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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Leonida Gueórguievna, gran duquesa de la familia Romanov

Era la última de la estirpe del zar nacida antes de la Revolución rusa

Leonida Gueórguievna, princesa de la antigua dinastía de los Bagration y los Mujrani, murió ayer, 24 de mayo, en Madrid, donde residía, a los 95 años de edad. Todo un símbolo para una época de Rusia, era el último miembro de la casa Romanov que nació antes de la Revolución rusa de 1917, en el territorio del gran imperio ruso, en Tiflis, ex Tbilisi, capital de Georgia. La fallecida es la madre de la jefa de la casa imperial rusa, María Románova.

La gran duquesa será enterrada tal como lo deseaba, al lado de su marido, Vladímir Kiríllovich, en San Petersburgo, según informó el director de la oficina de la casa imperial rusa, Alexandr Zakátov.

Leonida, tras vivir brevemente en Alemania al estallar la Revolución, regresó a Georgia, entonces república de la Unión Soviética, donde vivió hasta 1931. Luego, con la protección del escritor soviético Máximo Gorki, la familia real georgiana abandonó la URSS y viajó a Francia. Tres años después, en Niza, la joven princesa se casó con un magnate estadounidense de origen escocés, Sumner Moore Kirby. El matrimonio solo duró tres años y de él nació su hija, Helene.

Leonida huyó de la Francia ocupada por los nazis y se instaló en España, donde, en 1948, se casó con otro exiliado, el gran duque Vladímir Kiríllovich Romanov, jefe de la casa imperial de Rusia, con quien tuvo otra hija, María, actual jefa de la casa imperial rusa.

Desde la desaparición de la URSS en 1991, la gran duquesa María Románova pidió insistentemente la rehabilitación de la familia del zar Nicolás II. La justicia rusa reconoció en 2008 al zar Nicolás, a su esposa Alejandra y a sus cinco hijos como víctimas de la represión y dispuso su rehabilitación. Nicolás II y su familia fueron ejecutados en un sótano de la casa Ipatiev, en la ciudad de Yekaterimburgo (Urales), el 17 de julio de 1918, y sus cuerpos destruidos y enterrados en un bosque.

Leonida Gueórguievna besa un icono en Moscú, en 1993.
Leonida Gueórguievna besa un icono en Moscú, en 1993.AFP

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