Alonso en estado puro

Lejos de afectarle anímicamente, las críticas unánimes que recibió Fernando Alonso por la polémica de las órdenes de equipo en Hockenheim (Felipe Massa, su compañero, se dejó adelantar) están actuando como un elemento de motivación para la carrera que hoy (14.00, La Sexta) se disputa en el circuito de Hungaroring. Es en la adversidad cuando el doble campeón aparece en estado puro y ofrece su mejor rendimiento. Ayer dio una muestra de ello en la clasificación. Fue el único piloto que se acercó a los Red Bull de Sebastian Vettel y Mark Webber, pero acabó tercero a 1,2s de la primera posición del alemán. La marca de las bebidas energéticas lleva ya 11 poles de 12 posibles.

"La polémica crea presión y bajo presión Alonso da lo mejor de sí mismo", explica Pedro de la Rosa -9º ayer-, que convivió con el asturiano en el peor año de su carrera deportiva: 2007 en McLaren. "Cuando estalló todo el follón del espionaje a Ferrari fue cuando realizó las mejores carreras", añade el de Sauber. Alonso convivió aquel año con un debutante Lewis Hamilton que le puso en tensión desde la primera carrera. El equipo se posicionó claramente con el piloto británico, que no se bajó del podio durante nueve domingos seguidos. La sensación de que todo estaba contra él actuó como una espoleta en la cabeza de Alonso. Se encerró en su caparazón, junto a su padre José Luis, su representante Luis García Abad y algunos amigos. McLaren acabó perdiendo el título: lo ganó el finlandés Raikkonen, de Ferrari, pero el español demostró su capacidad para desenvolverse en ambientes de tensión.

No fue la primera vez que mostró su fuerza interior. Cuando llegó a la F-1 en 2001, nunca aceptó que los demás pilotos fueran mejores que él. "Me adelantan los coches, no los pilotos", comentó. Entonces se revelaba contra su impotencia. Y no se conformaba. En 2003, ya como piloto oficial de Renault, luchó con uñas y dientes contra su compañero de equipo, Jarno Trulli, para quitarle la condición de número uno, a pesar de ser mucho más joven -21 años- e inexperto. Y lo logró.

Después llegaron los dos títulos mundiales, en 2005 y 2006, compitiendo con un Renault que fue considerado el mejor coche de la parrilla. También en aquellos años, Alonso tuvo la sensación de estar luchando contra los elementos: contra la influencia de Ferrari en los estamentos oficiales, contra algunas decisiones de la FIA que le perjudicaron -la supresión del mass damper, por ejemplo- y contra Michael Schumacher. Ahora, la situación se reproduce. Las órdenes de equipo de Hockenheim desataron una intensa polémica en el paddock. Alonso y Ferrari recibieron de todas partes... y hoy Alonso luchará contra la superioridad de Red Bull para lograr la victoria y demostrarse que puede con todo.