De 'quien sabe, Saba' a la web 2.0

Desde El que sabe Saba o desde Rey Martí, el rey de la cama; Claro, Calvo... en el imaginario español hay una serie de eslóganes publicitarios que parecen haber estado siempre ahí, formando parte de nuestra identidad cultural. Evidentemente, no es así, alguien los puso ahí y ese alguien es la agencia de comunicación Ricardo Pérez Asociados. Mar Lucena y Carmen Herrero, directoras de Asociación de Ideas, agencia fundada por el propio Ricardo Pérez en 1987 "ya previendo la importancia que la imagen corporativa iba a tener en poco tiempo", recuerdan, bebieron de ella y allí crecieron como profesionales.

Ambas son personas fáciles de entrevistar. O no. Y es que de sus cabezas brota tal cantidad de ideas, y a tanta velocidad, que luego se hace difícil resumirlas en un reducido espacio. Viscerales, apasionadas y sensorialmente inteligentes, las dos directoras alimentan su realidad profesional a partir de sus propios acervos vitales y curriculares: "En veinte años de carrera hemos pasado por muchas etapas profesionales y, aunque nos hemos sentido encasilladas, pensamos que había llegado el momento de asumir un reto como este", señalan Mar Lucena y Carmen Herrero.

El grupo Ricardo Pérez Asociados está integrado actualmente, además de por la consultoría de comunicación Asociación de Ideas, por la empresa de servicios de producción y posproducción Casablanca y el estudio de sonido Graves y Agudos. Mar y Carmen han sabido reunir todas las sinergias del grupo y, diseñando un modo de trabajo en el que la comunicación convencional no queda excluida por el uso de nuevas tecnologías y viceversa, ofrecen a sus clientes políticas de comunicación basadas en la confianza fruto de la proximidad y del presupuesto, porque, como aseguran, "en nuestro caso el tamaño sí que importa. No puedes diseñar la misma campaña de comunicación para una pyme que la que harías a una multinacional. Para empezar, porque sus objetivos y ambiciones son muy diferentes".

Según estas dos emprendedoras, "las posibilidades de la web 2.0 son tan grandes que aún no hemos sido capaces de explorar ni una mínima parte". Y lo que les queda...

Las oficinas de Asociación de Ideas están ubicadas en un piso del madrileño distrito del barrio de Salamanca, entre las mismas paredes en las que, a finales del siglo XIX y principios del XX, quizás se hicieran negocios en una economía en la que los retos eran, igual que ahora, la conquista de nuevos mercados con nuevos productos.

Estas dos emprendedoras trabajan cada día con el convencimiento de que el mercado en el que se mueven no es ni el del siglo XIX, ni el del XX, ni siquiera el de hace unos meses, cuando el mundo -o al menos una parte del mundo- creía vivir en la eterna abundancia y gastaba como tal. "Ahora sabes que tienes que optimizar presupuestos; establecer prioridades de gasto; agudizar la imaginación para tratar de hacer más con menos, lo que, entre otras cosas, conseguimos tratando de exprimir al máximo las capacidades de las nuevas tecnologías. Sabíamos que nacer en un tiempo en el que toca nadar contracorriente no iba a ser fácil, pero también sabíamos, y sabemos que, si conseguimos superar la prueba, seremos mucho más fuertes. Carmen y yo ya conocimos la crisis de 1992 y vimos cómo había que readaptarse para sobrevivir. Aquella experiencia nos está sirviendo, ahora, para saber que tenemos que estar muy atentas a los cambios y adaptarnos a ellos".

Al mundo de la economía le sigue resultando difícil confiar tareas ejecutivas y de decisión a la mujer. Y Asociación de Ideas se ha topado con estas barreras a superar -"que superamos"- cuando se presentan a un nuevo cliente y ese nuevo cliente se da cuenta de que la empresa de comunicación a la que van a confiar su imagen corporativa está dirigida por dos mujeres. "Algunas veces y en un primer contacto, sobre todo en empresas de los sectores productivo e industrial, hemos notado un cierto escepticismo por ello. Pero creemos que, cuando nos conocen, y precisamente por ser mujeres, acaban agradeciendo que sepamos escuchar, que no tratemos de imponerles nada", mantienen las empresarias.

Y así es como Mar y Carmen que soñaban, sentadas en sus pupitres de la facultad de Periodismo, con ser corresponsales de guerra o escritoras de éxito, han acabado por ver culminados sus sueños profesionales, -"hasta ahora", se apresuran a decir- volcando sus respectivos torrentes de ideas sobre la comunicación corporativa y haciendo de los sueños de otros sus propios sueños. "¿Por qué no podemos ayudar a una bodeguita a crecer hasta ser una gran bodega?". Dicho queda.