"Los mejores jugadores, no los mejores equipos"
Si el fútbol es una mezcla de inteligencia y diversión, un Mundial es una oportunidad de ver a los jugadores más inteligentes y divertidos. El inconveniente es que ves en acción a los mejores jugadores del mundo, pero no a los mejores equipos del mundo. Lo de reorganizar toda una filosofía de juego para un periodo tan corto con gente que proviene de modelos tan distintos y con una escasa seguridad en la hermandad mental hace que, normalmente, estos campeonatos no sean tan atractivos como el juego directo de los clubes.
Esto se acentúa si se mira desde el apasionamiento del fan. No hay que olvidar que la afición al fútbol es una inclinación artística y deportiva, pero también un juego de furores apasionados a favor de uno u otro equipo. En un torneo internacional eres más o menos partidario de un equipo, claro, pero la pasión ya no es tan evidente como cuando se trata del Barcelona, del Madrid, del Sevilla, del Betis o del Athletic. Ese espíritu es difícil de encontrar en un Mundial.
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