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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Paisaje (político) después de la sentencia

Por fin, el Tribunal Constitucional ha dictado sentencia sobre el recurso del Partido Popular al nuevo Estatuto de Autonomía para Cataluña. Quedan todavía por resolver los recursos planteados por el Defensor del Pueblo y por varias comunidades autónomas, pero pienso que lo sustantivo de la cuestión ha sido fallado. Conviene realizar a modo de urgencia un balance sintético de sus consecuencias respecto al Estado autonómico, respecto a la inserción de Cataluña en España y respecto a la situación del Tribunal Constitucional.

1. El Estado autonómico. La sentencia, al avalar más del 95% del texto estatutario, consolida en lo sustancial el avance federalista que planteaba la tercera oleada de reformas lideradas por las de Cataluña y Andalucía, consolida la ampliación de competencias que se solicitaban, incorpora los cambios producidos por la entrada en la Unión Europea y en algunos aspectos que ha declarado inconstitucional, como es el apartado de la Justicia, existen vías para resolverlo mediante la reforma de la ley orgánica del poder judicial. No resuelve una cuestión central: asumir la realidad plurinacional de España, abordar de una vez por todas que España es una nación de naciones y articular el Estado de manera coherente con esa declaración, como un Estado federal.

2. Cataluña. Todo el proceso, desde la elaboración del Estatuto hasta la tardanza en la promulgación de la sentencia ha sido muy costoso para las relaciones entre Cataluña y España, ha producido incomprensión y desafección mutua y ha estado lleno de excesos. Los catalanes han tenido que soportar toda clase de ataques groseros desde los sectores más recalcitrantes del nacionalismo español.

Cataluña han seguido meticulosamente el procedimiento establecido en la Constitución para la reforma de su Estatuto: propuesta del Parlamento de Cataluña, pacto en las Cortes Generales, referéndum del pueblo de Cataluña y cuatro años de espera de una sentencia, cuyo proceso está lleno de incidencias, para finalmente dictarla en las vísperas de unas elecciones en Cataluña, sin duda, el peor momento para esperar una respuesta comedida de las fuerzas políticas catalanas. No pueden entender los catalanes que lo que ellos desean es recurrido al Tribunal Constitucional y, en cambio, se vota favorablemente en el Estatuto de Andalucía. El agravio es evidente. Quizás por ello, según la encuesta publicada por EL PAÍS el pasado domingo, la mayoría de los catalanes rechaza la sentencia.

Esta curiosa paradoja nos debe hacer reflexionar: una oleada de reformas que entre otros objetivos planteaba mejorar la inserción de Cataluña en España se salda con el rechazo de la mayoría de los catalanes. Evidentemente, algo se hizo mal. Trabajar para corregirlo es una tarea para el futuro.

3. El Tribunal Constitucional. Es el principal damnificado del proceso por méritos propios. Su tardanza en promulgar la sentencia, su enconamiento político, le han restado credibilidad y en consecuencia legitimidad al parecer más que un árbitro constitucional una tercera cámara política. Aunque no es el único responsable, también lo son los principales partidos políticos españoles, que han sido incapaces de pactar la renovación de los miembros del tribunal con mandato vencido. Urge tomar medidas para la recuperación de su prestigio. Tales como las planteadas por el Parlamento de Cataluña, tanto en la reforma de la ley orgánica del Tribunal Constitucional como en el procedimiento de tramitación de los Estatutos que hayan sido refrendados y, fundamentalmente, en la selección de los miembros del mismo, que han de proponerse más por razones de mérito y prestigio que por fidelidad partidaria. La democracia española, el Estado autonómico necesitan de un Tribunal Constitucional fuerte, prestigiado y legitimado para seguir siendo garante de los derechos de todos.

El paisaje tras la sentencia nos deja tareas políticas importantes de cara al futuro. Sería deseable que se abordaran con calma, con sentido patriótico, con la voluntad de unir, pues como ya indicara Baltasar Gracián en el siglo XVII: "Pero en la monarquía de España, donde las provincias son muchas, las naciones diferentes, las lenguas varias, las inclinaciones opuestas, los climas encontrados, así como es menester gran capacidad para conservar, así mucha para unir".

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