La falta de candidato para Vitoria agudiza la crisis en el PNV de Álava

"Si Malentxo retira también su candidatura, yo abandono". Pasada la una de la madrugada de ayer, con esta frase, Ramiro González, el valido para la alcaldía de Vitoria del presidente del Araba Buru Batzar, Iñaki Gerenabarrena, dio la última estocada a un proceso que el sector oficial del PNV veía perdido, al tiempo que agudizaba una crisis interna, larvada desde que estalló el denominado caso De Miguel ya que obliga a iniciar un nuevo proceso donde el futuro candidato tendrá que esforzarse, a su vez, por evitar el descrédito que supone no ser la primera opción electoral de tu propio partido.

La situación se ha complicado en exceso. Bien es cierto que si se hubiera llegado a la votación final entre las dos candidaturas en la asamblea territorial en la que se debatía el asunto, González tenía todas las de perder. Por ello, Gerenabarrena forzó la renuncia de su representado a la que Arruabarrena, portavoz municipal con siete años de trabajo en el Ayuntamiento de la ciudad, accedió muy a su pesar. Gerenabarrena conseguía de este modo una victoria pírrica que no le sirve para cerrar una crisis que cuestiona su capacidad de liderazgo y que sumerge al partido en una situación tan complicada como negativa.

El líder del ABB comprobó que existe malestar con su línea de trabajo

González anunció que se retiraba si también lo hacía Arruabarrena

Una parte de la militancia peneuvista en Álava lleva tiempo criticando la inhibición del presidente del ABB en los presuntos casos de corrupción y espionaje que afectan a los números dos y tres en la cúpula de la organización, Alfredo de Miguel y Aitor Telleria. Este clima se ha avivado de manera ostensible durante el proceso fallido de elección del candidato jeltzale a la alcaldía de Vitoria y en buena parte ha abonado las posiciones críticas exhibidas hacia Gerenabarrena con el apoyo expreso tanto a Arruabarrena como al también concejal Iñaki Prusilla.

La decisiva asamblea del miércoles vino precedida de un empate entre los dos candidatos que dejaba traslucir la crisis latente muy por encima de las llamadas a la unidad realizadas en las jornadas previas. En realidad, en el batzoki de Abendaño se vivió un verdadero pulso entre la dirección del partido y el sector crítico que avalaba a Arruabarrena. No sólo porque la candidatura de Ramiro González fuera susceptible de ser impugnada por el desconocimiento de este juntero del euskera, como reclaman los estatutos para candidatos de su edad. También porque sabían que la relación de fuerzas no era del 50% como ayer insistía el propio Gerenabarrena.

A pesar del trabajo previo que ha tenido la dirección del ABB para sacar adelante a su candidato, la portavoz en el Ayuntamiento gozaba de mayoría, mínima eso sí, pero a la que se aferraban sus partidarios: en caso de votación en la territorial, los dos batzokis que le habían apoyado, Abendaño y Zaramaga, sumaban un voto más que los de González, que eran Erdialde y Lakua.

Ante esta situación, Gerenabarrena se ciñó al orden del día, que sólo incluía la elección de Xabier Agirre como candidato a diputado general de Álava, aunque al final tuvo que entrar en el debate habida cuenta del ánimo cada vez más generalizado de la asamblea. En todo momento, el presidente del ABB eludió la votación, consciente de dos realidades: de un lado, el riesgo de perder era muy alto y, de paso, no quería que se escenificase la división interna.

Sin posibilidad alguna de resolver la candidatura por medio de una votación, y ya por encima de la una de la madrugada, la dirección territorial logró la renuncia de ambos, en la que había estado trabajando desde días antes, forzando a Arruabarrena a una decisión que no pensaba tomar, según había comunicado a sus más próximos.

Pero ayer por la mañana, a la hora de encontrarse ante la prensa para explicar el resultado tan sorprendente de la asamblea, había que cerrar filas y tanto la concejala como el juntero insistieron, en compañía de su presidente, en que el partido estaba por delante. "Y sobre todo, el proyecto para Vitoria en el que llevamos trabajando desde hace un año, porque la ciudad necesita un cambio, porque lleva perdida desde hace años. Una retirada a tiempo es signo de sabiduría y necesitamos a una persona con el respaldo de la mayoría de los afiliados", afirmó.