_
_
_
_
Crónica:INTER 3 - BARCELONA 1 | LIGA DE CAMPEONES | Ida de las semifinales
Crónica
Texto informativo con interpretación

La derrota más cruel

El Barça, falto de lucidez y explosividad, cae en Milán ante un Inter muy bravo

Ramon Besa

El Barça se desinfló ayer en el campo del Inter. Jamás una derrota había sido tan cruel para el equipo azulgrana desde la llegada de Guardiola, que jamás había perdido por más de un gol de diferencia. Los barcelonistas se vencieron en mal momento. No podían elegir un escenario peor por la importancia del partido, por el impacto mediático del torneo, por el escenario y por ser quien es el Inter, el equipo de Mourinho y de Eto'o, el futbolista canjeado por Ibrahimovic, sustituido cuando su equipo necesitaba goles. Los azulgrana se quedaron sin fuerza y doblaron la rodilla. Marcaron el gol que se habían pedido, más que nada porque Pedro tiene soluciones incluso para las jornadas más imposibles y, en cambio, jugaron uno de sus peores encuentros, desvencijados como se han quedado después de batirse con el Madrid, con el Espanyol y con las fuerzas de la naturaleza.

INTER 3 - BARCELONA 1

Inter: Julio César; Maicon (Chivu, m. 72), Lucio, Samuel, Zanetti; Motta, Cambiasso; Eto'o, Sneijder, Pandev (Stankovic, m. 55); y Diego Milito (Balotelli, m. 75). No utilizados: Orlandoni; Córdoba, Muntari y Materazzi.

Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Maxwell; Xavi, Busquets; Pedro, Messi, Keita; e Ibrahimovic (Abidal, m. 61). No utilizados: Pinto; Márquez, Bojan, Henry, G. Milito y Touré.

Goles: 0-1. M. 18. Pedro, a centro de Maxwell. 1-1. M. 30 Sneijder remata una asistencia de Milito. 2-1. M. 48. Maicon, a pase de Milito. 3-1. M. 61. Milito, de cabeza.

Árbitro: Benquerença (Portugal). Amonestó a Eto'o, Stankovic, Puyol (los tres se perderán la vuelta por sanción), Busquets, Piqué, Keita y Alves.

San Siro: 80.000 espectadores.

El Inter es un equipo vestido para matar, preparado para ganar más que para jugar
Más información
"Es difícil perder para quien no está habituado"
Milito reina entre la confusión

Los azulgrana se negaron a firmar la derrota que el juego anunciaba porque fueron un equipo generoso y solidario, en la victoria y en la derrota, siempre unidos. Perseveraron sin parar y hasta podrán quejarse porque el árbitro les perjudicó todo el tiempo y no pitó un penalti de Sneijder a Alves cuando Piqué jugaba hasta de ariete. La actitud del Barcelona fue irreprochable y atacó con el suficiente interés como para mejorar el marcador. El fútbol, en cambio, fue más escaso que de costumbre porque a los jugadores les faltó lucidez y explosividad. El desafío era demasiado exigente para un equipo desnortado desde su salida de Barcelona. Nadie le había ganado por dos goles de diferencia al Barcelona de Guardiola.

De regreso a Milán, cinco meses después de la última visita del Barça, el Inter ha progresado mucho en la Copa de Europa. Ha mejorado en su versión de equipo vestido para matar, preparado para ganar más que para jugar. Mourinho funciona como un técnico universal cuya fórmula sirve igual para Portugal que para Inglaterra o Italia, de manera que le encanta trabajar con mercenarios, jugadores entregados a su manual de autor, excelentes cazarrecompensas en el mercantilizado mundo del futbol. El portugués encontró ante el Chelsea una fórmula que le va bien ante cualquier rival: 4-3-3. Mourinho no cambió de plan ni siquiera con la visita del campeón. Jugó el Inter con tres puntas y marcó tres goles cuando no contaba ninguno en sus últimos enfrentamientos con el Barça.

También Guardiola fue fiel a su ideario y presentó la misma formación que en el Emirates contra el Arsenal. Juega el Barça de memoria desde infantiles, con un equipo formado en la cantera, muy futbolero, especialmente técnico, alegre y dinámico, opuesto al del Inter. Ambos equipos viajan por lo demás en direcciones opuestas. El juego nerazzurri es centrifugado, vertical, siempre atacando al espacio, mientras que a los azulgrana les gusta abrir el campo y desplegarse a partir de las bandas, madurar el partido y asociarse con un buen toque de la pelota.

La propuesta barcelonista exige precisión y velocidad o, en caso contrario, las pérdidas de balón son la mejor munición para equipos que viven del robo y de transiciones como el Inter. Hay que estar muy en forma para jugar como pretende el Barcelona, y hoy el equipo anda fatigado, derrengado, cansado de tanto esfuerzo, poco fino. Le pesan las piernas, ha perdido atrevimiento y tiene poca fuerza. Anoche defendió mal desde la salida y actuó con un sorprendente riesgo calculado, sin clarividencia, contundencia ni posesión. A cambio, el Inter atacó con bravura, superior físicamente, más entero que un adversario timorato.

La victoria del Inter estaba cantada hasta que el marcador anunció el 3-1. Milito y Eto'o armaron dos remates estupendos antes de que apareciera Pedro y dejara un gol excelente en la primera llegada del Barça, protagonizada por Mawxell, atacada por Ibrahimovic y mejor resuelta por el canario, un delantero que tiene soluciones para cualquier partido, ante al rival que sea, tanto da que se juegue en casa como fuera, tampoco importa el trofeo. Al Inter, sin embargo, no le llevó demasiado tiempo remontar con un gol de Sneijder y un segundo de Maicon porque el Barcelona no acababa de entrar en juego, como si hubiera pinchado y quedara extraviado en el campo. Los azulgrana sólo espabilaron cuando encajaron el 2-1 y remataron dos veces en un minuto.

Mourinho dio entonces un pasó atrás: quitó a Pandev, un delantero, y dio entrada al centrocampista Stankovic. Tenía el Inter el partido donde quería su entrenador y no tardó en contar el tercer gol en un remate de Milito. La respuesta barcelonista fue tan intensa como estéril porque le faltó puntería y defendieron bien los italianos. Los azulgrana no encontraron a Ibrahimovic y después no supieron generar las mejores situaciones para que resolviera Messi. A la pulga le faltó frescura para dejar su gol y el partido murió en el regazo del Inter: faltas, juego barroco, poca fluidez, siempre rodeado de cuantas cosas le molestan al Barça. La vuelta demanda simplemente el mismo resultado que se dio en la liguilla en el Camp Nou: 2-0. Hoy, sin embargo, aquel marcador parece difícil de alcanzar, sobre todo por el dolor que causó la inédita derrota de San Siro. Ocurre que la grandeza mostrada por el Barça de Guardiola en la victoria le hacen merecedor de toda la confianza.

Valdés recibe el tercer gol del Inter, marcado por Diego Milito.
Valdés recibe el tercer gol del Inter, marcado por Diego Milito.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_