Se abre la reja
La vieja cárcel de A Coruña acoge dos eventos culturales mientras el ayuntamiento debate a qué dedicar el edificio
"Ésta es una cárcel con mucho glamour". La frase resulta casi chocante. Pero José Manuel, funcionario de Prisiones desde hace 27 años y uno de los últimos empleados en la antigua prisión provincial de A Coruña, argumenta la elección del sustantivo para definir el enorme y añejo edificio situado en un escenario preferente de la ciudad, frente a la Torre de Hércules y el océano Atlántico. Hace ahora siete meses que abandonaron el lugar sus últimos inquilinos, una docena de presos en fin de condena que se ocupaban de mantener el inmueble, siete funcionarios y nueve trabajadores sociales.
Y así quedó, hasta ahora, mientras crece el debate sobre qué destino darle a un inmueble que forma parte de la memoria histórica y sentimental de A Coruña. El ayuntamiento intenta apurar el lioso proceso burocrático para obtener la cesión definitiva de la que fue la cárcel provincial de A Coruña durante siete décadas. Pero mientras, está en ciernes todo un acontecimiento: su apertura al público, por primera vez, para la celebración en junio de dos eventos culturales. Será sólo durante cinco semanas, pero es ya, para muchos, un pequeño gran paso hacia la conversión de la antigua prisión en recinto público y abierto a todos, como reclaman colectivos sociales, culturales, vecinales e incluso políticos de la ciudad.
La cineasta Isabel Coixet montará en el inmueble un homenaje a Berger
Desde la semana pasada, un batallón de operarios apuran los preparativos, limpieza y pequeños arreglos de la antigua cárcel para acoger, del 3 al 6 de junio, un festival de cine de películas rodadas en súper 8. Y a partir del día 10, se desplegará por las celdas el original montaje de la cineasta Isabel Coixet en homenaje al escritor británico John Berger y su novela A to X, basada en cartas de una mujer a un preso. El antiguo penal coruñés resulta ideal para recrear de esas misivas que resonarán en la voz de actrices como Mónica Belluci, Penélope Cruz, Isabelle Hupert o María Medeiros.
"Mucho glamour", dice José Manuel al enumerar las películas que se rodaron tras las rejas de ese enorme recinto, como O lapis do carpinteiro, de Antón Reixa, con participación de los internos de la época, El regalo de Silvia, de Dionisio Pérez Galindo, o Heroína, la cinta sobre la lucha contra el narcotráfico de la viguesa Carmen Avendaño. El funcionario recuerda también grupos de turistas que, en su recorrido por la ciudad y la ascensión a la Torre, llamaban a la puerta del penal convencidos de que se trataba de un museo. "Unos ingleses ofrecieron pagar lo que fuesen para entrar, no había manera de hacerles entender que era una cárcel".
Lo fue con todas las de la ley del 20 de septiembre de 1927 al 8 de junio de 1998. Colectivos diversos reclaman que se recuerden a las miles de personas encarceladas allí durante la Guerra Civil y la dictadura, muchas de las cuales pasaron entre aquellas rejas sus últimos días antes de ser fusilados en el cercano campo da Rata. Era una prisión con todas sus consecuencias, pero le hacía especial el hecho de estar tan cerca del mar. Los presos lo podían sentir y oler cuando bajaban al soleado patio. Por las noches, la bañaba la luz del faro más antiguo del mundo en funcionamiento. La enfermería y sus celdas tenían incluso vistas al oceáno y a la Torre.
Un juez de vigilancia, cuenta José Manuel, hizo un día una rápida consulta entre los reclusos y les preguntó si preferían pasar dos años en esa cárcel o un mes en la de Teixeiro, la prisión provincial de A Coruña situada en el rural de Curtis. La respuesta fue unánime: mejor la antigua frente al faro aunque la pena fuese más larga y por mucho que en invierno fuese un coladero para la humedad y el frío.
El ayuntamiento está dividido sobre el uso que darle al enorme complejo. Ocupa 35.000 metros cuadrados, el equivalente a más de tres campos de fútbol, lo que da para varias alternativas. Una parte debería acoger el centro de interpretación de la Torre de Hércules y otro de recepción de visitantes, propugna el primer teniente de alcalde y responsable de Turismo, el nacionalista Henrique Tello.
"Una gran factoría de la creatividad en la que tenga cabida todas las artes y formas de expresión", prometió en último programa electoral de 2007 el regidor, el socialista Javier Losada, al hacer la propuesta de los vecinos de Monte Alto. Pero el alcalde ahora se inclina por reconvertir la antigua cárcel en parador nacional, aunque sería un proyecto a muy largo plazo. "Sería un error darle un uso hotelero sólo para una élite, queremos que sea un espacio cultural y social", replica el presidente de la asociación de vecinos, José Ucha. La debate sigue abierto.
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