Los murales salen del archivo
Gandia expone pinturas barrocas, procedentes de la sala capitular del convento de las Clarisas, que han estado guardadas 36 años
Durante 36 años han permanecido guardadas en el Archivo Municipal de Gandia. Las pinturas murales de la desaparecida sala capitular del convento de las Clarisas de Gandia perdieron su razón de ser en 1974 cuando la propiedad de este edificio vendió el inmueble, una sala de 9,50 x 6,75 metros cuyos muros y techo estaban totalmente ornamentados con unas pinturas datadas de los siglos XVI al XVIII. Antes de derruir la sala capitular, para construir viviendas en su lugar, el arquitecto encargado de las obras decidió, con muy buen criterio, salvaguardar los murales.
Una empresa de Barcelona se desplazó a Gandia para realizar el proceso de trasladar las pinturas de las paredes a unos lienzos que se guardaron en cajas en el archivo municipal, a la espera de que, algún día, alguien decidiera sacarlas de nuevo a la luz. Y ese día ha llegado. Con motivo de la celebración del V Centenario del nacimiento de Francesc de Borja, Gandia ha organizado una exposición que permanecerá abierta hasta el 21 de agosto en la Casa de Cultura. Allí se exponen cuatro grandes murales (43 piezas en su totalidad) que representan cuatro escenas marianas de 3 x 2 metros cada una (la aparición de la Virgen del Pilar a San Jaime en Zaragoza; el milagro de la fundación de la basílica de Santa María la Mayor de Roma; la Virgen del Rosario; y la Virgen con San Juan Evangelista).
Se desconoce la autoría de las obras, datadas en torno a 1690
El buen estado de conservación ha facilitado la restauración
En el suelo de la sala se expone la pintura que ocupaba el techo, un gran mural, posterior a la de los muros, y que coincide con el contexto ornamental de la iglesia de Santa Maria de Simat de la Valldigna y que representa, en el centro, a la Inmaculada Concepción. Acompañada de querubines, a sus pies, aparecen San Francisco de Asís y Santa Clara.
Todos los murales son de autor desconocido, aunque se atribuyen al fraile franciscano Vicent Ferrer o a Pascual Ramos, y se realizaron en torno al año 1690.
Las pinturas, a pesar de haber estado abandonadas y sometidas a la inclemencia del tiempo y la humedad, se encontraban en un aceptable estado de conservación, según la restauradora Silvia Martínez, aunque habían perdido pintura. "De hecho, lo más difícil en el proceso de restauración ha sido su recuperación cromática".
Durante dos años han estado sometidas a un arduo trabajo de restauración que aún no ha terminado. Una vez se extrajeron los lienzos de las cajas, se montaron en bastidores y comenzó su reconstrucción pictórica, se eliminaron los restos de materia orgánica, la limpieza química, y finalmente, la regeneración cromática.
Las obras solo se podrán contemplar hasta el 21 de agosto. Gandia no dispone de una sala para albergar esta obra de forma permanente, así que cuando el verano esté acabando, los murales barrocos hibernarán de nuevo hasta que concluyan las obras del futuro Museo de las Clarisas.
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