El santo grial empeñado
Alfons el Magnànim no regaló el cáliz de la Catedral de Valencia, lo usó como aval de los préstamos para las campañas en Nápoles
Alfons el Magnànim depositó el 18 de marzo de 1437 en el relicario de la Catedral de Valencia la mayor parte de los tesoros cristológicos atesorados por sus antepasados. Y entre ellos, el que con el tiempo se convirtió en el más valioso, la copa palestina tallada en ágata de 7 centímetros de alto y 9,5 de ancho que desde hace siglos se conoce como el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia.
Pero no se trató de ningún regalo al templo, en contra de la versión conocida. Fue el aval de un cuantioso préstamo que el monarca pidió para sus campañas en Nápoles y que no llegó a devolver, según aseguró ayer Vicente Pons Alós, canónigo archivero bibliotecario, que ha realizado un estudio sobre el tema, resumido en el último número de la revista Catedral de Valencia.
El Cabildo y el obispo prestaron al rey 110.000 sueldos en 1432
El monarca depositó en 1437 sus reliquias, el cáliz entre ellas
Según Pons, el obispo Alfonso de Borja y el Cabildo prestaron en 1432 al rey de la Corona de Aragón 110.000 sueldos, una cantidad considerable que había que sumar a una deuda previa de otros 26.430. Alfons el Magnànim se comprometió a devolverlos en cinco años. Pero no lo consiguió, y su hermano Joan entregó al cumplimiento del plazo casi todas sus reliquias atesoradas en la capilla real de su palacio. Entre ellos el cáliz, el grial heredado de Martín I el Humano, que según referencias históricas se hizo en 1399 con la copa de piedra.
Antes de esa fecha, no hay referencias escritas y las citas solo son tradicionales. Unas citas que hablarían de la salida de la copa desde Jerusalén en el siglo I; a su llegada a Roma con San Pedro; del envío a Huesca que hizo San Lorenzo durante el papado de Sixto II para eludir el edicto de persecución del emperador Valeriano; y de los distintos escondites y cuevas usados para ocultar el vaso durante la ocupación musulmana.
En la revista editada por el templo también se publica un estudio lingüístico de Jaime Sancho, canónigo conservador del patrimonio artístico del templo, que ayer explicó que mientras en la mayoría de las plegarias eucarísticas, tanto orientales como occidentales, se hace referencia a tomar un cáliz o a una copa indeterminada, en la plegaria del Misal Romano, la más antigua de las utilizadas por los papas, perteneciente al Canon Romano, se cita expresamente "y tomando en sus santas y venerables manos este mismo cáliz glorioso". Un artículo demostrativo (este) que indicaría que los primeros cristianos usaban el mismo cáliz que empleó Jesucristo en la Última Cena.
Ayer, en la catedral, también se presentaron 15 fotos estereoscópicas en cristal tomadas 1915 compradas para los fondos del museo. Y se anunciaron tres obras: una restauración de la capilla barroca de San Pedro, la ampliación del museo a tres plantas, y la eliminación de un muro y unas cubiertas, en la parte exterior del ábside, construido hace décadas para ocultar unas capillas góticas.
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