La hora del terremoto
El "brutal" gol de Puyol puso el colofón a un partido en que el central, junto a Ramos y Piqué, ganó todas las batallas
Los fortachones Carles Puyol y Sergio Ramos compusieron una extraña pareja, un poco discordante, en la línea española de bajitos y tallos que se prepararon para salir al campo a jugar la semifinal. Puyol daba la impresión de haber salido de una centrifugadora. No había nada cuidado en él. Sus pelos evocaban un matorral salvaje.
Aparentemente, Ramos era de otro estilo. Ya se había ajustado su diadema de goma, sus pulseras, sus medias, sus vendas, sus botines fosforescentes, como debieron ajustarse las grebas, las sandalias y las corazas los hoplitas en la antigüedad, o como se aprietan en un traje de luces los toreros. Estaba dispuesto a salir al campo en la fila india detrás de Casillas, el capitán, y por los altavoces del estadio retumbaba un coro y un barítono cantando el himno popular sudafricano: "Shooozoloooza...". Acabados los trámites, ayer el Mundial entró en su fase más grandiosa.
El sevillano abrió el campo y el catalán aguantó todas las embestidas rivales
El central ganó los duelos aéreos mientras daba órdenes a todos
La tarea fue dura para Sergio Ramos en defensa; en ataque conectó con Iniesta
El aire salitroso de Durban estaba cargado de la solemnidad que las multitudes reservan a los momentos decisivos. Ayer, de alguna manera, se terminaba el Mundial y Ramos y Puyol salieron a la cancha a dejar huella.
Se preguntaban los aficionados por qué Del Bosque pone a dos medios centros con oficio defensivo, como Alonso y Busquets. La televisión no registra los movimientos de Busquets y Alonso emparejándose con Puyol o con Piqué, según se abre el equipo hacia una banda o la otra.
El seleccionador quiere que el equipo se abra cada vez que tiene el balón, y para ocupar las bandas es necesario que uno de los dos medios se meta entre los zagueros. Así Piqué y Puyol se abren como laterales, los laterales suben para asociarse a los extremos, y el equipo se despliega ocupando todos los espacios y complicando al rival la defensa de un frente amplio.
El plan español puso a Ramos a recorrer la banda en ambas direcciones. Arriba contra Boateng, y abajo contra Podolski. Los alemanes venían de reventar el costado derecho de Argentina entrando con Podolski, Friedrich y Schweinsteiger. La tarea se anunciaba dura para Ramos.
Lo que siguió fue media hora de terremoto. Conectó con Iniesta, remató alto, hizo su famosa mangoneta para distraer a sus marcadores y metió dos centros. Xabi Alonso lo buscó continuamente cambiando de orientación para que entrara al espacio, pero la defensa alemana basculó con exactitud.
En una de sus internadas, Ramos se cruzó con Podolski y le puso un plantillazo en el empeine que casi lo manda a la enfermería. Antes del descanso estuvo a unos centímetros de cometerle penalti a Özil, justo en la raya del área. Le tocó la pierna izquierda por detrás y el alemán cayó. El árbitro no pitó ni falta.
Acabó la primera parte y el ataque alemán se secó por la banda que patrullaba Ramos.
La segunda parte fue para Puyol. Fue la parte de los choques. De los cabezazos. De los duelos aéreos con Klose y Gómez en los minutos de mayor tensión y resistencia. Puyol ganó todas las disputas mientras daba órdenes a su defensa a gritos. Sudoroso. Despeinado. Febril. Incapaz de perder puntada. Así subió a rematar un córner. Y mientras Ramos le aguantó a Klose para hacerle un barrido, Puyol fue al claro y se elevó para cabecear el envío de Xavi con toda su alma.
"Hemos cometido un error", lamentó Löw, "me habría gustado que nos hicieran el gol de otra manera. Si te marcan a balón parado es que has cometido un error. Nosotros no anticipamos a Puyol. Nos quedamos parados mientras él tomaba carrera y cabeceaba con una determinación brutal", añadió el seleccionador nacional.
El remate casi rompe la red de la portería alemana. Porque España juega con delicadeza pero a veces, con Puyol y con Sergio Ramos, es capaz de sacudir como los terremotos cuando los rivales menos se lo esperan.
"Ha sido un triunfo merecido", dijo Xavi, al que le brillaban los ojos de satisfacción. "Se ha impuesto la personalidad de España. Tuvimos el balón, hemos creído en nuestro juego y nos sentimos cómodos en el campo, que es lo más importante. Es lo que buscamos. A partir de ahí tuvimos la fortuna de hacer el gol de córner con ese gran cabezazo de Puyol".
Datos históricos
- Casillas estableció el nuevo récord de imbatibilidad de España en un Mundial con 313 minutos. La marca anterior, establecida por Eizaguirre y Ramallets en 1950, estaba fijada en 282 minutos.
- El vencedor de la final se convertirá en el octavo campeón del mundo.
El Holanda - España es un duelo inédito en los Mundiales y enfrentará a los dos únicos equipos que completaron invictos la fase de clasificación.
- España es la cuarta selección en la historia que llega a la final tras perder el primer partido. Las tres anteriores (Alemania en 1982, Argentina en 1990 e Italia en 1994) cayeron derrotadas en la final.
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