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Más patadas que pases

Jordi Quixano

Agresividad, tarascadas y lesiones. La sucesión fue inevitable en La Romareda, caldera en las gradas y accidente sobre el césped. El Zaragoza enseñó el pie; el Madrid lo absorbió y, cuando pudo, lo rebotó. Pronto se torció la noche. Arizmendi se resintió de sus molestias en el adductor y ni siquiera salió al campo. El relevo lo recogió Chupete Suazo, que le discutió un balón a Sergio Ramos y acabó con el hombro izquierdo fuera de sitio. Recolocada la articulación, Suazo regresó al campo hasta que volvió a medirse con Ramos y desencasillarse de nuevo el hombro. No soportó el dolor y se marchó con la camiseta como cabestrillo. Antes de enfilar los vestuarios, recibió un cachete cariñoso del técnico Pellegrini, también chileno. Fue lo único afectuoso del duelo.

Manotazo de Contini a Ronaldo, entrada con los tacos por delante de Marcelo a Herrera, codazo de Eliseu a Casillas. Toda una batalla. Lo padecieron los jugadores. Un tirón retiró a Van der Vaart del terreno de juego, Edmilson jugó parte del duelo a la pata coja y Gabi se tiró con persistencia la mano a la cara posterior del muslo. Para redondearlo, a Casillas no le valieron los guantes y se los cambió. Y Contini, tan colérico como vehemente, soltó un nuevo codazo a Higuaín. Tarjeta roja directa, pero la fatalidad no se terminó.

Raúl, que nunca se rinde, extrajo algo bueno del caos. Resulta que pidió el cambio, con el tobillo a la virulé, al tiempo que se marcó una carrera, atendió el rechace a un disparo de Ronaldo y abrió el marcador en el mismo escenario donde debutó en Primera hace 15 años y medio.

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