Siete agostos de ayer y de hoy
Personajes que recuerdan cómo veraneaban en su infancia y cómo lo hacen ahora. Bali, Ibiza, Asturias y mucha arena fina
Quién no recuerda aquellos veranos de tres meses, en los que el aburrimiento se colaba a la hora de la siesta por las persianas medio bajadas. Los viajes interminables en coches cargados hasta los topes y sin aire acondicionado. Y las canciones para evitar el "¿cuándo llegamos?". Los amores que duraban lo que duraban las vacaciones, pero que se recordarán siempre. El juego de la botella. Las pelis de vaqueros. Las playas con nevera y bocata en papel de plata. La partidita.
Ahora viajamos más y más lejos, pero menos tiempo y con más frenesí. Hacemos cosas como kite surf y nos relajamos en el chill out. Reservamos por Internet y cruzamos el mundo en menos de lo que tardábamos en atravesar Despeñaperros. ¿Cómo hemos cambiado? Siete personajes del mundo de la cultura, el arte y la política comparan sus veranos infantiles con los más recientes. ¿Dónde se enamoró por primera vez Cayetana Guillén Cuervo? ¿Dónde pasó el verano pasado el secretario de Estado de Turismo? ¿Qué come el chef Koldo Rodero cuando no cocina? ¿Dónde emulaba el joven Mariano Barroso a Kung Fu?
De niña, Cayetana Guillén Cuervo pasaba agosto en Estepona; ahora se va a Bali.
El chef Koldo Rodero o la galerista Helga de Alvear comparan sus vacaciones antiguas con las más recientes. ¡Cuánto hemos cambiado!
Advertimos: en este viaje, además de pistas y destinos, hay mucha nostalgia.
1 . VINILA VON BISMARK. Cantante
Del 'aquaerobic' en Marbella a Punta Cana de fiesta
Antes de convertirse en la reina del burlesque, la tatuada Vinila von Bismark fue campeona de aerobic. Lo aprendió en los largos veranos de su infancia, en los que su madre daba cursos en la Costa del Sol. "Íbamos a hoteles superdivertidos como el Venice Beach de Marbella y yo me pasaba el día bailando, me apuntaba a todas las actividades...", recuerda la pin-up. "Me encantaba hacer aquaerobic -que entonces era algo muy novedoso- aunque casi no hacía pie en la piscina". "No me importaba no pisar la playa, yo soy muy de resort", admite Vinila.
De aquellos veranos que repartía entre Marbella y su Granada natal -donde recomienda la playa de la Herradura y el faro de la Punta de la Mona- recuerda que eran "muchísimo más largos que los de ahora". Con el tiempo, las vacaciones se fueron acortando a una semana en Tarifa "para desconectar con los amigos" y comer "riquísimo arroz con carabineros en El Pescaíto". Las noches las pasaba pinchando en los "garitos"; los días, protegida del viento en el chill-out Tres Mares ("con un rollo tailandés muy chulo"; www.tresmareshotel.com) y bajo una de las sombrillas de mano que colecciona. "Odio el sol y no es bueno para los tatoos", dice.
Su trabajo le permite recorrer mundo alternando ocio y negocio. "Ir de gira es estar un poco de vacaciones", dice la cantante y pinchadiscos, que el verano pasado aterrizó en Punta Cana (República Dominicana) para actuar en un fiestón ante 5.000 invitados vestidos de blanco. "Fue en la playa Cabeza de Toro, lo pasé en grande todo el día con el mojito en la mano recorriendo el resort en un carrito de golf, ¿ya te he dicho que soy muy de resort, no?".
2 . CAYETANA GUILLÉN CUERVO. Actriz
De la urbanización de Estepona al 'chill out' de Bali
"No sé cómo, pero en el seiscientos íbamos cinco, un perro y un gato; yo tengo un Cayenne y un solo hijo y cuando salgo de vacaciones voy con el coche como Paco Martínez Soria". Cuando era niña, la familia de actores de Cayetana Guillén Cuervo se apiñaba para viajar hasta Estepona (Málaga), donde veraneaban en Parque Antena, una urbanización de TVE en la que los edificios tenían nombres de artistas: Sarita, Marisol... "Para mí, la infancia son aquellos veranos: el primer novio, el primer pitillo a escondidas, el juego de la botella, la playa del Saladillo, la convivencia a saco con mi familia...".
Con la adolescencia llegaron destinos más alternativos, como Caños de Meca (en Cádiz, "que entonces era superhippie"), donde veraneó tranquilamente hasta que empezó a salir en la tele. "No supe calcular la fama y los de Interviú me sacaron en bolas en una playa nudista...". Resultado, no volvió ni a Caños ni a hacer top less. Tras aquel "tortazo" cambió el destino por Ibiza, donde ha seguido veraneando durante años. Tiene recomendaciones de sobra: "Para comer, La Escollera (Playa Es Cavallet; 971 39 65 72), un chiringuito encima del agua; para cenar, Can Pau (Santa Eulalia; 971 19 70 07), el típico sitio ibicenco con parras donde huele a verano". Kilómetro 5 (www.km5-lounge.com; Sant Jordi), "con musicón y gente guapísima", representa "la otra Ibiza, la de chill out y mojito", y el árabe Ayoun (www.elayoun.com; San Rafael) pone el punto "más sofisticado". Para ver puestas de sol, dos chiringuitos marchosos: Chiringay (www.chiringay.com) y Blue Marlin (www.bluemarlinibiza.com).
Este verano, por primera vez desde que nació su hijo hace cuatro años, la actriz se atreve a llevárselo a un destino exótico: Bali. "Es el destino más familiar de Asia, tiene horarios de niño, te levantas a las siete, haces yoga, te vas a la playa y ya no te quitas la chancleta en todo el día: en eso no se parece a Ibiza". De Bali destaca su tranquilidad y su "onda espiritual sin misticismos". Mucho masaje, incienso, una gente maravillosa... y un hotel boutique, The Balé (www.thebale.com), que lleva un español y donde, además del lujo, hay "una energía muy especial".
3 . KOLDO RODERO. Cocinero
Del chiringuito a los estrellas Michelin asturianos
"Entonces el hotel Orly era el edificio más alto de San Sebastián, ahora debe de ser el segundo", bromea Koldo Rodero. En el Orly (http://es.solmelia.com), con vistas a la playa de La Concha, veraneó toda su infancia el chef navarro (su restaurante, Rodero, se encuentra en la calle de Emilio Arrieta, 3, en Pamplona, 948 22 80 35; www.restauranterodero.com). "Recuerdo el viaje, 88 kilómetros desde Pamplona hasta San Sebastián y las tardes de diluvio en las que me tenía que quedar en el hotel viendo películas de Jesse James". Mucho más largos resultaban los viajes hasta la Costa del Sol de su adolescencia: "Hasta 12 horas sin aire acondicionado con seis personas en un ZX..., menos mal que hacíamos noche en el hostal La Perdiz, pasado Despeñaperros, que entonces era de un carril y siempre había un camión delante". "Aquellas vacaciones eran como Verano azul, los primeros besos, las primeras aventuras...", dice el cocinero, que se identifica con Javi, el guaperas de la pandilla. De la Marbella de finales de los setenta recuerda que ya había jeques árabes en Puerto Banús, pero su familia prefería codearse con los amigos marengos, pescadores con los que había trabajado su padre, y que luego montaron chiringuitos de playa: Casa Joaquín, El Roqueo, Casa Juan y, sobre todo, Los Leones, en la playa de La Carihuela (Torremolinos; 956 37 43 13). "El dueño, Miguel León -apodado El Cebolla porque se la come cruda-, es un gran amigo", dice Rodero, que a su mesa ha degustado durante más de treinta años "concha fina, frituras y deliciosos pimientos asados por ellos mismos". "Para mí, el verano se resume es ese binomio tumbona / chiringuito", confiesa.
De vuelta al presente, las últimas vacaciones que sorprendieron al chef fueron 12 días por Asturias. Rodero no conocía la provincia y volvió "emocionado". Por el olor a mar y las casas de indianos de Ribadesella, pero también, deformación profesional, por la gastronomía. "Casa Marcial (en Arriondas; www.casamarcial.com) es una visita obligada; además de la comida, maravillosa, ofrece ese contraste tan asturiano de la montaña junto a la playa", explica. También recomienda otro estrella Michelin asturiano: Casa Gerardo (en Prendes; www.casa-gerardo.com), "un diamante en medio de la carretera, todo un lujo". "En vacaciones intento limitar las comidas gastronómicas a dos o tres, porque si no no desconecto y me acomplejo", dice Rodero, que alterna la alta cocina con los restaurantes más normales. "En Asturias, la comida es digna en cualquier sitio, ¡y las botellas de sidra cuestan solo dos euros!".
4. BENEDETTA TAGLIABUE. Arquitecta
De los primos de la Toscana a L. A. con hijos
"En Italia era igual que en España", dice Benedetta Tagliabue, arquitecta del pabellón de España en la Expo de Shanghai. "Se viajaba con toda la familia durante lo que parecían días en la carretera". "En verano nos juntábamos hasta 20 o 30 entre primos, tíos y abuelos, alquilábamos casas enormes; más que descubrimientos geográficos, recuerdo descubrimientos humanos". Pero también quedan nombres de lugares en la memoria: Cinque Terre, en la Liguria, cerca de Génova, donde para llegar a casa desde el mar había que caminar "bajo 800 grados por la campiña aterrazada y entre las higueras". Y sobre todo Forte Dei Marmi, "un lugar muy conocido de la Toscana, cerca de Viareggio, que me han dicho que ha cambiado mucho, ahora es un lugar cosmopolita, pero yo recuerdo una belleza muy popular: todo el mundo iba en bicicleta y la gente compraba bombolone a un señor que se paseaba por la playa". ¿Qué es? "Un bollo caliente relleno de mermelada o una crema muy amarilla, madre mía, ¡el bombolone sí que es de otra época!".
Las últimas vacaciones de Tagliabue, ya acompañada por dos hijos adolescentes, no podían estar más lejos del bucólico recuerdo italiano: Los Ángeles. "Fuimos a ver a mi amiga Isabel Coixet y se pasaron el día jugando a ser pequeños directores con su hija". "Pensé que se aburrirían, pero para nada: comimos en restaurantes japoneses, alquilamos un descapotable para recorrer la carretera costera 101, fuimos a los estudios Universal y, por supuesto, visitamos Disneyland". La arquitecta tampoco dejó pasar la oportunidad de enseñarles edificios: del auditorio de Gehry a la casa de su amigo Thom Mayne: "Su ducha se acciona con el pie, ¡a los niños les encantó!". No hubo tanta suerte con la casa museo de los Eames, "les horrorizó", dice Benedetta, a quien le encanta el estilo "como japonés angelino" de esos maravillosos diseñadores de los años cincuenta. "Pensé que con eso y la casa Schindler se enamorarían de la arquitectura del lugar, pero a ellos les gustó más el Teatro Chino, el paseo de la fama y esas tonterías... qué le vamos a hacer, a los niños les encanta el cartón piedra".
5. JOAN MESQUIDA. Político
De una Mallorca sin gente a un crucero por el Nilo
El primer viaje en avión del secretario de Estado de Turismo, Joan Mesquida, fue con seis o siete años: una aventura de Mallorca al Tibidabo. "Entonces Barcelona quedaba lejísimos", recuerda Mesquida, "e ir a cenar a un restaurante era toda una fiesta". Al final, el pequeño Joan se perdió en el Tibidabo y hubo que llamarle por megafonía: "Un clásico". Pero aquello fue una excepción porque Mesquida siempre veraneó en Mallorca, a unos 15 kilómetros de su casa. "Entonces todo era distinto; para empezar no había cremas y nos poníamos negros como el carbón". En su casa de veraneo familiar no había electricidad y cuando el hombre pisó la Luna por primera vez todo el vecindario lo vio en la tele que los Mesquida tenían enchufada a una batería de coche.
"El urbanismo de Mallorca ha cambiado mucho y aunque el desarrollo tiene cosas estupendas, recuerdo aquellos veranos antiguos de playas desiertas con nostalgia", explica Mesquida. Para catar aquella Mallorca más secreta donde aún se respira el pasado, recomienda rincones de la sierra de la Tramontana o el Torrente de Pareis.
El último verano, Mesquida preguntó a sus hijos dónde querían ir. El niño eligió Egipto; la niña, California, "para ver surferos". Así que acabaron haciendo un crucero por el Nilo, más educativo. ¡Qué lejos queda el Tibidabo! "Claro, es que ahora es mucho más barato y más fácil viajar; de hecho hay tantas ofertas que muchas veces en vez de buscar destinos, buscas precios", dice Mesquida, y ofrece una lista de visitas obligatorias egipcias: "las pirámides de Guiza, las momias del Museo Egipcio, Asuán, un pueblo donde están las falucas, barcos con velas latinas, el templo de Abu Simbel, Luxor, el Valle de los Reyes y sobre todo los atardeceres del Nilo".
6 . MARIANO BARROSO. Cineasta
De Kung Fu en Almuñécar a padre separado en Ibiza
"Tengo un recuerdo de tiempos salvajes...", dice el director Mariano Barroso preguntado por sus veraneos infantiles. "Me rapé el pelo como Kung Fu y caminaba descalzo por las piedras..., hasta que me veía mi madre y me ponía las cangrejeras". A pesar de que su madre le cortase el rollo, Almuñécar y la playa de La Herradura permanecen en la memoria del cineasta como "un paraíso en nebulosa". "Solo había un tipo con lancha y el restaurante, que era de lo más anodino, se llamaba Sexy". Los recuerdos se mezclan con otros del campo de Ávila: "un mundo silvestre de vacas, caballos y ceperos que cazaban conejos como en el salvaje Oeste; los hermanos nos levantábamos a las cinco de la mañana para acompañarles a recoger las presas".
Hoy Barroso es padre de dos niños y se los lleva a Ibiza con una misión: "Construir recuerdos". "Como padre separado, estoy entregado; espero que ellos recuerden estas vacaciones como yo recuerdo aquellas", dice el cineasta, que prepara la serie Todas las mujeres para TNT.
Para conseguirlo, el cineasta busca "lugares que sean mundos silvestres porque son los que más disfrutan los niños... Se identifican mucho con los animales, mucho más al menos que con los adultos, que somos unos pesados". "Incluso en los lugares más alicatados como Alicante", continúa Barroso, "puedes encontrar esa pureza antigua de lo salvaje: por ejemplo, en las aguas transparentes de la playa de El Carabassi".
Forzado a dar un par de pistas sobre su Ibiza ("el problema de que salgan en el periódico es que luego se llenan", se revuelve), ofrece un par de comedores ideales para ir con niños: el restaurante Bigotes, en Cala Mastella, y la Pizzería Om, en Sant Joan. Y una playa: Cala Boix, "uno de esos lugares con armonía, ideales para construir recuerdos".
7. HELGA DE ALVEAR. Galerista
Ayuno en el Tirol austriaco para ponerse las pilas
Desde los 15 años la galerista Helga de Alvear, que tiene unos fantásticos 74, usa sus vacaciones para ayunar en Austria. "Dieciocho días... ¡A zumos!", exclama sorprendida por su propia proeza.
Su ayuno austriaco es mucho más que una forma de perder esos cinco kilos de más "y seguir entrando en los pantalones": "Cuando veo a esas señoras que se operan, pienso: yo no lo necesito. Yo cada año me opero por dentro, cuando regreso de las vacaciones soy una persona nueva". El retiro ascético de la galerista tiene lugar en el Tirol austriaco, en el hotel medicinal del doctor Felbermayer (www.vital-zentrum.at). "Está en el pueblito de Gaschurn, a mil metros de altura, cerca del lago de Constanza, las vistas son espectaculares", dice De Alvear, que solo se lleva de vacaciones su iPod y libros (recomienda las biografías de Duchamp y Kandinski). Solo se permite un "programa tonto de la tele" y sobre todo aprovecha para dormir "todo el cansancio acumulado". A veces sale de paseo, "pero cuando ayunas no puedes ir mucho más allá de 500 metros". Más que desconectar, la idea es reconectar: "Nunca tengo tantas ideas como ayunando, a veces necesitas parar para tomar perspectiva y seguir buscando hacia delante". Aunque advierte: "Ayunar es muy pesado, no lo hace mucha gente, solo es apto para valientes".
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