A por el prestigio de los Obama
La Costa del Sol busca rentabilizar la visita de la familia presidencial estadounidense
Hace al menos dos meses que el propietario del hotel Villa Padierna solicitó que se arreglase la carretera de acceso al recinto. Advirtió a los alcaldes de la zona de que la familia Obama planeaba pasar unos días en el resort, pero nadie le creyó. Ni el Ayuntamiento de Estepona, a quien pertenece el vial, ni el de Benahavís, al que pertenece la finca de más de cinco millones de metros cuadrados que alberga tres campos de golf, unos 500 chalés de lujo y el distinguido hotel.
Pero estos días, pese al calor sofocante de principios de agosto y al trasiego que tiene el hotel en temporada alta, varios obreros se afanan por dejar la carretera inmaculada. Y es que desde que se confirmó que la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y su hija pequeña, Sasha, estarán de miércoles a domingo de vacaciones en el Villa Padierna, la Costa del Sol está revolucionada.
En Estepona recuerdan ahora que el acceso es "obligatorio" desde su municipio, en Benahavís sienten que les "ha tocado la lotería" y en Marbella ya se ha desplegado un enorme cartel: "Welcome Obama Family. Thank you for choosing Marbella (Gracias por elegir Marbella)". Todos quieren subirse al tren de la repercusión mediática, asfaltar carreteras y lo que haga falta. Los regidores de la zona aún se pellizcan para creérselo.
Las expectativas son tan altas que abruma pensar lo que pueden conseguir una madre y su hija en lo que, a simple vista, parecen unas cortas vacaciones privadas. Parece que allá por donde pisen se olvidará la crisis, los excesos urbanísticos y la corrupción. Ricardo Arranz, dueño del hotel, está seguro de que la visita devolverá la zona a los primeros puestos de los mejores destinos turísticos del mundo.
El viaje de los Obama es hoy, a tres días de su llegada, un misterio. La posible presencia del mandatario, que precisamente este miércoles cumple 49 años, es una pregunta obligada. Y nadie dice que sí, pero tampoco nadie dice que no. Por si acaso, el dispositivo de seguridad y sanitario estará a la altura de un jefe de Estado.
A principios de esta semana los servicios secretos norteamericanos desembarcaron en la zona. Tomaron el hotel, los exteriores y el área limítrofe. "Hasta el propietario tiene problemas para entrar", bromea Arranz mirando desde su despacho la gran finca del hotel mientras le comenta a alguien por teléfono que les han pedido organizar el Open de España femenino de golf.
Desde su mesa la vista no alcanza el hotel, que se alza presuntuoso en medio del infinito verdor que cubre como un manto bien peinado todo el terreno. En solo cinco años el Villa Padierna se ha consolidado como el mejor hotel de España y el 28º del mundo, según la agencia de viajes norteamericana Expedia.com. Con casi 3.000 obras de arte de valor incalculable en su conjunto, dormir una noche en una de las 160 habitaciones, cada una decorada diferente, puede costar de 300 a 5.000 euros.
El interior del hotel es un laberíntico museo, en donde hasta el mínimo rincón está cuidado. El Spa, de mil metros cuadrados, tiene sus paredes revestidas de oro. Decenas de jarrones chinos de más de 200 años de antigüedad, reconvertidos en exclusivas lámparas, iluminan las estancias y jardines. Y uno de los patios, en el que se mandó construir un logrado anfiteatro romano, conduce a la parte más exclusiva del hotel. Unas 20 casitas de varias plantas con piscina privada en su interior, que son la joya de la corona. Nadie quiere decir qué habitaciones ocupará la familia Obama. "Pero si yo buscase privacidad seguramente me alojaría aquí", dice a modo de pista uno de los empleados.
Y privacidad y normalidad son las únicas peticiones que hasta el momento han llegado desde la Casa Blanca. Al menos 50 habitaciones estarán reservadas para la familia, los amigos que los acompañarán y los miembros de seguridad, pero el resto del hotel permanecerá abierto. De todas formas, si usted está pensando en reservar, olvídelo, hace tiempo que ya no queda una sola habitación para esas fechas.
Hasta entonces hay nervios, muchos nervios. Arranz rezaba hace unos días para que el desplazamiento entre el aeropuerto y el hotel fuese en helicóptero. "Por carretera sería un desastre", decía. Al parecer han desoído sus súplicas. Salvo cambios de última hora, la familia Obama se trasladará en coches oficiales. Así entrarán a Benahavís por Estepona y atravesando Marbella. Todos contentos. ¿Para qué si no tanto asfalto?
La lucha por entrar en la agenda
La visita coincidirá el viernes con una fiesta benéfica en el hotel, que tendrá como padrinos a Eva Longoria y a Antonio Banderas y que reunirá a la beautiful people de la zona, y a la que podrían unirse los Obama. Pero sus planes también son un misterio. Por si acaso no saben qué hacer esos cuatro días, todo el mundo les ofrece alternativas soñando con una visita a su localidad. El propietario del hotel, Ricardo Arranz, pide que se evite el morbo y dar una mala imagen de la zona, pero lo cierto es que la caja de los deseos ya está abierta.
Andrés, un artista de Lucena (Córdoba), está desesperado porque nadie le hace caso, ni en el hotel ni en las Administraciones. Él solo quiere exponer su obra en los salones del Villa Padierna para que la primera dama vea sus cuadros. Desde la costa, los chiringuiteros también sueñan con que Obama pruebe uno de sus boquerones y, como si del rey Midas se tratara, los dueños de los establecimientos imaginan que pone un pie en su tienda.
Mientras, los miembros del servicio secreto recorren estos días Andalucía para ver qué pueden ofrecer a la primera dama y a su hija. Han visitado Sevilla, Granada, Ronda y Marbella. Una vez en España, serán ellas las que elijan dónde comer o qué ver y con solo dos horas de antelación se avisará a las fuerzas de seguridad para que pongan en marcha el dispositivo. Lo único confirmado es que el último día de estancia se desplazarán a Palma de Mallorca para ver a los Reyes. El resto está por ver.
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