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ÁREA DE META | 36ª jornada de Liga
Columna
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Según se mire

Andoni Zubizarreta

Dice un amigo mío culé de toda la vida que esta Liga se le está haciendo enormemente larga. Vamos, que la cosa no acaba nunca, que el Madrid no afloja y que todos, absolutamente todos, los partidos le parecen tener una trampa escondida. Le gustaría a mi amigo llegar a estos últimos 12 puntos con un margen mayor respecto al segundo, de forma y manera que pudiera disfrutar del bocata del descanso sin estar pensando en si la diferencia del marcador es la justa, si el cansancio aparecerá en los jugadores o si el rival se vestirá de aguafiestas para robar la alegría de las gradas del Camp Nou. También le tiene amargado a mi amigo eso de tener que mirar con el rabillo del ojo los partidos del Madrid, que, por mucho que se niegue, tienen una buena parte de seguidores en aficionados del Barça que se reúnen en busca de los puntos necesarios para una recta final placentera.

Ninguno cede en una lucha que, si al primero se le hace larga, justo lo contrario debe de pensar su perseguidor

Y yo doy la razón a mi amigo porque es verdad que esta Liga parece no acabarse nunca y es verdad que en esta competición nuestra los pinchazos de los grandes se miden en empates, lo que obliga a afinar mucho el nivel de rendimiento de los equipos. Pero luego se me ocurre mirar el asunto desde el otro lado, desde el otro punto de vista, y todo ellos se me aparecen mientras veo al Mallorca llevarse los tres puntos de San Mamés con gran solvencia y efectividad. Y se me ocurre que la temporada se le está haciendo muy larga a mi Athletic, que a este sí que se le está (se nos está) haciendo largo este rush final de la temporada. O miro al Sporting, al Málaga, al Racing, envueltos en turbulencias que hace un mes parecían lejanas a todos ellos, con la calculadora en la mano, jugando a las probabilidades y las estadísticas para deducir el número de puntos necesarios para quedarse en la Primera División.

Y, de pronto, se me ocurre ponerme en la piel de Javier Clemente en su vestuario de Valladolid, mirando el calendario que tienen por delante, y me lo quiero imaginar pensando que esta Liga se le va a hacer demasiado corta, que a este momento dulce que ha encontrado en un equipo que parecía desahuciado le van a faltar jornadas para consolidar los puntos que le lleven a una salvación más cercana al milagro que al logro humano. Y, si esto pasa en Pucela, ¿qué deben de estar rumiando en Jerez, donde hace unos meses parecía que los equipos visitantes acudían como el que llega al surtidor de gasolina para ponerse tres puntos seguros en el depósito dejando a los locales con la sensación de ser un segunda jugando en Primera? Y ahora la calculadora de los sueños les permite levantar la mirada y encontrar un horizonte posible donde antes sólo había burbujas de aire bajo el agua. ¿Le llegará al equipo jerezano con estos 12 puntos para sobrevivir? Seguro que a ellos también les gustaría que esta Liga tuviera otro mes de competición.

Claro que se me ocurre que algo de eso debe de estar pasando por la parte alta de la tabla, allí donde el Barça y el Madrid se han metido en una pelea que no deja puntos para los demás. Una lucha en la que ninguno cede. Una lucha en la que, si al primero se le está haciendo larga, justo lo contrario es lo que debe de estar pasando en el bando perseguidor, allí donde las jornadas tachadas no llevan consigo adelantar al eterno rival. Y cada vez quedan menos oportunidades, y cada vez quedan menos minutos, y cada vez está más cerca la pancarta de la meta. No aflojar para vencer, no aflojar para remontar. Habrá que hablar con Pedro Horrillo para que nos cuente cómo se vive esto sobre una bicicleta.

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