Safari, gimnasio y vista al frente
Del Bosque combate el "cansancio mental" de los futbolistas y asegura que no cambiará "un estilo reconocido para dar bandazos"
El día después de la sorprendente derrota en Durban contra Suiza, salió el sol. Pero hacia frío en Potchefstroom. Mal cuerpo. Y en el aire, una duda. "¿Cómo está Vicente?", se preguntaban hasta los camareros zulús en la concentración española. "Está tocado", "está triste", "bueno, ¿cómo va a estar?, jodido", respondían los más cercanos al seleccionador. La vida no se lo ha puesto nunca fácil al entrenador castellano, ni en lo personal ni en lo profesional. Vicente Del Bosque siempre se puso de pie con la dignidad del que sabe perder, y nunca le giró la cara a la idea de salir adelante.
"Es un día malo", resumió Del Bosque el día que la federación abrió puertas para recibir a los medios en su cuartel general y de paso, abrió las ventanas. La mitad del equipo se fue de safari, Iniesta y Cesc al gimnasio, y el resto descansó en sus habitaciones mientras Navas acompañó a Ramos al hospital. La visita fue, al parecer, toda una experiencia. En principio, el lateral no tiene nada grave, al menos nada roto, pero el costalazo que se dio le tiene tieso; el golpe es tan doloroso que Arbeloa se perfila como titular contra Honduras, el próximo lunes.
"No hay dos Españas, la de Del Bosque y la de Aragonés", zanjó el seleccionador
"Ante Suiza jugamos bien. Tiramos 25 veces, más que nadie en el Mundial", añadió
Según Del Bosque, los jugadores están bien, cansados y con golpes. "Lo normal. Lo que más les aflige es el cansancio mental que intentaremos limpiar de aquí al lunes", comentó. Defendió a sus chicos, claro, ante quienes aseguran que pensar en el último partido antes que en el primer es contraproducente. "No despreciaron a Suiza ni se creyeron superiores; saben la verdad del fútbol. Nadie vendrá a darnos lecciones. La obligación es rebelarnos ante la situación. El fútbol a veces impide la revancha, pero tenemos tiempo suficiente para solventar este problema. Sabemos que tenemos que levantarnos", aseguró del Bosque, que, a decir verdad, tenía cara de pena.
Tal vez lo que más le dolió fueron los comentarios de Luis Aragonés, su antecesor en el cargo, que expresó que España jugó "sin velocidad ni convencimiento". Pero al darle respuesta, se empeñó en disimularlo: "Intentamos hacer las cosas lo mejor posible. No estoy para debatir y menos con una autoridad como es el anterior seleccionador. No tengo nada que decir. Cada uno expresa sus opiniones. Es una persona que conoce este grupo. Ha trabajado con ellos y ha conseguido un éxito. Respeto al máximo sus opiniones. No se escapará de mí una sola palabra en contra del ex seleccionador", explicó.
El problema del ex seleccionador es antes con la federación que con el propio del Del Bosque, que aceptó los reproches del campeón de Europa con la resignación del que recibe una patada a destiempo en el campo. Y se apresuró a echar árnica. "Hay una sola España, no hay una de Del Bosque ni otra de Aragonés".
Si en algo se abrió el chándal y sacó pecho fue ante los que cuestionan el estilo: "Jugamos un buen partido. Los datos dicen que tiramos a gol 25 veces. Nadie en el Mundial ha tirado a puerta tanto como nosotros. Y no hablo de la posesión de balón. Evidentemente, no terminamos lo que creamos, ya sea porque ellos estuvieron despiertos y tuvieron virtudes defensivas, o porque no estuvimos acertados", se defendió el castellano, que no dio ni un paso atrás. "Debemos seguir en nuestra línea. Hemos venido jugando siempre como ayer, de la misma forma. No, no nos dio resultado, pero no encuentro motivos suficientes para cambiar nuestro juego. El estilo es reconocido, y no vamos a ir dando bandazos a ver si damos con una tecla para cada partido", dijo Del Bosque, marcando, y reforzando, el estilo.
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