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Reportaje:

Crece el caudal de Arroyo

El ciclista de Talavera mantiene el liderato del Giro tras la cronoescalada y aún aventaja en más de dos minutos a Basso

Carlos Arribas

"El arroyo se está haciendo río", decían en 1982 cuando Ángel Arroyo, el salvaje ciclista de El Barraco, se afianzó en el liderato de la Vuelta. "El arroyo ya es algo más que un reato de agua", podría proclamarse ahora, casi 30 años después, cuando otro Arroyo, David, de Talavera -nada que ver con Ángel, ningún parentesco-, mantiene, desafiando los pronósticos, día tras día la maglia rosa del Giro, un liderato alcanzado gracias a una fuga masiva del pelotón despreciada por los más fuertes de la carrera. Arroyo salió de rosa de Plan de Corones como otro español, Alberto Contador, hace dos años. Y no es un milagro. Más de 100.000 aficionados lo comprobaron ayer en las cunetas.

Después de la cronoescalada a Plan de Corones y cuando faltan cinco días para la conclusión -en ellos, viernes y sábado, dos durísimas etapas de montaña, con Mortirolo y Gavia, y una contrarreloj llana, 15 kilómetros, en Verona, el domingo-, el escalador del Caisse d'Épargne, que hizo, sobre su Pinarello rosa, ligera, una cronoescalada mejor de lo esperado -sólo perdió 1m 6s con Basso y 1m 34s con Evans en los 13 kilómetros-, mantiene 2m 27s sobre Ivan Basso, el más fuerte del Giro, y 3m 9s sobre Cadel Evans, el campeón del mundo.

"Si continúo corriendo así, tengo posibilidades de acabar en el podio"

Siguiendo en moto a Carlos Sastre, el amigo con el que a veces sale en bicicleta, por las empinadas cuestas del valle de Pusteria hasta los 2.273 de Plan de Corones, Fernando Alonso seguramente recordaría las historias del mágico Marco Pantani que le habrá contado su fisio personal, Fabrizio Borra, quien también fue masajista del Pirata. "Me daban ganas de empujarle", dijo Alonso. Y también le habría gustado que se le hubiera contagiado su pedalada única sobre los más fuertes porcentajes. Un sueño: el ciclista de El Barraco, que lucha por un puesto en el podio, no gozó de su mejor día; perdió tiempo ante todos los favoritos, incluido Arroyo, y ya se ve superado también por Evans en la clasificación general.

"Se puede perder el Giro siendo el más fuerte y ganarlo siendo el más listo", había dicho la víspera Sastre. Y el más tenaz, y el más duro de pelar. Siendo Arroyo, por ejemplo, quien también es muy listo, tanto como los que conocen sus límites y sacan el máximo de ellos. Comenzó Arroyo piano, piano, en la parte más tendida de la etapa, la asfaltada, el paso Furcia -donde el ganador, Garzelli, de 37 años, le aventajó en 1m 8s, Basso en 1m 2s y Evans en 1m 20s- y, al revés que sus rivales, más entero, forzó la marcha en la parte sin asfaltar, donde las pendientes superiores al 20%, donde cada kilómetro duraba casi 5m: allí cedió 14s a Evans y 4s a Basso. "Si sigo así, puedo acabar en el podio", dijo Arroyo, acompañado los últimos metros por su director, Neil Stephens, a pie, empujando al lado la bici de repuesto.

16ª etapa: Cronoescalada a Plan de Corones, 12,9km: 1. Garzelli, 41m 28s. 2. Evans, a 42s. 4. Nibali, a 1m 1s. 6. Basso, a 1m 10s. 8. Vinokúrov, a 1m 37s. 16. Arroyo, a 2m 16s. 19. Sastre, a 2m 31s.

General: 1. Arroyo, 68h 32m 26s. 2. Basso, a 2m 27s. 3. Porte, a 2m 36s. 4. Evans, a 3m 9s. 5. Sastre, a 4m 36s. 6. Nibali, a 4m 53s.

Fernando Alonso felicita a David Arroyo en el podio del Giro.
Fernando Alonso felicita a David Arroyo en el podio del Giro.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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