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Crítica:PURO TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El TNC se apunta dos tantos

Marcos Ordóñez

1 El mayor desafío a la hora de montar Noche de Reyes, umbral del periodo de madurez de Shakespeare, es que continuamente cambia de centro. La pasión secreta que Viola, travestida en Cesario, siente por el duque Orsino cede protagonismo a la que Cesario provoca en la condesa Olivia; pasamos de un palacio a otro, de un deseo a otro, y a mitad de la obra el mayordomo Malvolio asciende a primer término en una triple mutación (puritano engreído, loco de amor, víctima doliente) que sintetiza los giros tonales de esta extrañísima comedia, donde coexisten el lirismo, el enredo, el frenesí demencial y la crueldad salvaje. Quizás su emblema sea el bufón Feste, mensajero entre dos mundos y criatura inaprensible: sabio y oscuro, detonante y observador, ahora dentro y ahora lejos. Shakespeare nos mueve continuamente la alfombra bajo los pies. Olivia abandona su luto riguroso a las primeras de cambio; el hedonista Sir Toby, que contaba con todas nuestras simpatías, engaña por puro placer perverso a Sir Andrew, su bobalicón (y adorable) compañero de juergas (para luego salvarle in extremis de un duelo fatal), y el mecanismo funciona en sentido contrario con Malvolio, a quien primero detestamos y luego compadecemos como si se tratara de un nuevo Shylock. La paradoja mayor es que Viola, el personaje más claro, sin nubes ni dobleces, haya de recurrir al disfraz para protegerse, y sea ese disfraz lo que le impida manifestar su deseo. Hay un parentesco cervantino en Noche de Reyes: la estructura episódica, el perfil quijotesco del mayordomo, la mezcla de poesía y ferocidad. No cabe hablar de influencia directa (el Quijote no se publica en inglés hasta 1612) sino más bien de confluencia: tanto Shakespeare como Cervantes escribían, para decirlo a la manera de Brook, "con un pie en el barro, un ojo en las estrellas y una daga en la mano", aunque el Bardo gana siempre la partida: pisaba más firme, miraba más lejos y clavaba más hondo. Y tenía muchísimo mejor oído.

De oído (para las cadencias del verso y los patrones rítmicos de cada escena) anda también sobrado Josep Maria Mestres, que tras el éxito de Un marido ideal en el Goya ha conseguido con la puesta en escena de Noche de Reyes en el TNC (Nit de Reis, en soberbia y sonora versión catalana de Joan Sellent, otra oreja de aúpa), uno de los mejores espectáculos de la temporada: con idéntico brillo en lo luminoso y en lo sombrío, con todos los matices en su punto. El escenógrafo Alfons Flores ha creado un espacio vacío, abstracto, libre. Una playa ("de veraneantes perpetuos", subraya Mestres) rodeada de espejos y techada por un cielo con bombillas a guisa de estrellas o luciérnagas. Al fondo y en lo alto, invisible pero omnipresente, el quinteto casi jazzístico del maestro Lluís Vidal, desgranando una partitura ligera, melancólica, atmosférica. Elegantísimo e imaginativo vestuario de María Araujo, que convierte a Orsino en un granadero de Luisa Fernanda, a Olivia en Milady de Winter y a los fools en miembros honorarios del club Pickwick sin que el amable guiño irónico incurra en parodia. Silvia Bel (Viola) y Anna Ycobalzeta (Olivia) son las reinas de la función: ambas dicen formidablemente el verso, con claridad y pasión; Bel con el corazón en la boca, una Viola siempre apasionada, siempre alerta, siempre caminando sobre el filo; Ycobalzeta con un humor sutil y una majestad sorprendente en una actriz tan joven. Lluís Soler es uno de los mejores Malvolios que he visto, impecable en cada uno de sus tránsitos y desgarrador en su cautiverio. Quimet Pla (Sir Toby), Carles Martínez (Sir Andrew) y Mercè Comes (la sirvienta María) son tres dinamos de energía constante: su comicidad está sustentada en la verdad humana, sin desafueros farsescos y sin esquivar nunca los contrapuntos dolorosos. Pep Anton Muñoz compone un Feste casi de comedia musical (canciones incluidas) y hace pensar en el Joel Grey de Cabaret, sin maquillaje expresionista pero con la malignidad de un muñeco de ventrílocuo que ha cobrado vida. Creo (única pega) que Pep Planas (Orsino) tiene un mal arranque: Mestres parece haberle marcado un tono cercano a la caricatura del enamorado romántico, y recita el maravilloso pasaje de "si la música es el alimento del amor" como si se tratara de un texto del duque de Rivas. Felizmente abandona pronto esa senda y pisa firme a medida que avanza la función: la escena en la que cree percibir la naturaleza femenina de Viola es una de las mejores del espectáculo. Noche de Reyes debería tener una larga y amplia gira por España.

2 Hablando del Nacional catalán, todavía no había encontrado tiempo para aplaudir una iniciativa extraordinaria de Sergi Belbel, su director artístico. Extraordinaria porque no creo (corríjanme si me equivoco) que se esté produciendo en ningún otro centro dramático. El Proyecto T6 de Nueva Autoría, ya en su quinta edición, ha optado esta temporada, en colaboración con la SGAE, por crear una compañía fija de nueve intérpretes (Jordi Banacolocha, Rosa Boladeras, Òscar Castellví, Míriam Iscla, Anna Moliner, Joan Negrié, Àngels Poch, David Vert y Lluís Villanueva) y ofrecer la dirección a los propios dramaturgos. Esto quiere decir que los autores seleccionados pueden trabajar con la compañía y el equipo "desde los inicios de cada texto hasta la última representación". Han reducido el número de estrenos (ahora tres al año), pero ampliando la permanencia en cartel, cosa que también me parece formidable. La semana pasada vi Lejos de Nuuk (Lluny de Nuuk), de Pere Riera. Aún es pronto para celebrar el nacimiento de un nuevo autor (la obra, que narra un enfrentamiento familiar por el control de su empresa, tiene en su haber excelentes diálogos y solidez estructural, y en su debe una sobredosis de melodramatismo culebronero), pero sí diría que aquí tenemos a un notable director de escena: los actores están estupendos, destacando a Míriam Iscla en un dibujo de personaje que recuerda poderosamente a la joven Rosa María Sardá. ¿Alguien se anima a seguir la propuesta del TNC?

Nit de Reis, de Shakespeare. Dirección de Josep Maria Mestres. Lluny de Nuuk, de Pere Riera. Dirección de Pere Riera. Ambos en el TNC de Barcelona hasta el 30 de mayo. www.tnc.cat.

Escena de <i>Noche de Reyes,</i> de Shakespeare, dirigida por Josep Maria Mestres.
Escena de Noche de Reyes, de Shakespeare, dirigida por Josep Maria Mestres.DAVID RUANO

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