Los anti-Barça
Aunque impone su juego, el equipo azulgrana ha padecido ante diversos estilos futbolísticos
El Barça es casi perfecto. Tiene estética, definición y resultados.Ganó los seis títulos disputados el curso anterior y ha llegado al final de esta temporada como líder de la Liga, con un récord de puntos -84, a falta de cinco jornadas-, y como semifinalista de la Champions. Pero está en aprietos. El Inter le doblegó (3-1) en San Siro. No es, en cualquier caso, el único equipo capaz de desarticularle, por más que los estilos de los rivales sean diversos. En los dos años de Pep Guardiola, el Atlético le ha sisado seis puntos; el Espanyol y Osasuna, cuatro. También le han incomodado, sobre todo, el Valencia, el Sevilla, el Inter y el Rubin.
- Inter: robo y carrera. Aunque no le presionó arriba, el Inter puso la persiana en la medular. Se trataba de robar y lanzar el balón sin demora a las carreras de los hombres avanzados (Eto'o, Pandev y Milito) aprovechándose de la zaga adelantada del Barça. "Nos valió la técnica para robar y para tirar asistencias y fue determinante la velocidad de los delanteros", subraya Marco Branca, director del área técnica. Del mismo modo, Maicon no se preocupaba demasiado de Keita, que no otorgó profundidad ni pases definitivos. Sus carreras fueron continuas y le valieron para marcar. "Las decisiones de Mourinho fueron perfectas y explotaron al máximo las características de sus jugadores", remata Branca.
"Presionarles arriba es complicado porque Valdés es un jugador más", explica Villa
"Hay que jugar con poca distancia entre delantera y defensa", cuentan en el Atlético
- Rubin: abrigado ante Messi. El Rubin Kazán es el único equipo que no ha perdido contra el Barça, el único que le ha vencido con la defensa retrasada. "Sabíamos que el balón era suyo y que a un intercambio de golpes nos ganarían", concede Raúl Ruiz, del cuerpo técnico del Rubin. Se abrocharon atrás, taparon los pasillos interiores y persiguieron a Messi. "No queríamos que Leo la cogiera", señala Ruiz; "si se metía hacia dentro, poblábamos la zona para que no maniobrara". Con el balón en los pies, la idea era clara. La explica Ruiz: "Pelota al Chori Domínguez y a ver qué salía". Salió bien.
- Espanyol: presión y ayudas. Si Piqué bajaba al área para buscar el balón, el delantero le seguía. Si Puyol buscaba un pase, le cerraban las líneas. "Esto no se puede hacer en el Camp Nou, tan amplio y ante un equipo que domina tanto la salida de la pelota", interviene Moisés Hurtado. Pero en Cornellà anulaban la primera jugada. "Cuando ellos pasaron de la medular, fueron capitales las ayudas y jugar apretados. El Barça se mueve muy bien entrelíneas. Todo el mundo va a recibir y todo el mundo tiene capacidad para jugar ahí", argumenta Hurtado. En el último derby, el Barça chutó dos veces.
- Atlético: evitar el juego de entrelíneas. No le preocupó al Atlético que el Barça saliera a sus anchas con el primer pase. Pero sí que estrujó a la segunda conexión, atento a las coberturas con las líneas enlazadas. "Metimos al equipo muy corto. Con poca distancia entre la delantera y la defensa", apunta Fran Escribá, segundo técnico del Atlético; "los diez jugadores, muy armados para evitar su juego de entrelíneas". Con el balón controlado, la exigencia era otra e inflexible. "El Barça roba en campo ajeno y se activa para cerrarte", remarca Escribá, "por lo que, cuando robábamos la pelota, era obligatorio descargar el juego a una zona menos transitada. No tenía por qué ser hacia delante, sino a una parcela despoblada".
- Sevilla y Valencia: cortar la raíz y lanzar centros. Parecidos al Espanyol, el Sevilla y el Valencia apretaron al Barça en la salida de la pelota. La diferencia, en cualquier caso, es que no buscaron sólo el contragolpe, sino que también retrasaron una línea el balón para luego utilizar las bandas. "Nos centramos en que no conectaran con los medios, que su primer pase les resultara incómodo", destaca Fernando Navarro. "Se intenta, pero presionarles arriba es complicado porque Valdés es un jugador más", agrega Villa. En la ofensiva, sin embargo, no había prisa. "Había que aprovechar la separación en los centrales y laterales, propia de su empeño por construir", asegura Navarro. "La clave es salir rápido o mantener la posesión", añade Villa. Con las bandas como arma.
- Osasuna: por detrás de la defensa. El equipo de Camacho no escondió el pie y atacó sin miedo. "Intentamos apretar lo más arriba posible para que no triangularan y jugaran en largo", expone Miguel Flaño. Atosigaron, llenaron mejor la divisoria y alcanzaron con frecuencia el área de Valdés. "La idea era recuperar la pelota y buscar los espacios detrás de la defensa", desvela Flaño. Pero cede: "Lo que pasa que desactivarlo es imposible". O casi.
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