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Reportaje:

El negocio de la visita del Papa

TVG recurrirá a empresas para emitir la estancia de Benedicto XVI - Los hosteleros auguran grandes beneficios aunque consideran "perverso" hablar de dinero

Medio millón de euros por hora. Eso es lo que le cuesta a la Xunta la visita del Papa a Santiago. La mitad del pastel se lo lleva la Televisión de Galicia, que se encargará de la cobertura informativa de este evento para el deleite de la comunidad católica. Esta retransmisión exige una infraestructura inusual para un canal autonómico, que se utilizará durante apenas ocho horas y que escapa a la capacidad de la TVG, tal y como reconoce Fernando Ojea, director de comunicación del ente: "La cadena se está movilizando, pero todavía ni siquiera sabemos qué medios están a nuestro alcance. Habrá que hacer un concurso".

Ojea se muestra cauteloso y no concreta en qué se emplearán los dos millones de euros que el Gobierno autónomo ha puesto a su disposición. "Es pronto para hablar de cifras. La comisión está estudiando los presupuestos, pero aún están pendientes de confirmación", manifiesta escuetamente. Esta falta de concreción se mantendrá hasta septiembre, cuando TVG hará públicos los primeros detalles sobre esta cobertura mediática que anunció la Xunta como "un dispositivo informativo sin precedentes, con más de 70 cámaras y un equipo humano de 600 profesionales". Por ahora el ente no "confirma ni desmiente" los datos y el comité de los trabajadores pone las espadas en alto.

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La retransmisión de la visita se enmarca en una batalla campal entre la empresa y los representantes de los trabajadores que denuncian un proceso de externalización constante que pone en peligro el trabajo de la plantilla. "La dirección está dejando la programación en manos de subcontratas que buscan exclusivamente un beneficio económico, sin contribuir a la creación de un tejido industrial del audiovisual gallego", recoge el comité de empresa de TVG en un comunicado que entregó el viernes a la directora, Rosa Vilas, tras irrumpir en un pleno del consejo de administración. Los representantes de los trabajadores sostienen que esta estrategia productiva "amenaza la sostenibilidad" del canal, que atraviesa un bache financiero que podría agravarse.

Los números que se esbozan son imponentes si se toma como referencia el antecedente del Encuentro Mundial de la Familia en Valencia, que le costó 11 millones a Canal 9 y una decepción: la televisión valenciana contrató a una empresa externa y la operación resulto deficitaria porque la venta de las imágenes al resto de cadenas no pudo materializarse. Este revés complicó las cosas para pagar los equipos de imagen y sonido, los helicópteros, las unidades móviles y las cámaras robotizadas de alquiler.

Ojea afirma que TVG no venderá la señal porque el suyo es un servicio social y ha despejado las dudas sobre la financiación del operativo basándose en la premisa de que la Xunta se hará cargo a fondo perdido. El Gobierno autónomo se suma al silencio y el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, no aclaró en la primera reunión de la comisión creada para este acontecimiento qué concesiones puede haber a empresas privadas.

Pero al margen de lo que ocurra con la televisión, los más beneficiados con la visita de Benedicto XVI, los hosteleros, se frotan las manos y consideran que el dispendio del erario público, en tiempos de crisis, no es relevante. José Antonio Liñares, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Santiago y Comarca, colectivo de hospederos y restauradores con 1.500 asociados, todavía no maneja cálculos del dinero que va a reportar al sector la estancia de ocho horas de Ratzinger, pero da por hecho que el gasto se va a compensar. "No entendemos a qué viene que ahora la prensa hable del coste, ya todos sabemos que siempre que hay una cumbre de jefes de Estado o cosas por el estilo sólo el gasto en seguridad es altísimo", comenta el hostelero. "Nos parece una perversión que ahora se esté dando la cifra [de gasto reconocido por la Xunta] de cuatro millones, porque la visita del Papa, un personaje único, no se puede valorar económicamente. Cualquier ciudad pagaría eso y más por la visita".

"Nos hubiera gustado más que el Papa durmiese aquí [lo hará en el Arzobispado de Barcelona], pero su visita, precisamente en noviembre, no va a poder tener un efecto más positivo", sigue el representante del sector. Los hosteleros calculan que la pernoctación media de las personas que vengan a ver al Papa será de dos jornadas. Los hoteles de la ciudad están prácticamente al completo (el Hostal de los Reyes Católicos, con vistas a la misa papal del Obradoiro, lo está desde el día en que el arzobispo anunció que Ratzinger vendría el 6 de noviembre), y las escasas habitaciones libres, según Liñares, podrán estar sujetas a "determinadas condiciones", como "una tarifa más alta y la exigencia, por parte del hospedero, de que los clientes contraten más de una noche".

Pero para Liñares lo más importante es el "efecto colateral", la repercusión en todo el mundo que va a tener la visita, "algo que superará con mucho los cuatro millones". De hecho, los hosteleros dicen que la propia noticia de que el Papa va a visitar Santiago ya ha "resituado el Xacobeo". "A nivel de comunicación será algo potentísimo", un márqueting que alargará la temporada hasta noviembre y los buenos resultados "hasta el 31 de diciembre".

Aunque la Xunta anunció que la fugaz presencia de Benedicto XVI va a atraer a unas 200.000 personas, desde el Ayuntamiento de Santiago se rebaja la cifra a 100.000. En Valencia, que contó con la blanca estampa de Ratzinger durante 48 horas, se juntaron 250.000 católicos. El Gobierno de Camps, escudado en que el dato formaba parte del sumario Gürtel, nunca llegó a revelar lo que gastó en la visita del Papa. El PSOE denunció que fueron 60 millones, 11 de ellos entregados a la televisión autonómica y 12 a la organizadora de los actos, la Fundación V Encuentro de la Familia. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, cifró por su parte en 2,36 millones el gasto del consistorio.

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