"Más estímulos dañarían a EE UU y a la economía global"
La biografía de Raghuram Rajan (Bhopal, India, 1953) quedará para siempre marcada por el día en el que decidió criticar el legado de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal, en agosto de 2005. Rajan era entonces economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI) y eligió para sus críticas la reunión anual que celebran los banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming, que ese año pretendía homenajear a Greenspan. Ahora todo son elogios por lo que fue un claro anticipo de la crisis financiera que llegaría dos años después, pero él mismo recuerda que se sintió, entonces, "como un cristiano en la época de Roma". Hoy denuncia que persisten determinadas fallas en la economía que pueden precipitar una nueva crisis, y lo hace en un libro (Fault lines: how hidden fractures still threaten the world economy), pendiente de ser publicado en español.
"Seguimos sin saber cuántos impagados hay en Fannie Mae y Freddie Mac"
"EE UU tiene que ser más sensible al impacto que tienen sus políticas"
"La crisis puede ser útil si se aprovecha para hacer reformas, como en España"
"Entiendo la postura de Alemania pero ellos también deben hacer reformas"
Pregunta. Muchas críticas a las políticas que nos llevaron a la crisis, pero muchas se mantienen.
Respuesta. Es verdad que, hasta cierto punto, están volviendo a las mismas medidas para ayudar al sector inmobiliario, pero creo que es una mala idea. Seguimos sin saber cuántos impagados hay en las cuentas de Fannie Mae y Freddie Mac. Los números oscilan entre los 300.000 millones, calculados por el FMI, y el billón de dólares que calculan otras fuentes. Ese es un gran problema. Pero también se están buscando nuevas fórmulas de redistribución de la riqueza que antes se hacían a través de un mayor crédito, como la ley de reforma sanitaria, que es otra forma de integrar a los que se han quedado descolgados de la expansión.
P. ¿Ese uso del crédito como vía de redistribución de la renta es extrapolable?
R. ¿Lo dice por España? No sé demasiado sobre el país, pero sí sé que en España el número de trabajadores sin la formación para competir en esta nueva economía es también significativo y que muchos de ellos también tienen problemas para pagar la hipoteca. Pero en EE UU se ha dado un hecho diferencial y es que el segmento de menor renta de la población protagonizó tanto la etapa de auge como la de contracción en el sector inmobiliario. En el pasado, este ciclo se concentraba en las rentas altas, que compraban casas más caras. Pero es cierto que el boom inmobiliario se produjo de forma más o menos generalizada gracias a un entorno de bajos tipos de interés. Eso era parte del problema y todavía es una de las fallas del sistema.
P. ¿Y es sostenible ese modelo de crecimiento?
R. Hay una preocupación creciente por los problemas de las finanzas públicas en EE UU. Además, hay una nueva ley que aumenta el gasto sanitario, la seguridad social no está bien financiada y se acerca la jubilación de la generación del baby boom. De ahí que la deuda pública suba en los próximos años por encima del 80% o del 90%. El Gobierno parece apostar por un mayor gasto para evitar una recaída en la recesión. Pero hay muchas voces que le advierten de que ha gastado en lo fácil y que ahora debe buscar dónde hacerlo bien. Porque una cosa es extender los beneficios por desempleo, que quizá es bueno, pero toda una nueva ley de estímulos puede ser demasiado.
P. ¿Cómo valora el anuncio chino de revaluación del yuan?
R. Depende de lo rápido que lo hagan. El anuncio les ha permitido ganar algo de tiempo. De momento es un movimiento político, todavía no es una medida económica. Hay mucha preocupación en China por el temor a perder su ventaja competitiva en las exportaciones y creo que van a proceder con lentitud.
P. ¿Ayudará a reducir los desequilibrios globales?
R. En el caso de los chinos no se trata solo del tipo de cambio, sino que tienen que cambiar su enfoque de exportador por otro más dirigido al consumo interno. Algo de eso ya está pasando, con las subidas salariales que reclaman los trabajadores de la costa. Pero también debe haber cambios en otros lados. EE UU tiene que ser más sensible al impacto que tienen sus propias políticas. En este momento parece que los estímulos son la respuesta a cada problema y creo que eso daña a la economía estadounidense tanto como a la economía mundial. Con los tipos de interés al cero por ciento, la gente exige al Banco Central que haga más, que derive crédito a determinados sectores, que intervenga en distintos mercados... Y esa política está creando problemas al resto del mundo, los flujos de capitales buscan mayor rentabilidad fuera de EE UU y en los países emergentes están empezando a ver problemas de formación de burbujas de activos.
P. ¿Cuál será la próxima?
R. Es difícil decirlo, mucha gente argumenta que se están produciendo en los mercados emergentes porque parece que ahora apuestan por un modelo más consumista y menos ahorrador, y eso provoca booms en activos. Es posible. Pero soy muy reacio a identificar uno concreto. La misma naturaleza de las burbujas es que ocurren allí donde nadie prevé una pérdida de valor, precisamente porque es algo nuevo, y luego sucede lo contrario.
P. ¿Ve avances en el G-20?
R. Dudo de que ese sea el foro apropiado para hacer una coordinación económica real y efectiva. Y hay cuestiones, especialmente las financieras, que necesitan respuestas comunes a nivel global. Los bancos multinacionales, como el Santander o el BBVA, deben saber cuáles son las reglas. Una de las cuestiones que más preocupan al sector es cuál será el nuevo nivel de requisitos de capital, algo que parece que se decidirá en la cumbre de Seúl. Al final creo que tendremos planes individuales de cada uno de los países y que será el Banco de Pagos Internacionales el que propicie una cierta coordinación y un cierto equilibrio.
P. ¿Está justificada la austeridad europea en estos momentos?
R. Hasta cierto punto, la mayoría de los países no tenían alternativa. Para Portugal, España o Grecia, aunque no quiera ponerlos a todos en el mismo grupo, el margen fiscal ciertamente queda limitado ante las dudas de los mercados. Creo que no hay opción, porque el mercado no está dispuesto a financiar déficits y los países no van a querer acudir al FMI o a la UE en busca de apoyo financiero. Pero eso puede ser útil si, como creo que España está haciendo, se opta por las reformas para aumentar el crecimiento. Algunas de las medidas pueden parecer dolorosas en una situación así, como el debate sobre la reforma laboral en España, pero, en realidad, introducir mayor flexibilidad laboral puede mejorar la situación de desempleo y ayudar a crearlo. El problema de Alemania es muy diferente. Pero les entiendo. Deben afrontar el problema del envejecimiento de su población y, en caso de problemas de deuda en la UE, probablemente se convertirían en la barrera de contención de última instancia. Así que no se puede decir que Alemania no necesite un plan de consolidación fiscal a medio plazo. Pero tampoco debe olvidar que es un buen momento para que piense cómo puede aumentar su crecimiento, y ahí las reformas dirigidas a la demanda doméstica son muy importantes. -
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