipos como el Real Jaén, Huesca, Unión Deportiva de Melilla o Águilas CF hasta llegar al Alcorcón hace dos años. "En estos clubes, todo consiste en subsistir, en sacar a tu familia adelante. Cuando cobras un mes, no sabes si al siguiente volverás a hacerlo. Yo he conocido muchos lunes al sol como entrenador. El lunes compraba la prensa, miraba, esperaba... Quizá por eso, mi mayor ilusión es ver a mi hija trabajar cuando termine la universidad. Ella sabe lo que he penado, cómo salí a buscarme la vida".

En su casa de Jaén, con la familia, vio ganar a la selección española el Mundial de Sudáfrica. "Por una vez, el fútbol ha sido justo. Habría que clonar a tres o cuatro jugadores de la selección para que no se pierda esa filosofía. Y Del Bosque... Eso son palabras mayores. Me recuerda a un padre bueno y a la vez exigente. Y con conocimiento". Puestos a soñar, ¿podría el Alcorcón llegar a la Primera División algún día? "Más que de Primera, tenemos que intentar ser de Champions. Lo único que puede salvar a un equipo humilde como este es el tesón, las ganas de competir con otros que son infinitamente superiores".

Sabido es que aquella noche aciaga para el Real Madrid, Juan Antonio Anquela entró en el modestísimo vestuario del estadio del Alcorcón tarareando Hoy puede ser un gran día, de Serrat. Lo fue. "A Zapatero le cantaría Resistiré, de El Dúo Dinámico. A Rajoy también. Y a todo el país. Cuando decimos España se nos llena la boca. Pero es ahora, en los momentos difíciles, cuando España nos necesita a todos".