El invencible Feijóo

En política gozar de la reputación de ganador intimida a los rivales casi tanto como el propio hecho de ganar (Hymman, 1986). Feijo09 adquirió esa fama tras su victoria electoral. Gracias a una eficaz puesta en escena durante los primeros meses de la Restauración Popular, consolidó esta imagen de líder invencible que aún disfruta hoy, pese a que la evaluación de sus resultados resulta más bien decepcionante. Las cajas fueron su mayor envite, pero no ha pasado del empate. Cualquier parecido entre la fusión que hoy camina a trompicones y la ideada desde Monte Pío resulta pura coincidencia. Toda la potencia de fuego desplegada por la Xunta y sus subvencionados amigos mediáticos no pudo inmolar al señalado como cordero del ritual financiero. A fuerza de culpar al veterano Gayoso de todos los males, le convirtieron en un supermán de los mercados, capaz de bloquear con su sola voluntad deseos de gobiernos, bancos centrales o países enteros. La ley que iba a devolver las cajas al pueblo duerme el sueño constitucional eterno, mientras el destino de las entidades será decidido por los de siempre. Tampoco contribuye a su perfil de ganador haber dedicado tanto esfuerzo a batirse en duelo con un simple secretario de Estado o un alcalde con problemas para contar manifestantes. Los ganadores se miden con sus iguales, no con subordinados.

A fuerza de culpar al veterano Gayoso, le convirtieron en un supermán de los mercados

La campaña de liberación del castellano fue su iniciativa más querida. Tras abdicar del sueño del trilingüismo enrollado en un pacífico y plurilingüe Home of Breogan, renuncia ahora a la mítica consulta a los padres alegando carecer de base legal suficiente. Promete una ley, pero lo cierto es que el paladín de la libertad arrojó la espada en rueda de prensa, incapaz de defender un derecho civil que había proclamado reconocido por la Constitución española aunque, al parecer, no sabía exactamente en qué parte. Tanto invocar a la cordialidad, para acabar decretando un reparto al 50%, a criterio de una administración que pasará a la historia por institucionalizar el principio de que las matemáticas no son para el gallego. Incluso, si se compara con la situación anterior, el campeón de la libertad acaba de inflingirle un severo castigo al libre albedrío de su propio pueblo. A Galicia Bilingüe no le otorga lo que pedía y a quienes queremos optar por una educación en gallego para nuestros hijos nos reduce a la mitad la capacidad de elección. Él no gana y nosotros perdemos.

El presidente empeñó su palabra en exorcizar la crisis. Tenía las soluciones, el liderazgo y la capacidad de decisión. Un año después de prometer el principio del fin de la penuria, Galicia es la segunda comunidad que genera mayor porcentaje de parados y la primera en producción de parados nuevos. Las paupérrimas cifras de crecimiento y creación de empleo aportadas durante el último mes sólo suponen un pírrico consuelo. Tampoco su compromiso con la transparencia y la regeneración democrática parece haberse saldado con victorias diáfanas. El candidato que tanto denunció el nepotismo con el árbol genealógico del bipartito en la mano, ha dejado paso al presidente que se pregunta indignado en voz alta si los políticos no tienen derecho a ganarse la vida cuando lo dejan. Oposición constructiva, sí; acusaciones sin fundamento, no, proclama el conselleiro Rueda; le dijo la sartén al cazo, replican los otros. Hemos pasado del sultanato del lujo de Touriño, a una decidida apuesta por la empresa familiar y el estimulo a la figura del emprendedor- ex a la hora de adjudicar contrataciones públicas.

Ni siquiera en su propia casa ha ganado las batallas emprendidas. Sus fuerzas de elite anticaciquismo acabaron barridas durante el asalto al baltarato. Y ahora, mientras el heredero de aquella larga tradición de cuidar de los suyos imparte conferencias sobre ética política, el líder que todo lo puede zanja la cuestión del candidato en Ourense con un inapelable "ponlo tú, que a mí me da la risa". El candidato Feijó09 administra su reputación de ganador gracias a sus sobresalientes prestaciones mediáticas, pero como diría Pelé, ¿a quién le ha ganado, con quién ha empatado, el presidente Feijóo?

antonlosada.blogspot.com