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Reportaje:Sudáfrica 2010 | Alemania-Australia

En Bremen le llaman Messi

Alemania, por primera vez sin un jugador desequilibrante y un líder reconocible, se encomienda a Özil, zurdo de 22 años

Diego Torres

Alemania siempre contó con algún jugador desequilibrante en la nómina. A veces tuvo varios de ellos. Incluso hubo Mundiales a los que acudió con un puñado de talentos irrepetibles. Hace décadas que eso no sucede. Hace tiempo que Alemania ha dejado de ser reconocida por la sutileza de sus futbolistas. Cada vez son menos los aficionados que recuerdan la majestuosa habilidad de Schuster, Magath, Rummenige, Overath y Beckenbauer. Hoy en Durban, el equipo que más finales ha disputado en la Copa del Mundo junto con Brasil presentará una formación insólita. No solo no exhibe un genio. Tampoco hay un hombre emblemático en sus filas. Ni un Effenberg, ni un Möller, ni un Ballack. No hay un líder fácilmente reconocible dentro del equipo porque si ese hombre existe se debe revelar en los próximos días. Si existe, las probabilidades señalan que será Müller, el ocho del Bayern, o será el hijo de una familia de inmigrantes turcos que juega en el carril del diez y lleva por nombre Mesut Özil.

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Desde 1934, en la época del amateurismo, los alemanes no acudían al campeonato con una plantilla más joven. Müller, el diestro, tiene 21 años y Özil, el zurdo, 22. Por jerarquía, por trayectoria, porque conquistó la Eurocopa sub 21 abanderando a Alemania, el muchacho que nació en las barriadas inmigrantes de Gelsenkirchen ha asumido la responsabilidad de dar sentido a las jugadas de su selección.

Si antes el conductor, por categoría, era Ballack, un media punta llegador que arranca desde el círculo central, ahora la orientación del juego alemán corresponderá a Özil, que se maneja unos metros más delante. El seleccionador, Löw, ha acondicionado el dibujo a su nuevo timonel, pasando del 4-4-2 al 4-2-3-1 y adelantando el centro de gravedad de las jugadas. Por detrás del punta, bajando continuamente a recibir de los medios, jugará Özil. La posición es clave y la capacidad del jugador para ejecutar su cometido es una incógnita.

Özil fue desde cadete canterano del Schalke 04. Fichó por el Werder Bremen en 2007 y durante una temporada vivió aprendiendo el oficio a la sombra de Diego, el media punta brasileño. Se compenetraron tan bien que cuando Diego empezó a salir con la cantante alemana Sarah Connor, su pupilo comenzó a cortejar a la hermana de Connor. Cuando Diego fichó por el Juventus, la sucesión fue natural. Desde entonces, en el Werder sus colegas le llaman Messi. El apelativo es una exageración humorística. Özil no posee ni el cambio de ritmo de Messi, ni su regate, ni su capacidad para pisar el área y definir con ambas piernas. Özil es zurdo cerrado. Tener un perfil ciego le limita como goleador y no le ayuda a dar fluidez a las posesiones en el medio campo. Sabe jugar a un toque cuando baja a apoyar y es muy creativo entre líneas, donde destaca por su capacidad para ver a los compañeros mejor situados. Pero le falta asentamiento.

A diferencia de otros zurdos históricos, como Magath y Overath, a Özil le falta pausa. Con frecuencia se precipita, busca al punta a la primera y no madura la jugada. Pero es joven y talentoso. No sería la primera vez que un joven, puesto a soportar la presión y la exigencia de un Mundial, sale airoso del berenjenal. Si lo consigue, el futuro inmediato de Alemania en esta competición puede ser sorprendente.

Özil y Müller corren juntos en el entrenamiento de ayer.
Özil y Müller corren juntos en el entrenamiento de ayer.AFP

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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