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Reportaje:

"Han intentado manipular pruebas"

La oposición acusa a Granados de obstruir la investigación del espionaje - Gómez pregunta quién devolverá "los dos millones" gastados en seguimientos

Jesús Sérvulo González

"Han tenido a Pinto haciendo caligrafía", lanzó ayer la portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Maru Menéndez, al conocer que este empleado de la consejería de Justicia e Interior intentó falsear su letra para desligarse del caso del espionaje. La letra de José Manuel Pinto aparece en los partes de seguimiento a altos cargos del PP en la Comunidad de Madrid, según un informe caligráfico realizado por la policía científica para la juez que investiga el caso y publicado ayer por EL PAÍS.

El informe de la policía científica confirma que hubo espionaje. Según el análisis caligráfico encargado por la juez, Pinto intentó cambiar su letra para que no se pareciera a la que figura en los partes de seguimiento. Estos detallan los movimientos del entonces consejero de Justicia, Alfredo Prada, durante varias semanas de marzo de 2008 y contienen anotaciones manuscritas con nombres de las personas que se reunieron con el responsable regional y las matrículas de sus vehículos. Esas anotaciones las escribió Pinto, según concluye la policía científica.

"¿Es que Aguirre no puede destituir a Granados?", plantea el líder del PSM

Tras conocer la noticia publicada ayer por este periódico los grupos de la oposición en la Asamblea de Madrid (PSOE e IU) exigieron responsabilidades al consejero de Justicia e Interior, Francisco Granados. "El asunto es muy grave porque parece que están intentando manipular pruebas que pudieran presentar en el proceso judicial", sentenció Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños (PSM).

Hace algo más de un año, la consejería de Justicia e Interior, dirigida por el consejero Francisco Granados, encargó a dedo una prueba caligráfica al ex edil socialista Cástor Iglesias. Granados intentaba así desacreditar otra doble prueba pericial publicada por este periódico que señalaba a Pinto como el autor de los partes de seguimiento. Cástor Iglesias realizó su análisis con unas fotocopias -una forma poco ortodoxa- y negó que Pinto fuera el autor de las notas. Unos meses más tarde, este empresario se adjudicó un suculento concurso de la consejería que dirige Granados. Logró el contrato para el servicio regional de traducción e interpretación para la justicia madrileña por un millón de euros. Por eso Gómez indicó: "Habrá que ver si el resultado de ese informe tiene que ver con las adjudicaciones que luego se llevó el empresario".

Tomás Gómez señala a Granados como responsable de la situación: "Todos los datos indican que es el máximo responsable de esa trama de espionaje y de corrupción. ¿Es que Esperanza Aguirre no le puede destituir porque tiene algo que ocultar o el señor Granados tiene algo que contar?". El líder socialista anunció que preguntará todas las semanas hasta que se esclarezca el caso: "¿Quién va a devolver a los madrileños los dos millones que, como mínimo, se han gastado espiándose unos a otros?".

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Por su parte, el coordinador general de IU-Madrid señaló: "Lo que hace Granados es manotear como si se estuviese ahogando". Gordo apuntó más alto: "Desde hace tiempo parece increíble que lo que hace el secretario regional del PP no lo haga sin el conocimiento de la presidenta del partido y presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre". Y concluyó: "Granados continúa aumentando su habilidad de ser el político menos creíble de Madrid".

Tras las descalificaciones, el PP calla

La estrategia del PP para afrontar el caso del espionaje al ex consejero Alfredo Prada y al vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, ha sido negar la mayor, como le gusta decir a la presidenta regional, Esperanza Aguirre. Desde el primer momento los populares jugaron a sembrar dudas sobre la veracidad de los 33 partes de seguimientos publicados por este periódico. El ex portavoz regional del PP, Juan José Güemes, llegó a decir: "Los partes [de seguimiento] se han fabricado en la propia redacción de EL PAÍS o los han comprado".

El análisis realizado por la policía científica para la juez que investiga el caso sostiene que la letra que aparece en los partes es la de José Manuel Pinto, empleado de la consejería de Interior. Esta conclusión prueba por sí misma los seguimientos ya que las anotaciones corresponden a los nombres de las personas y las matrículas de los coches de los que se reunieron con el ex consejero regional Alfredo Prada.

Ayer, ninguno de los portavoces del PP en la Asamblea de Madrid que participó en la comisión de investigación sobre el asunto, se atrevió a hacer declaraciones. Y eso que se esforzaron por negar el espionaje. David Pérez, portavoz del PP en la Asamblea, llegó a asegurar: "Los partes publicados por EL PAÍS se han demostrado más falsos que el paraíso comunista". Ayer no quiso hablar. Su compañero Juan Soler intentó desacreditar a este periódico. Incluso la propia Aguirre dijo: "Cualquiera que dé por buena la información de EL PAÍS tendrá que rectificar, y si no, tendrá que vernos en los tribunales".

Cronología de una negación continua

Francisco Granados, consejero de Presidencia, Justicia e Interior, el área de donde partió el espionaje dijo hace unos días. "Lo de Prada se trata de las contravigilancias que hacemos a todos los altos cargos de la Comunidad de Madrid". El Ejecutivo autónomo no tiene competencia para hacer contravigilancias.

Granados también señaló: "Difícilmente un informe puede demostrar que Pinto es el autor de los seguimientos a Cobo y Prada, porque ya quedó demostrado que a Cobo no le siguió nadie".

David Pérez, portavoz del PP en la Asamblea de Madrid. "Los partes publicados por EL PAÍS se han demostrado más falsos que el paraíso comunista".

Juan José Güemes, portavoz del PP de Madrid. "Los partes se han fabricado en la propia Redacción de EL PAÍS o los han comprado, sin contraste con la realidad".

Juan Soler, portavoz adjunto del PP en la Asamblea de Madrid. "EL PAÍS es un diario sensacionalista con problemas económicos".

Pablo Casado, presidente de Nuevas Generaciones y diputado regional: "A día de hoy el único caso de espionaje demostrado es el de Pizarro por parte del CNI e Interior".

Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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