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Reportaje:

Golpe a la solidaridad

Navarrés espera consternada la llegada del cuerpo de la cooperante fallecida en Perú mientras los otros tres heridos se recuperan

María José Such, de 30 años, nacida en Navarrés, era un espíritu inquieto y solidario, una de esas personas que desmontan el tópico de la juventud devorada por el consumo y la apatía. Educadora social en un centro de menores de Xàtiva, colaboraba con su parroquia y con una asociación de discapacitados. A nadie le extrañó que invirtiera sus vacaciones en un proyecto solidario en Perú, en plenos Andes. El martes de madrugada, María José y un grupo de cooperantes volvían en minibús de hacer unas compras. Una mala maniobra y el vehículo se precipitó por un terraplén de 300 metros. No lo superó. Y con ella se dejaron la vida otras tres compañeras.

Tres cooperantes de Xàtiva sobrevivieron, entre ellos el marido de María José, Alan Santonja, herido muy grave. Aunque su evolución invita al optimismo. El miércoles cumplió 34 años. Los otros dos supervivientes setabenses son el matrimonio formado por Sergio Serra y Silvia Albert, ambos de 33 años. Sergio sufre un hemotórax, pero su recuperación es positiva. Ayer comenzó a ingerir alimentos. Silvia, consciente tras el impacto, fue la encargada de avisar a la familia con una llamada a las tres de la madrugada. "Hemos tenido un accidente muy grave", les dijo. Tenía la mandíbula, la nariz y una muñeca rotas. Ya ha sido operada. Las familias de todos ellos viajaban ayer hacia Cuzco, pero Silvia, pese a su buen estado, no quiere volver hasta que se recuperen su marido y su amigo.

El minibús en el que viajaban cayó el martes por un terraplén
Los jóvenes colaboraban con una ONG de Cuzco

Mientras, en la conmocionada población de Navarrés esperan que puedan llegar hoy los restos de María José. Sus convecinos resaltan destrozados "su gran vocación de servicio" y su carácter jovial y abierto. Con el paso de las horas, se va asimilando la noticia, pero les cuesta. El alcalde de este pueblo de poco más de 3.000 habitantes, Vicente Huesca, descarta que se vaya a instalar capilla ardiente. "La familia quiere que el cuerpo vaya a su casa", dice, desbordado por las llamadas.

En Xàtiva, donde el goteo de noticias es constante, preocupa el estado físico y anímico de Alan. Un tipo activo y comprometido, miembro de los Juniors y agitador de un grupo de música, The Jadme, con el que hacen versiones de rock urbano y combativo. Se había casado con María José un año atrás y pensaban ya en tener familia. Silvia y Sergio se movían en ámbitos similares. De ellos fue la idea de ir a Perú. De vacaciones, pero haciendo algo útil por la modestísima ONG Señor de Huanca, en Cuzco. Allí querían instalar una escuela, en uno de los barrios más pobres, Tari Grande. El otro objetivo era enseñar castellano en Quenco, una apartada aldea castigada por las inundaciones. Iniciativas solidarias por las que estos jóvenes han pagado un precio insoportable.

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