Alemania aprueba por poco margen la aportación para salvar el euro
Fuertes críticas de la oposición a la gestión de Merkel durante la crisis
La aportación alemana al fondo de rescate del euro superó ayer la prueba del Parlamento con un margen de solamente siete votos sobre la mayoría absoluta necesaria. Angela Merkel se apuntó así un pírrico triunfo que reveló que el descontento por su gestión llega a algunos escaños de la coalición entre democristianos (CDU) y liberales (FDP) que ella preside. La aportación de Alemania (123.000 millones) al paquete de 750.000 millones que destinarán Europa y el Fondo Monetario Internacional a la salvación del euro obtuvo ayer en el Bundestag (Parlamento alemán) 13 votos menos de los que suman CDU y FDP. Hubo 319 votos a favor, 73 en contra y 195 abstenciones.
El socialdemócrata SPD se abstuvo de la votación pese a los esfuerzos de Merkel para que apoyaran la nueva ley. Tras el duro debate parlamentario y la ajustada victoria, Merkel se reunió en Berlín con el primer ministro británico David Cameron. La cordialidad de la rueda de prensa conjunta no ocultó las diferencias entre Alemania y Reino Unido sobre el futuro del sector financiero y el de la Unión Europea. Cameron dijo estar a favor de "un euro fuerte y estable" pero mostró sus "inquietudes" con respecto a la ofensiva de la Unión Europea respecto de los fondos especulativos.
Pero Merkel está decidida a sacar adelante sus propuestas de reforma del sector financiero, como la reciente prohibición de las transacciones bursátiles al descubierto como un gesto de Merkel hacia los socialdemócratas. En la sesión parlamentaria de ayer tuvo que oír reproches a alguna de sus ideas como la introducción de tasas a las transacciones financieras internacionales, que esta semana retiró. El presidente del SPD, Sigmar Gabriel, preguntó al Gobierno "por qué no aprobamos aquí ahora" ese impuesto.
Gabriel aseguró que el SPD "no está en contra del paquete de salvación del euro", pero acusó a Merkel de obligar a los socios europeos a "recortes" que empeorarán la situación, mientras ella carece de "rumbo y de meta" en su política europea y nacional. Para rubricar su europeísmo, Gabriel apostilló que "los socios europeos están hasta las narices de las tácticas" de la canciller. El SPD acusa al Gobierno de falta de transparencia en sus planes de regular el sector financiero.
Merkel no sólo se vio expuesta a los ataques del que fuera su ministro de Medio Ambiente durante la Gran Coalición entre CDU y SPD entre 2005 y 2009. Ayer mismo, Horst Seehofer (CSU), primer ministro de Baviera y presidente del partido hermano bávaro de la CDU, criticaba en el influyente diario Süddeutsche Zeitung el comportamiento del Gobierno democristiano-liberal ante la crisis y sus cambios de parecer respecto a las tasas sobre las transacciones financieras internacionales.
Antes de las votaciones, tanto el ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, como el titular de Finanzas, Wolfgang Schäuble, hicieron una encendida defensa del paquete para el rescate del euro, que calificaron de "decisivo" para el futuro de la Unión Europea. "El bienestar en Europa depende también de nuestra decisión", dijo el jefe de la diplomacia alemana, quien, al igual que Schäuble, afirmó que no hay alternativa a las medidas acordadas por la UE y el FMI para defender la moneda única y, con ello, a la Unión Europea y sus ciudadanos.
Tras el duro debate, la canciller se reunió con su colega británico David Cameron. El primer ministro británico, tras hacer una defensa de un euro "fuerte", afirmó que se opondrá a cualquier reforma de los tratados europeos que den más competencias a la Comisión Europea. Reino Unido "no es miembro del euro, ni es probable que lo vaya a ser", aclaró. Merkel reconoció que ni siquiera en el Eurogrupo hay "consenso sobre las reformas en los tratados".
El primer ministro y su anfitriona tampoco están de acuerdo en la manera de regular los mercados financieros, en particular respecto a los fondos especulativos. Muchos de esos fondos operan desde la City de Londres. Cameron salió por la tangente cuando le preguntaron si Reino Unido seguiría la reciente prohibición alemana de ventas a corto. Como principio general, Cameron declaró: "Vamos a trabajar en común de cara al G-20 y al G-8, en especial, en lo que concierne a la regulación financiera, para asegurar que los bancos están al servicio de nuestras economías y no al revés".
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