'Cuore'

Si tengo que comer solo en un restaurante, lo que más me gusta hacer es acercarme al kiosco más cercano y agenciarme un ejemplar de la revista Cuore. No la compro siempre, pero he descubierto que es la mejor compañía para un menú del día de mesa individual. Un periódico es demasiado grande e incómodo para desplegarlo sobre la mesa junto a un plato de lentejas (sería fácil si leyera el Abc, pero me da miedo clavarme las grapas) y un libro requiere demasiada atención a la hora de combinar la lectura y las cucharadas.

Una vez intenté ver un episodio de Lost en el ordenador mientras me comía una ensalada. El problema vino cuando noté que el comensal de la mesa de al lado me miraba fatal: yo estaba viendo un episodio que él aún no había visto y le estaba destripando la serie. La Coure es perfecta porque tiene un formato que cabe bien junto al plato y porque se trata de un producto eminentemente visual: todo te entra por los ojos, tiene poca letra y es tan entretenida como aplastar los globitos de plástico de embalaje.

Me gusta la Cuore porque es cómica, exagerada y no predica ese distanciamiento irónico que otros abanderan para afrontar los "temas del corazón". Me refiero a que no observa a los personajes de los que habla con desdén intelectual. En este sentido, pienso en programas de televisión como Sé lo que hicisteis, que habla de los mismos temas y los mismos personajes que Sálvame, pero con una mirada de superioridad, con un punto de vista muy esnob.

Pasaba lo mismo con los programas de zapping de Canal +. Reproducían la morralla de las demás cadenas, pero desde un contenedor cínico que enmascaraba el hecho de que se estaba emitiendo exactamente la misma basura que el resto.

La Coure no mira a sus retratados con superioridad, pero consigue un efecto cómico mucho más eficaz, porque trata a sus personajes desde la cercanía. No hay esa solemnidad de Dónde estás corazón o Sálvame, donde realmente se creen que están tratando temas sumamente importantes.

Yo creo que los colaboradores de esos programas tienen el síndrome de Bela Lugosi. Han asumido como propios los roles que desempeñan en sus programas (el provocador, la moralista, el descreído) y han acabado confundiendo el juego de cotilleo con el realismo social. El secreto de Cuore y otras revistas que han imitado su estilo es que no se toman demasiado en serio a sí mismos. Todo es de una evidente y risueña ligereza. Otro tema es que hagan sangre con la celulitis de cual, con la papada del otro y las ojeras de nosequién. No me preocupa especialmente esto porque lo de cebarse con los famosos tiene un objetivo muy noble: que la gente de a pie se quite los complejos al ver que los más guapos también tienen sus defectos.