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El guardia civil que mató a su novia llora y pide perdón

En medio de una gran tensión por la intervención del abogado de la acusación particular y el propio ministerio fiscal en la última jornada de juicio, el guardia civil Javier Máiz, asesino confeso de su ex novia Mari Luz Posse, pidió perdón ayer ante el tribunal con jurado popular que ya delibera sobre el veredicto. Amigos y familiares de la víctima abandonaron la sala pronunciando insultos contra el acusado por una actuación que consideran "una puesta en escena muy calculada para influir en la decisión última del tribunal". "Estoy totalmente arrepentido y pido perdón humilde", dijo el acusado. "La condena no me la pone nadie, me la pongo yo", añadió entre sollozos dirigiéndose al jurado.

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En sus alegaciones finales, el ministerio fiscal retiró la atenuante de embriaguez tras el informe de los peritos pero mantuvo su petición de 20 años de prisión. La fiscal especializada en violencia machista Carmen Novo incidió en uno de los interrogantes que no se aclararon en el juicio y que, tal vez, hubiera evitado el homicidio: por qué, la madrugada del 16 de diciembre de 2007, cuando Mari Luz Posse acudió al cuartel de Cambados para denunciar a su pareja, el guardia civil de puertas no tomó precauciones y permitió que víctima y agresor se quedaran solos. La defensa pidió la absolución.

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