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Viaje al interior de Bendaña

Tras un año en obras, la Fundación Granell, con sede en el pazo de la Praza do Toural, reabre sus puertas recordando a sus moradores desde el siglo XVIII

Todavía huelen a recién pintado, pero las paredes del pazo de Bendaña, una de las obras de arquitectura civil más señeras de Santiago, han comenzado una nueva etapa repasando sus más de dos siglos de existencia. La que hoy es sede de la Fundación Eugenio Granell, cerrada por obras desde mediados de 2009, acaba de reabrir sus puertas tras ser remodelada y ampliada por Manuel Carbajo y Celso Barrios.

Otro colega arquitecto, Pablo Tomé, se interesó por la historia del pazo y logró reunir frente a su cámara de vídeo a los descendientes de sus moradores desde el siglo XVIII: marqueses, condes, vizcondes, ilustres profesores de universidad o empresarios avezados.

"Vinieron todos a la Fundación, excepto el marqués, y todos encantados", explica Tomé, arquitecto del Consorcio de Santiago, entusiasmado por la historia del pazo tras descubrir que su familia política era descendiente de uno de los linajes que habitaron Bendaña. Tomé se plantó en Madrid y consiguió hablar con el actual marqués de Bendaña, un anciano de 90 años, y con su hijo. El linaje de Bendaña, inaugurado en el siglo XVII al otorgar Carlos II el título de marqués a Rodrigo Falcón de Ulloa y Rivadeneira, mandó construir la mansión en la plaza compostelana do Toural, lugar emblemático de la ciudad. De eso hace más de dos siglos. "A pesar de los cambios, el pazo se mantiene bien y a la vez refleja la vida que hubo aquí dentro", asegura Tomé.

En la sala del rey se guardaban varias figuritas de marfil traídas de Filipinas
El almacén de los supermercados Lorenzo acabó con el jardín de la mansión

La vida del pazo no fue siempre la de la nobleza compostelana, aunque por ella pasaran varias familias de muy alta alcurnia, como la del conde de Canillas y la del vizconde de San Alberto. Felipe Bárcena Varela de Limia, actual poseedor de este último título, recuerda en el documental de Tomé las primeras comuniones de sus hermanas en el antiguo jardín, que se perdió definitivamente en los 80, época en la que su espacio fue usado como almacén de los supermercados Lorenzo. La religiosidad de los moradores de Bendaña debió de ser muy pronunciada, algo a lo que ayudaba la privilegiada ubicación del pazo en la plaza del Toural, por donde pasaban todas las procesiones. "Desde los balcones se podía asistir a ellas discretamente", sugiere el historiador de arte Miguel Taín, que ofrece su visión de experto en el documental de Tomé. El padre Xosé Isorna, célebre por oficiar la misa del domingo durante años en la TVG, fue durante años capellán de Bendaña, que disponía de un oratorio en la planta baja.

El pazo de los años 60 era muy diferente al que habían conocido los vecinos de Santiago en el siglo XIX y principios del XX. Tras una profunda remodelación, los bajos empezaron a usarse como viviendas de alquiler y locales comerciales. En 1922 echar a andar El buen gusto (hoy Confecciones Riande) uno de los comercios más antiguos de Santiago. Juan Riande Torres, nieto del fundador, recuerda que a la tienda de su abuelo llegaban "trajes y sombreros de París". Con los años se unen una zapatería y el supermercado de la familia Lorenzo, anunciado en la prensa de la época como "el más moderno de Galicia".

En la misma época vivieron en el pazo las familias Sobrino y Zelada, inquilinas de la planta baja. Uno de sus descendientes, Miguel Zelada, recuerda que "ya en el siglo XX el pazo se quedaba antiguo y los servicios eran muy incómodos". Entre las joyas de Bendaña estaba la que los niños de entonces llamaban la sala del rey, una habitación "muy fría" donde se guardaban las figuritas de marfil que el abuelo Zelada había traído de Filipinas. A los niños no les gustaba venir al pazo, -"veníamos a chupar hierro"-, bromea Sobrino, nieto de un eminente profesor de la Universidade de Santiago.

En los años sesenta, la familia Bárcena vende la mansión al Círculo Mercantil, que lo compra en estado ruinoso y lo restaura casi por completo. La sociedad recreativa del Toural se erige en uno de los baluartes de la vida cultural compostelana. El pazo acogía entonces una sala de dominó y cartas, biblioteca y bingo. "El Círculo Mercantil benefició a toda la gente de Santiago", se ufana José Manuel Louro, conserje de la institución cultural desde 1968. La sociedad decayó en los años 70 y el Ayuntamiento de Santiago acabó comprando el edificio. En 1995 se instala en Bendaña la Fundación Granell, dedicada al surrealista coruñés, pero el pazo seguía compartido con la concejalía de Cultura y la Empresa Municipal de Vivenda. Con las obras de este año, la Fundación gana todo el espacio de Bendaña -400 metros cuadrados más- y recupera un patio interior muy deteriorado, antes desaprovechado, que ahora podrá disfrutar el público.

Participantes en una fiesta organizada por el Círculo Mercantil, con sede en el pazo durante los años 70.
Participantes en una fiesta organizada por el Círculo Mercantil, con sede en el pazo durante los años 70.

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