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Reportaje:

Todoterreno de las letras

El escritor ourensano Alfonso S. Palomares describe en su nueva novela el lado "más canalla" del periodismo

Cinco horas con Fidel bien podría ser el título de una versión libre de la obra de Miguel Delibes adaptada a la realidad cubana. Y es que tres encuentros con Castro, uno de ellos precisamente durante cinco horas después de haber sido presentados en el Hotel Habana Libre por nada menos que Salvador Allende, son algunos de los memorables tropiezos que guarda en el hatillo de la experiencia el periodista y escritor Alfonso Sobrado Palomares (Calvos de Randín, 1935), un todoterreno de las letras que aborda en su nueva novela, Los laberintos del espejo (Ediciones B), las sombras de la profesión, "el lado oscuro, más canalla y deformante de una realidad que a través de determinadas decisiones se puede inflar, pinchar y falsear". "Para algunos, las noticias son elásticas y reversibles", advierte, "como los buenos condones".

Tras aquel encuentro con Castro en presencia del fallecido presidente chileno se sucederían muchos más, como periodista, como presidente de la Agencia Efe, como director de periódicos y columnista de revistas como Tiempo o de cabeceras como El Periódico de Catalunya. Porque Palomares ha hecho de todo en la profesión desde que tuvo otro genial tropiezo mientras se costeaba los estudios de Derecho dando clases de caligrafía en Madrid. "Me invitaron a participar en un concurso de cuentos y gané", recuerda, "alguien del jurado me dijo que lo mío eran las letras y a partir de ahí comencé a compaginar mis estudios con los de la Escuela Oficial de Periodismo".

Este ourensano de A Limia guarda un secreto que le ha mantenido siempre vinculado a su tierra: "El gallego, algo que conservo con esmero, casi intacto", una lengua que emplea con cuanto paisano se encuentra por Madrid, donde reside. Por algo la utilizó hasta los diez años como único idioma.

"El espejo", cuenta el escritor sobre su nueva obra, "puede ser algo perverso, cuando te deforma". Si mira a su tierra, lo tiene fácil en el reflejo del trabajo que realizó en la Casa de Galicia en Madrid, que dirigió entre 2006 y 2009. "Quise que la institución fuera a la vez tambor para los creadores y eco de resonancia para todo lo que se hacía en Galicia", explica. Si se detiene en su nuevo libro, Palomares ve "un divertimento, la zona de sombra de una montaña que, según se mire, también permite ver la luz". La novela tiene a dos protagonistas antagónicos, Pascual V. Rosales, director del El Espejo, contumaz amarillista, capaz de transformar cualquier hecho, porque para él la realidad es "reversible", y David Talmari, un productor y gestor cultural libanés, empeñado en desenmascarar al cínico periodista. "No hay ninguna similitud con la realidad", advierte el autor, "ni reflejado ningún periodista concreto, pero tampoco puedo impedir que la gente piense lo que quiera, porque, en el fondo, el lector contribuye a esta ficción y completa su propio relato".

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