Zapatero no ha decidido aún si respaldará la candidatura de Gómez
El apoyo al líder madrileño es endeble y mudará según lo que haga el presidente
El martes pasado fue un mal día para el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. En medios socialistas se considera que fue incluso una de sus peores jornadas de la legislatura. De viaje en Bruselas, dio muestra de un enojo infinito cuando tuvo que hacer frente al "despropósito" y "la locura", de que España estaba a punto de necesitar, como Grecia, que Europa saliera a su rescate.
Como no tenía bastante, ese mismo día trascendió, según publicó este periódico, que el secretario general del PSM, Tomás Gómez, había hecho aflorar en una reunión de la ejecutiva regional su malestar con el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, al que acusaba de torpedear su candidatura a la presidencia madrileña. De manera indirecta, el presidente mandó cortar el conflicto y las partes se avinieron de inmediato. "Ha debido haber un malentendido", señaló Blanco, conciliador. "El asunto está zanjado", proclamó Gómez, sin disculparse. ¿Quiere decir que Gómez será el candidato? En absoluto, al menos en lo que respecta a la dirección federal. Tampoco lo contrario. No hay decisión. Y ésta, en muy buena medida, sólo depende de Zapatero.
La polémica con Blanco está zanjada en público, pero su origen sigue intacto
En el entorno de Blanco se atrincheran en que el comité federal aprobó, a instancias de Zapatero, que el proceso de elección de candidatos se pondrá en marcha en julio y culminará entre septiembre y octubre. "Gómez está en la misma situación que otros secretarios generales y que varios miles de aspirantes a alcaldes", señalan interlocutores de Ferraz, sede del PSOE.
En estos meses, Gómez ha seguido con su tarea de oposición a Aguirre pero siempre con el resquemor, bastante justificado, de que parte de la dirección federal considera que no es el candidato adecuado. Además, su baja valoración en las encuestas avala a quienes defienden que otro cabeza de lista -surge el nombre de la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez- permitiría desbancar de la mayoría absoluta al PP.
La polémica está zanjada en público, pero el origen de la misma sigue intacto: la candidatura a la Comunidad de Madrid no tiene nombre seguro. También seguirá influyendo que Blanco y Gómez no tienen buena sintonía. Hasta el pasado lunes era un secreto a voces en Madrid que nunca la han tenido. Gómez no era el secretario general que el vicepresidente socialista hubiera elegido, aunque al principio, cuando el apoyo de Zapatero era incuestionable, no dudó en convencer a los socialistas madrileños de que debían respaldarlo: "Así lo quiere el jefe".
En el entorno de Gómez se quejan desde hace tiempo de los desplantes del ministro. Pero la gota que colmó el vaso fue un mitin en Fuenlabrada, el pasado 25 abril. Blanco citó de pasada a Tomás Gómez, pero de forma fría y junto a su antecesor, Rafael Simancas. Todo un gesto político.
En este contexto, la encuesta de Metroscopia publicada por EL PAÍS hace una semana -que daba una baja valoración (3,9) a Gómez- puso nervioso al líder madrileño y precipitó su desplante a Blanco, con muy poco sentido de la oportunidad política. El secretario general debía poner "pie en pared ante las injerencias de Blanco en la autonomía de la federación", dicen interlocutores que apoyan a Gómez. Según esta versión, habría sido un gesto de supervivencia: dejó claro que sabe que le van a poner trabas a su candidatura y, que no se va a dejar destronar mansamente. Pero calibró mal sus fuerzas, según las fuentes consultadas: "Hasta ahora los pulsos con la dirección federal habían partido de presidentes autonómicos como José Bono, Leguina o Juan Carlos Rodríguez Ibarra, respaldados por mayorías absolutas".
Al líder madrileño le gusta recalcar que le apoya el 90% del aparato. En realidad, no anda desencaminado. Pero, como apuntan diferentes sectores del socialismo madrileño, esos apoyos son endebles. Se dan más por la propia responsabilidad de los dirigentes, que saben que atacar al jefe sin tener un recambio abriría una crisis política en el PSM, que por su convicción de que Gómez es el candidato idóneo. Y ha sido esta misma responsabilidad la que llevó a los cargos socialistas a cerrar filas la semana pasada para evitar una crisis de sucesión anticipada.
Y ahora qué. Pues ni un ruido exterior, pero todos preparados para defender sus posiciones. "También puede ser que se presente alguien en primarias", señalan críticos con Gómez, quien ya ha mostrado su intención de afrontar ese proceso. Mucho más difícil le sería encarar una eventual retirada de apoyo de Zapatero. Pero se asegura que el presidente aún no lo ha decidido
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