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Funcionarios de A Lama critican que se pague a reclusos

Es un proyecto pionero en España, pero no agrada a todo el mundo. El centro de culto multirreligioso construido por reclusos de la prisión de A Lama en el interior del recinto fue inaugurado ayer por la conselleira de Traballo, Beatriz Mato. Los presos cobraron 1.200 euros al mes mientras trabajaron en la edificación, hecho que funcionarios de la cárcel consideran un despilfarro. Lo demostraron con protestas ante la conselleira a su llegada a A Lama.

Alrededor de 20 trabajadores del centro penitenciario se concentraron a las puertas de la prisión portando una pancarta con el lema "Derroche igual a bajada salarial". Cuando apareció el coche oficial de la conselleira de Traballo, los funcionarios le bloquearon el paso. Mato se bajó, y tras escucharlos, declaró: "No estoy de acuerdo, pero me solidarizo con vosotros". Después indicó a los medios de comunicación: "Es mezclar cosas distintas, por una parte está ese decreto [del Gobierno estatal] que recorta el sueldo a los funcionarios y, por otra parte, este proyecto pionero en España del que nos sentimos orgullosos".

El director del centro penitenciario, José Antonio Gómez Novoa, recordó que los presos tuvieron que destinar un 20% de su salario a abonar las indemnizaciones de la responsabilidad civil subsidiaria de sus penas.

Sólo 40 funcionarios

El portavoz de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip), Enrique Mosquera, denunció que en el penal de a Lama conviven 1.750 reclusos, de los que se ocupan únicamente 40 funcionarios. "A nosotros nos enfada mucho ver como se derrocha el dinero público, mientras que los funcionarios nos vemos obligados a trabajar en centros masificados, soportando conflictos y agresiones continuas", dijo.

Enmarcado en una zona ajardinada, el templo es un edificio de reducidas dimensiones con forma de cruz, decorado con dibujos de paisajes de las Rías Baixas y sin referencias concretas a ningún culto. Los reclusos que trabajaron en el proyecto participaron en cursos de instalación eléctrica y albañilería. Los 700.000 euros que costó la iniciativa corrieron a cargo de fondos de la Unión Europea, el Ejecutivo estatal y la Xunta. La fundación Érguete-Integración para la reinserción de drogopendientes también ha participado.

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