Pascual tiene un plan
Prevé adquirir empresas por entre 200 y 500 millones en los próximos tres años
En sociedad con un fondo de inversión, hizo una oferta de casi 600 millones para la compra de Puleva en el sector de la leche. Llegó tarde a la puja para empresas en el sector de la soja en otros países. Pero no ha cejado en su empeño de crecer vía compras.
Pascual, como una de las empresas más significativas en marcas del sector agroalimentario, con precios en el segmento alto, está soportando los efectos de la crisis con un recorte en el volumen total de las ventas, que han pasado de más de 900 a 800 millones de euros, de los que casi la mitad corresponden a la leche y derivados; 100 millones, al agua; otros 100 millones, a los biofrutas; 50 millones, a la soja; 50 millones, a los zumos, y 50 millones, a otros productos. La exportación supone sólo el 5% de las ventas. En este escenario de ajustes, el grupo está manteniendo, sin embargo, los resultados con un beneficio bruto de explotación de 90 millones de euros y un endeudamiento que se eleva a 280 millones por las inversiones ejecutadas en la planta de zumos en Córdoba y las mejoras en las instalaciones de leche en Aranda.
Mantiene su apuesta por la distribución y la marca propias, y por la calidad y el precio diferenciado
El presidente del grupo, Tomás Pascual, reconoce la posibilidad de haber cometido algunos errores de estrategia en estos tiempos de crisis. Sin embargo, en conjunto, no sólo mantiene la vieja filosofía de la empresa de apostar por la calidad, la marca, el precio y su rechazo a las marcas blancas o de la distribución. Ante el futuro apuesta por la oferta de otra nueva generación de productos y de mayor valor añadido en todos los sectores donde opera. "De los productos clásicos hemos pasado a una oferta de otros de nueva generación", señala Tomás Pascual. "Nuestro objetivo es seguir trabajando en esa dirección para poner en el mercado nuevos productos que respondan a las demandas de la sociedad y a un precio razonable. La crisis pasará y confiamos en el crecimiento de ese mercado en el futuro".
En cuanto al desarrollo de la empresa, tras el fracaso en la compra de Puleva, Tomás Pascual lo tiene claro. "Vamos a crecer de forma orgánica, pero también con el desarrollo de una política de compras. En los últimos tiempos hemos perdido algunas oportunidades, no sólo de Puleva, incluso otras más interesantes para nosotros por sus productos y su precio. Hemos aprendido la lección y estamos trabajando en el desarrollo de un progama global de crecimiento para los próximos tres años vía compras tanto en España como en el exterior en función de las sinergias con el grupo por zonas y productos".
Para el responsable del grupo, el plan contempla para ese periodo unas inversiones, en función del interés de la operación, entre los 200 y los 500 millones de euros. La ejecución de la inversión se haría bien en solitario por el grupo Leche Pascual o en compañía de un socio financiero, partiendo de que los fondos no vienen a un grupo industrial para quedarse, sino para salir en un periodo de varios años.
En el mapa que está diseñando el grupo sobre futuras inversiones se ha dividido el mundo en cuatro zonas. Una primera, donde no se va a ir en ningún caso; una segunda, donde se quiere potenciar la exportación; una tercera, donde la exportación se va a complementar con el desarrollo de una política comercial, y, finalmente, una cuarta opción de zonas a invertir para producir en unión con un socio local y utilizar el país como base para operar en los países del entorno.
En esta estrategia se plantean cuatro zonas con inversiones industriales. Una primera es Centroamérica y Sudamérica, con preferencia para ubicarse en Brasil para abordar el mercado de todo el continente. Una segunda zona sería un país de Oriente Próximo para introducirse en el entorno, así como en el norte de África. Una tercera zona sería Sudáfrica, y finalmente, Filipinas, para abordar los países asiáticos.
El objetivo en todos los casos es iniciar la actividad con socios industriales con la inversión al 50% por un montante para cada una de las partes de unos seis millones de euros y producciones de unas 10.000 toneladas. El producto elegido para su elaboración es el yogur de larga duración, por su mayor capacidad para amoldarse a las condiciones logísticas de esos países para su comercialización. Filipinas sería la primera inversión, y los socios probables son el grupo San Miguel y Alaska.
En España, el grupo mantiene dos de los principios que han marcado su actividad en el pasado: la distribución propia y la apuesta por el segmento alto y las marcas.
La distribución moderna a través de los grandes grupos supone el 50% de las ventas de Pascual. La distribución propia supone el 20%, y con la misma se llega a más de 25.000 tiendas y 50.000 puntos de la hostelería. La distribución contratada significa otro 23% y la misma accede a 60.000 puntos. Finalmente, otro 7% corresponde a la hostelería organizada, donde opera en algunos casos conjuntamente con Kellogg's, Heinz o agua Das Pedras.
El retroceso de la demanda y el auge de las marcas baratas ha obligado al grupo a ajustar en algunos casos los precios, pero sin renunciar a seguir en el segmento de productos de calidad, valor añadido y a un precio más elevado. Tomás Pascual mantiene su oposición a elaborar marcas de la distribución. Es de los de la opinión que siempre que llueve escampa, que pasará la crisis y se volverá a recuperar la demanda de este tipo de productos.
En política de marcas, se han eliminado PMI e Intermilk. Pascual se mantiene como la primera marca en zumos exprimidos refrigerados, leche o yogures; Vivesoy, en soja, y Bezoya, en aguas. Y Zumosol, para el resto de los zumos, concentrados y néctares.
La actividad del grupo se concentra: soja, zumos y agua, en todos los casos con la apuesta del valor añadido.
En leche pasó de una recogida de 700 a 500 millones de litros. La leche clásica supone 360 millones de litros, a los que se suman 120 millones de leche sin calcio, 40 de soja y el desarrollo de una nueva oferta de leche sin lactosa. "No tengo interés en estar con grupos que tengan su negocio con la marca de la distribución. La leche vale más de lo que vale". En zumos, la producción es de 40 millones en néctares, concentrados y exprimidos a temperatura ambiente, 10 millones de zumos exprimidos refrigerados y 12 millones de bifrutas. Todo ello a partir de más de 100.000 toneladas de naranjas españolas. Finalmente, en agua, Bezoya se mantiene en 250 millones de litros, mientras que Nature ha experimentado una reducción de hasta 60 millones de litros.
Activos y 'pasivos'
El ajuste y la reorientación en la actividad del grupo en los últimos años se ha traducido en el reforzamiento de algunas plantas, la actividad compartida en otras y el cierre del resto.
La producción de leche y derivados se concreta en la planta de Aranda de Duero, donde se hicieron las mayores inversiones, y en menor medida en Cataluña. En agua, el protagonismo corresponde a Bezoya, en Segovia, junto con los manantiales de Camporrobles en Valencia y Los Berrocales en León.
La planta de leche en Lugo se halla alquilada, con opción de compra, al grupo cooperativo gallego Alimentos Lácteos. Tomando como base la planta de leche en Cantabria, Frixia, Pascual constituyó una sociedad conjunta con la francesa Andros, donde el grupo tiene el 30%. Finalmente, en la planta de Palma del Río, en Córdoba, se alquiló la división de envasado a Iberia de Refrescos que trabaja a maquila para el grupo.
Los "pasivos" han afectado especialmente a la división de aguas, con el cierre de las plantas de Cardó en Tarragona, Zambra en Córdoba y Ribagorza en el Pirineo. En Francia se cerró y se halla en venta la planta de Montauban, que prácticamente fue sólo un centro de recogida. En Valladolid, la de Ceres, en el sector de los cereales. -
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