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El PP aprueba el PGOU de Málaga solo y con reparos

El edil de Urbanismo lamenta los cambios impuestos por la Junta

El pleno municipal dio ayer la segunda aprobación provisional al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Málaga 23 meses después de haberlo hecho por primera vez. Pero como el documento votado entonces no atendió los informes y dictámenes vinculantes de otras Administraciones, como el de impacto ambiental por ejemplo, la Comisión de Ordenación del Territorio de Andalucía (COTUA) lo echó para atrás y encomendó hacer una serie de cambios que ahora, dos años después, se han satisfecho.

En este ejercicio de acrobacia en el que se ha convertido la aprobación del nuevo planeamiento de la segunda urbe de Andalucía, el concejal de Urbanismo, Manuel Díaz, ejecutó la última pirueta. Inició su discurso ante el pleno con una retahíla de elogios hacia el plan, que consideró está llamado a "transformar a Málaga en gran metrópolis", porque es "sostenible" y tiene un "marcado carácter social, moderno y de vanguardia". Y concluyó afirmando que el documento aprobado ahora es notoriamente peor que el de hace dos años, que las obligaciones impuestas por la Junta como reservar la última parcela libre en la playa para parque (Arraijanal) ha supuesto un "alto coste" y ha "desequilibrado el plan", o que "se pierden desarrollos de máxima calidad" por la prohibición de construir al norte de las rondas.

No deja de ser significativo que las últimas palabras del discurso de presentación del planeamiento urbanístico del concejal responsable de los trabajos fueran "el tiempo ha demostrado como casi siempre que las promesas del PSOE son mentira". Se refería Díaz al anuncio realizado en 2007 por el ministerio de Medio Ambiente de comprar el suelo de Arraijanal para preservarlo de construcción, lo que dijo hubiera evitado la polémica, aunque lo cierto es que el gobierno municipal también se opuso a ello.

También hizo alarde de equilibrismo el portavoz del PSOE, Rafael Fuentes, quien pese a confesarse "satisfecho y feliz" con los cambios introducidos al documento en estos dos años, adujo no estar de acuerdo con determinados desarrollos como los rascacielos de Repsol o de la Térmica. También criticó que no se hubiera consensuado previamente el PGOU con los grupos políticos, algo que no ocurrió con los dos planes anteriores aprobados en democracia. Al final de este tránsito por la cuerda floja, los socialistas se abstuvieron en la votación.

En medio de tanta intrepidez, el portavoz de IU, Pedro Moreno Brenes, reivindicó que su grupo es el único que ha mantenido la coherencia en todo el proceso desde que hace cinco años se aprobó inicialmente el documento, siempre se ha opuesto sin matices. "El plan está hecho a golpe de convenio y no de racionalidad, no hay un modelo definido, sino que está hecho a la carta y con la flexibilidad de un chicle, ustedes han ido pasando de una cosa a la contraria de un día al siguiente".

Moreno Brenes cuestionó de que de las 73.000 viviendas previstas (43.000 nuevas y el resto sin ejecutar del plan vigente), sólo sean de VPO el mínimo obligatorio, 31%. "El problema no es que hagan falta 73.000 viviendas, sino que sean accesibles a la gente que las necesita", dijo.

IU y PSOE insistieron en que los cambios introducidos han sido "por imperativo legal".

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