Aldo Sambrell, secundario de lujo de los 'spaghetti western'
Participó en las grandes películas de Sergio Leone
Hubo una época en la que los actores apenas se formaban en las aulas de escuelas y universidades, cuando el cine y el teatro eran una forma de demostrar el talento y asegurar al mismo tiempo la supervivencia. Una de esas historias es la de Aldo Sambrell -o Alfredo Sánchez Brell, como en realidad se llamaba-, nacido en Vallecas (Madrid) en 1931, hijo del exilio republicano, cantante, futbolista, pero sobre todo, mítico actor secundario del spaghetti western. El 10 de julio falleció a los 79 años en Alicante.
Sambrell era un niño cuando llegó a México en el primer barco de exiliados republicanos que se fueron de España ante la victoria inminente del bando nacional. Acompañaba a su padre, periodista y hombre de confianza de Enrique Líster, uno de los responsables del Ejército republicano. Sambrell dejó el país, pero no los recuerdos de una guerra que lo marcaron profundamente: "Aquella sensación de correr por medio de la calle para refugiarnos en el metro, aquella forma de pasar hambre, es algo que solo puede comprender del todo quien lo haya vivido".
En México, Sambrell estiró su talento de todas las maneras posibles para ganarse la vida. Se dedicó a cantar rancheras, con el nombre de Alfredo de Ronda, y llegó a compartir cartel con Manolo Caracol y Joselito. También se convirtió en jugador profesional de fútbol de la liga mexicana.
Regresó a España en 1959 y jugó en el Rayo Vallecano. Y luego vino el cine, donde trabajó en cerca de 200 largometrajes. Sambrell tenía una mirada dura y un físico imponente que lo convirtieron en uno de los villanos favoritos del spaghetti western -término que no le gustaba-. Participó en títulos tan conocidos como La Muerte tenía un precio, Por un puñado de dólares o El bueno el feo y el malo, todas ellas dirigidas por Sergio Leone, y compartió reparto con Clint Eastwood.
Nunca paró de trabajar, mientras lo llamaron. Pero hacía tiempo que el cine español se había olvidado de este hombre al que la crítica extranjera reconocía como uno de los mejores secundarios del género. Estaba casado con la actriz Cándida López.
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