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Fútbol

Los glóbulos de Lass

La altitud de la concentración de la selección francesa provoca en el madridista una enfermedad que nace de una mutación genética

Carlos Arribas

Probablemente, Lass Diarra, francés de ascendencia maliense, nunca enfermará de paludismo cuando viaje al África subtropical: una mutación genética en su hemoglobina hace que sus glóbulos rojos, en vez de ser redondos, tengan forma de hoz. Este rasgo, de carácter hereditario -el organismo de los habitantes de zonas en que la malaria es endémica se adapta para sobrevivir, para resistir mejor la enfermedad-, fue, sin embargo, el causante de un susto -fuertes dolores abdominales, un principio de hemolisis, rotura de glóbulos rojos con la consiguiente pérdida de hemoglobina, de oxígeno en la sangre- y de quedarse fuera, a los 25 años, de la selección francesa en el Mundial: el futbolista deberá reposar durante 10 días para recuperarse. Ayer mismo viajó a Lyon, a un hospital en el que se someterá a diferentes análisis para confirmar que sufre ese rasgo hereditario.

El Madrid estudia hacer un test a sus jugadores para ver si portan el rasgo

Todo sucedió en el glaciar de Tignes, en los Alpes franceses, a 3.000 metros de altitud, donde el centrocampista del Madrid estaba concentrado a las órdenes de Raymond Domenech, y se conoció el sábado, cuando Alain Simon, el médico de la selección, comunicó sus sospechas a su colega del Madrid. Ni los servicios médicos del club español ni los de la federación francesa conocían hasta entonces el rasgo genético del parisiense. Si lo hubieran sabido, muy probablemente no le habrían permitido concentrarse a tanta altitud, una costumbre de la selección bleu antes de los Mundiales, pues la altura, al igual que el ejercicio físico extenuante, al máximo, aumentan la posibilidad de un brote agudo, como el que padeció Lass Diarra.

Aunque en el club no asocian este rasgo fisiológico a los problemas de salud recurrentes del jugador en la segunda vuelta de la Liga, enfermedades y lesiones que provocaron cierto escepticismo, tampoco descartan someter a una prueba sanguínea a los jugadores para comprobar si portan la mutación genética y poder hacer trabajo de prevención con ellos: controlar su hidratación, evitar el ejercicio en altura...

En Estados Unidos, donde el 8% de la población afroamericana es portadora de este rasgo genético del glóbulo falciforme, han muerto en la última década 21 jugadores universitarios de fútbol americano mientras se entrenaban. Ocho de ellos sufrían este problema. Este dato llevó recientemente a la NCAA, el organismo que regula el deporte universitario estadounidense, a estudiar la obligatoriedad del test de detección entre los jugadores negros. Sin embargo, aún no se ha llegado a un acuerdo sobre una medida que las asociaciones de enfermos consideran discriminatoria -podría servir de base para excluir de los equipos a los pacientes- y que varios científicos creen innecesaria: cuatro de los fallecidos sabían desde pequeños que sus glóbulos eran diferentes y conocían el peligro que corrían, pero no por ello dejaron de entrenarse hasta la muerte. Propugnan, en su lugar, un cambio en los programas de preparación.

Lass, en un encuentro con el Madrid
Lass, en un encuentro con el MadridÁLVARO GARCÍA

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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