Una urbanización de La Vila lleva 10 años sin servicios básicos
El Ayuntamiento ni siquiera ha ejecutado el asfaltado de las calles
Con el agua y la luz de la obra que sigue pagando el constructor porque la urbanización ni siquiera existe en la cartografía de Iberdrola, sin alcantarillado, con las calles sin asfaltar, y condenados a tener ratas como incómodos vecinos. Así viven desde que en el año 2001 ocuparon los primeros propietarios las 110 viviendas del sector TS-2 construidas en la partida del Montiboli, en La Vila Joiosa, que siguen sin disponer de la cédula de primera ocupación. Poder tener teléfono fijo o servicio postal es un lujo con el que ni cuentan, a pesar de que pagan el Impuesto de Bienes Inmuebles.
El rosario de penalidades por las que pasan les ha obligado a organizarse en una comunidad de propietarios, a pesar de que aquello está lejos de considerarse una urbanización. El polvo o el barro invaden la zona, el depósito de agua que se alimenta con una bomba de impulsión provisional es la anterior cementera y, aún así, en verano tienen que traerla en camiones para poder tener servicio. Se han cansado de gastarse 800 euros cada mes que tenían que vaciar la fosa séptica y, ahora, las aguas fecales salen al exterior provocando malos olores. Así, sucesivamente, hasta que la urbanización ha quedado convertida en un lugar inhóspito con apariencia desértica. La paradoja es que a los pies de esta urbanización se levanta el hotel Montiboli, de cinco estrellas, el más lujoso y caro de toda La Marina Baixa.
A los pies de esta urbanización está el hotel más lujoso de La Marina Baixa
El presidente de estos vecinos es el holandés Hendrikus Theodorus Van Loon. Vendió su casa de Rotterdam en 2008, cuando se jubiló con 63 años. Había pagado 80.000 euros en 2002 por 84 metros cuadrados con vistas al mar -"lo que siempre soñé"- tras haber estado 15 años veraneando en Cataluña y Andalucía. "Al principio me enojaba cuando nos quedábamos seis días seguidos sin electricidad, pero ahora ya soy español y sé que mañana lo arreglarán", dice irónicamente, porque en realidad lo que piensa es que "no he trabajado toda mi vida para tener esto". "Cuando compré, el promotor me dijo que en un año estaría todo acabado y todavía sigue igual".
La empresa Rancallosa inició la construcción en 2000 basándose en los planos catastrales y sin estudio de impacto paisajístico. El anterior equipo de gobierno presupuestó 328.540 euros en 2008 para afrontar las obras más urgentes, aunque el PP destinó el dinero a pagar las cuotas de urbanización que le correspondían al Ayuntamiento en otro sector, el PP-23 Gasparot, nada más acceder al poder a través de la moción de censura de noviembre de 2008.
El actual gobierno popular asegura haber estado haciendo el tipografiado de la zona y el censo de viviendas que se han construido y tiene pendiente de ejecutar la urbanización del sector entero, de 313.000 metros y unas 500 casas que creció sin planificación, con un coste presupuestado en 2008 de 4,2 millones. Dice que estudia con el ente tributario SUMA cómo facilitar a los propietarios el pago por plazos de las cargas que soportará cada uno, pero todavía ni ha sacado a concurso para su licitación el proyecto de urbanización.
Los primeros en entrar a vivir en estas 110 viviendas fueron la pareja alemana que forman Fuchs Roland y Freitag Gisela. Sólo conocían Menorca, pero para poder llegar a la costa con su coche desde Munich decidieron comprar sobre plano en La Vila, dado que Fuchs es agente inmobiliario en su país. Pagaron 55.000 euros en 1999 por 80 metros "con luz, agua y servicios", según consta en su contrato. Y ahora "no me alcanza para entender cuál es el problema para que esto siga así".
"Me gusta el lugar, me gusta el clima y la gente, pero no se puede vivir aquí sin los servicios básicos", afirma Roland, que pasa en La Vila dos meses al año desde 2001. Hasta la francesa Anna, que desde hace poco vive alquilada por 550 euros al mes sabe de las quejas de los vecinos. "A veces nos quedamos sin agua durante un día", comenta, antes de aclarar que se ha comprado ya una vivienda en La Cala de La Vila.
La última es que la empresa constructora ha comunicado a los vecinos que va a rescindir el contrato de electricidad y agua con las empresas suministradoras, así que pueden quedarse sin ambos servicios. Uno de los propietarios acudió al Síndic de Greuges, que solicitó información al Ayuntamiento el 13 de abril de 2010. Pero el Consistorio no envió en los 15 días preceptivos su informe y ha vuelto a serle solicitado por la sindicatura el pasado 25 de mayo. El 19 de mayo el Ayuntamiento también recibió un requerimiento de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) por los vertidos de aguas fecales que salen a la superficie.
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