Ingrid, rehén de sí misma
Qué le ha pasado a Ingrid Betancourt? El cruel secuestro de seis años al que la sometieron la guerrilla de las FARC en la selva colombiana convirtió a esta candidata a la presidencia en un icono de un país que se empezaba a liberar con éxito de las cadenas del terror y el narcotráfico. La Operación Jaque, un alarde de profesionalidad y astucia por parte del Ejército, la liberó de la pesadilla y fue el mejor ejemplo del positivo avance del país. Muchos colombianos creyeron que aquel secuestro había cambiado para siempre a esa mujer, miembro de la más rancia oligarquía del país, enfant terrible de la política que pretendía con su partido de corte antisistema enfrentar a los políticos con sus contradicciones.
Dos años después de aquella emocionante liberación, Betancourt parece haber recuperado su naturaleza original, mucho más mundana de lo que presagiaba la religiosidad a la que le empujó el aislamiento y ha concitado la indignación de todo un país en su contra.
Ni sus amigos más próximos dan crédito a su exigencia de que el Estado le indemnice por el secuestro con 15.000 millones de pesos (6,3 millones de euros). El terremoto ha sido de tal magnitud en un país en el que el salario mínimo no llega a los 300 euros y en el que los secuestrados se cuentan por miles, que Betancourt se ha visto obligada a explicarse en una larga entrevista de casi 40 minutos en Caracol Radio.
Su secuestro, ha dicho, es resultado de la negligencia del Gobierno, que alertó del peligro de visitar San Vicente del Caguán, bajo control guerrillero, pero que no le cerró el paso cuando ella andaba en campaña electoral. Su petición económica, asegura, es una manera de defender el derecho a indemnización de víctimas del terrorismo como ella; también de contar su versión de aquellos hechos (lo que podía haber hecho en estos dos últimos años de acceso privilegiado a líderes y periodistas) y, finalmente, todos tranquilos, no demandará al Estado si no hay acuerdo amistoso.
Nunca descartó del todo su vuelta a la política, lo que ahora se presagia como una batalla perdida. La Juana de Arco colombiana ha sido rebautizada como Juana de Arcas y su libro, La rabia en el corazón, como La rabia en el bolsillo.
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