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El nuevo director del Muvim apuesta por "ofrendar nuevas glorias a España"

El director propone muestras sobre L'Albufera y sobre ensanches en Valencia

El presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, ha dado finalmente el golpe de timón que buscaba para una institución que le resultaba incómoda, el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (Muvim). Dos meses después de la dimisión de Romà de la Calle, por oponerse a la censura de una exposición de fotoperiodismo porque contenía imágenes que ilustraban el caso Gürtel, Rus puso ayer a un alcalde de su partido en un municipio de la provincia al mando del museo.

El nuevo director, Javier Varela (Madrid, 1952), alcalde desde 2003 de Torrebaja (Rincón de Ademuz) y profesor de Historia del Pensamiento Político en la UNED, ya anunció ayer durante su presentación un giro radical para una institución que calificó de "cadáver exquisito". Varela cuestionó la trayectoria del Muvim, cuyas exposiciones han tenido un carácter internacional, y aseguró que "debe fomentar la cultura valenciana, la que se hace en Valencia, valencianismo en serio, universal, del que aporta noves glòries a Espanya", en referencia a una estrofa del himno de la Comunidad Valenciana. Y desdeñó el concepto de museo de las ideas al abogar por la muestra de objetos, lo que incluye la compra de obras.

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Hijo del general José Enrique Varela, con quien su madre tuvo una larga relación, aunque de joven militó en el Partido Comunista, desde que llegó a la alcaldía de Torrebaja, su pueblo materno, está bien relacionado con la cúpula del PP valenciano. En septiembre de 2006, Camps escogió Casas Altas, en el Rincón de Ademuz, para abrir el curso político. Junto a Camps aparece Varela en una fotografía que revela que en la comitiva viajaba también Álvaro Pérez, cabeza en Valencia de la trama de corrupción del caso Gürtel.

Javier Varela, especialista en Jovellanos como profesor de la UNED, gobierna en Torrebaja desde 2003, donde el PP tiene cuatro concejales por los tres del PSPV. Sin embargo, desde el municipio apuntan que el Grupo Popular está dividido y dos concejales están enfrentados a otros dos. En estos años Varela ha impulsado el proyecto inconcluso de reconstruir una casona como alojamiento rural de lujo, denominada Posada del Arte. Y entre los proyectos polémicos, sigue en el aire el Río Ebrón Residencial, que incluye un campo de golf y numerosos chalés. Pero ahora, la prioridad de Varela es dirigir un museo.

El Muvim se ha especializado en estos años en ser el museo de las ideas, y el lema que acuñó De la Calle fue "ni una exposición sin reflexión". Pues bien, Varela afirmó ayer en su discurso que el Muvim "no se ajusta exactamente" a la definición de un museo. Y pretendió reducir su proyección en comparación con dos instituciones, el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM) y el Museo de Bellas Artes San Pío V, a las que, para muchos expertos, ha superado en pujanza e imaginación.

Pero Varela habló de que "el Muvim ha contribuido en escasa medida" a "la serie de las exposiciones que forman colas y que convierten los museos en recintos de masas", y citó la de Braque en el IVAM o la reciente de Sorolla en Bancaja. Fue ahí donde habló de que "la personalidad del museo está desdibujada" y que se trata de "uno de tantos cadáveres exquisitos que abarrotan las ciudades europeas y norteamericanas".

Él tiene otra idea, y se propone "fijar primero la identidad del Muvim", con la intención de convertirlo en "una máquina de agitación cultural". Y apuntó un concepto: "Debería tener un papel creciente en el cultivo de eso que ha dado en llamarse memoria histórica", pero en el sentido de "depósito de experiencias compartidas".

Ese fue el punto más político de su intervención. Así, quizá para desmarcarse claramente de cualquier similitud con la Ley de la Memoria Histórica del Gobierno, manifestó que "existen políticas de la memoria, que en algunos casos no son sino falsificaciones del pasado de acuerdo con urgencias o interés del presente". A su juicio la memoria histórica "ha de ser un recurso para fomentar los sentimientos de unidad, nunca ocasión para la división cívica".

Pero en todo su plan prevalece siempre el concepto localista. A un museo que ha abordado en estos años las vanguardias europeas, dedicado exposiciones a Darwin o ciclos a artistas gráficos de todas las nacionalidades, le espera ahora una mayor acotación geográfica. Varela explicó que el Muvim debe "fomentar la cultura valenciana restaurando la memoria de sus grandes hombres", y citó varios escritores, editores, artistas plásticos, científicos y navegantes. También apostó por afrontar la cultura popular, con mención expresa al fútbol y la moda.

Entre los cientos de muestras recientes del Muvim dijo que le había gustado la de la Riada de 1958, y él propuso hacer otras, como una sobre la historia de L'Albufera y otra sobre los ensanches de Valencia en el siglo XX y XXI, "una exposición que podría titularse Valencia al mar", en aparente alineación con el proyecto que pretende ampliar la avenida de Blasco Ibáñez a través del barrio marinero de El Cabanyal.

En el discurso intentó suavizar las críticas a la gestión -"no se trata de hacer tabla rasa con el pasado de la casa"- alabando a De la Calle como un "excelente profesional". Y resaltó las actividades del museo referentes al "cine, la biblioteca o las exposiciones de publicidad y diseño". Eso sí, comparó los carteles de Mussolini de la muestra El espíritu futurista en la publicidad italiana con la obra de Josep Renau.

Ya en el ciclo de preguntas, Varela dijo que respetará las exposiciones programadas para el resto de 2010. Pero aunque ya hay muchas firmadas para 2011 no se quiso comprometer a mantener las de ese año.

Y sobre la reciente censura en la institución, eludió responder a la pregunta de si él aceptaría una orden superior para que retirara una exposición: "Eso no me va a pasar". Aunque manifestó que no es "partidario de denigrar a los magistrados públicos, sean de un color político o de otro". Sobre si tendría cabida otra exposición como Fragments d'un any, replicó que sí, pero "vista de otra manera".

Javier Varela, en el centro, junto a Camps y otros cargos del PP, en Casa Altas, en septiembre de 2006. Al fondo, levantando la mano, Álvaro Pérez.
Javier Varela, en el centro, junto a Camps y otros cargos del PP, en Casa Altas, en septiembre de 2006. Al fondo, levantando la mano, Álvaro Pérez.

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