Juicio a una red que estafó 6,8 millones a 35 británicos
Invirtieron en Palma para construir 18.000 pisos de lujo en Bulgaria
"¿Dónde está el dinero?" El fiscal Pedro Horrach lo preguntó ayer en el juicio a una trama de lo que cree que es "una pura y simple estafa, similar a la pirámide o al simple timo de la estampita". El señuelo fue un negocio para la construcción y venta de 18.000 viviendas en Bulgaria.
Se buscan 6,8 millones de euros que aportaron al menos 35 ciudadanos británicos. Los capitales -en libras- fueron captados a través de páginas web y de ofertas telefónicas efectuadas en 2007 y 2008. Doce vendedores, en inglés, llamaban desde una oficina de Palma, donde se creó una compañía de 3.000 euros de capital, para evitar las trabas legales del mercado de valores británico.
El dinero se convirtió en "puro humo", acusó Horrach. Se desparramó por una malla de sociedades, de Bulgaria a Marruecos, pasando por Gibraltar y otros paraísos fiscales.
"El dinero se ha convertido en puro humo", afirma el fiscal del caso
Horrach pide hasta 14 años de cárcel por estafa y falsedad contra los dos supuestos cerebros, Brian Geifing, canadiense, y Paul Charleston, británico, que fueron al juicio elegantemente trajeados y esposados, porque están en prisión desde finales de 2008. Un socio -que contrató a un detective- y un grupo de víctimas les denunciaron.
"Me dijeron por teléfono que sabían dónde invertir dinero caliente", narró un jubilado que adquirió decenas de miles de libras en acciones.
Los vendedores del call-center usaban nombres ficticios. "Eran hombres de paja con identidades falsas, marcas que no existen con el fin de enmascarar a los responsables del barullo y poder largarse con el dinero", agregó Horrach. Los dos cerebros iban a restaurantes caros, tenían coches de lujo y sus hijos acudían al colegio más caro de Mallorca.
"Jamás vi antes a ninguno", dijo un denunciante. Además de los dos presos, se juzgó a un secundario y a otros dos cómplices que confesaron y se enfrentan a penas menores.
Los jubilados capitalistas relataron las inversiones extraordinarias que le prometieron. Los folletos y proyectos mostraban hoteles, cuatro campos de golf, pistas de esquí. "Nos decían que tenían los mejores solares en la carretera principal de Sofía, que sería la puerta de entrada de Turquía a Europa".
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