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Entrevista:ROSA CLARÁ | Presidenta y diseñadora de Rosa Clará

"Las españolas no escatiman en el vestido de novia"

Pasar por el altar (o el estrado de un ayuntamiento, lo mismo da) vestida de blanco no tiene precio en España. Lo dice Rosa Clará (50 años), fundadora, diseñadora y presidenta de la firma de trajes de novia y de fiesta que lleva su nombre, situada entre las tres primeras de España junto con Pronovias y Novissima por facturación y una de las que más crecen de Europa.

A pesar de su condición de firma "de lujo", no ha parado de expandirse en sus 15 años de vida y ni siquiera la borrasca de la crisis ha logrado frenarla: "En este país, por mucha crisis que haya, las novias recortan en lo que sea, pero no en el vestido. Eso no se toca. Lo único que hemos notado es que el precio medio de compra es sensiblemente menor", asegura Clará en su tienda de Velázquez, una calle señorial del centro de Madrid.

La diseñadora reside en Barcelona, donde está la sede de la firma, pero recientemente viajó a Madrid para atender a la prensa. Un equipo de televisión la espera para realizarle un reportaje cuando finalice esta entrevista, y su asistente de prensa, visiblemente estresada, tiene la agenda hasta los topes.

¿Una diseñadora elevada a la categoría de estrella mediática? Tal vez se le haya pegado algo de las innumerables famosas que han elegido sus vestidos: la modelo Esther Cañadas, la cantante Paulina Rubio, la actriz Paula Echevarría o la ministra de Defensa Carme Chacón son sólo algunos ejemplos.

Rosa Clará está de actualidad por la Pasarela Gaudí Novias, que se celebra en la ciudad condal a partir del próximo 18 de mayo, un escaparate internacional donde las firmas presentan sus colecciones nupciales. Un evento clave para la firma catalana: "En una semana, de martes a domingo, pasan por nuestras manos más de mil clientes internacionales. Nos jugamos el negocio de todo el año", afirma la diseñadora.

Y es que Rosa Clará tiene vocación mundial: además de las 51 tiendas de España, está presente en gran parte de Latinoamérica, Francia, Bélgica, Inglaterra, Rumania y Portugal, y a corto plazo tiene previsto abrir otros 18 establecimientos en Europa y estrenarse en Oriente Próximo con siete boutiques. La niña de sus ojos es la tienda que tienen proyectada en Miami, de inminente apertura: "Los decoradores ultiman los detalles en los 700 metros cuadrados que ocupará en una céntrica calle", dice con orgullo indisimulado.

El carácter global de la firma les obliga a diversificar: a lo largo y ancho del mundo, no todas las novias se casan igual ni, desde luego, con la misma indumentaria. "En Europa no cambia si vas a países católicos: España, Italia y Francia". Las centroeuropeas no son tan espléndidas a la hora de financiarse el atavío nupcial. "Alemania y Holanda valoran más el precio, por eso allí entramos con nuestras marcas low cost". Pero el reto más grande lo tienen en los países árabes: "Es delicado. Les hemos hecho una colección especial".

De momento, China no entra en sus planes. Sólo de momento. "Las copias ya las tengo superadas, pero si encima les enseñamos a gestionar nuestro negocio, en dos minutos los tendríamos aquí... Es una forma antigua de pensar, tenemos ya propuestas de inversores, pero me da miedo. Aunque tendremos que entrar antes o después".

Estos 15 años han dado para mucho: Rosa Clará no se conforma con su marca homónima y produce y comercializa otras ocho firmas, algunas de bajo coste y otras con la rúbrica de prestigiosos diseñadores como Karl Lagerfeld, Jesús del Pozo o

Christian Lacroix. El grupo recurre a diversas fórmulas para distribuir sus productos. En torno a un 30% son tiendas propias; el resto, franquicias. Los requisitos: "Un local en la mejor calle de la ciudad, una calle emblemática y céntrica. Un mínimo de 150 metros cuadrados y que el franquiciado se dedique al negocio. No mucho, ya le formaremos, pero que no sea un mero inversor".

Rosa Clará, que emplea a casi mil trabajadores, cerró 2008 con unas ventas de 48 millones de euros, que aumentaron en torno al 25% el año pasado. Para 2010 prevé un incremento de otro 10%. La diseñadora parece impermeable a las crisis, y no sólo económicas; las de fe tampoco le afectan. "No sé si la gente se casa cada vez menos por la Iglesia, como algunos dicen, pero eso nos da igual. Quienes se unen por lo civil no renuncian a un traje de novia como Dios manda. He visto ceremonias espectaculares que nada tienen que envidiar a las religiosas".

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