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Reportaje:Carreras & capital humano

De la 'uni' a la ONU

Jóvenes españoles participan en una simulación de las Naciones Unidas en Nueva York

Cristina Delgado

Para algunos puede parecer puro teatro. Para otros, un simple ejercicio de clase. Pero para los jóvenes que participan en el Modelo nacional de las Naciones Unidas de Nueva York es algo muy serio. Se trata de una simulación de las comisiones y la Asamblea General del organismo internacional que celebra una vez al año la propia ONU. Unos 5.000 estudiantes de más de 300 universidades y unas pocas escuelas de negocios participan. En la edición de este año (celebrada a principios de abril), dos de los equipos del prestigioso evento llegaron avalados por escuelas españolas. Durante tres días fueron representantes de Honduras y Argentina al más alto nivel. Y el último día, el plato fuerte: la Asamblea General se celebró en la sede de la ONU. Más real, imposible.

Los estudiantes aprenden cómo negociar a nivel internacional
Hay delegaciones de EE UU que logran 'espónsores', como en el fútbol

Para participar en este simulacro, los estudiantes trabajan meses metiéndose en el papel: a cada equipo le asignan un país y deben aprender los protocolos oficiales de la ONU para negociar, estudiar la cultura del Estado que representarán y sus relaciones internacionales, cómo hablar en público... María Fernández, de la escuela ESCP Europe de Madrid, y Marc Medina, de ESADE, participaron en el maratón ONU de Nueva York. Para los dos fue intenso. Agotador. Competitivo. Y una de las experiencias más enriquecedoras de su vida.

A María se le escapaba una risilla nerviosa cuando atendió el teléfono desde la Gran Manzana. Estaba en el hotel Sheraton y no era María la que estudia un máster en management en España, sino María la que tenía que pelear por la economía argentina. Estaba en una falsa ONU, pero para ella, igual de crucial. "Tengo poco tiempo. Es que estamos en el descanso para comer, pero tenemos que volver enseguida", se justificó. La jornada maratoniana debía continuar. Tres horas de discusiones por la mañana, tres por la tarde, tres por la noche y varias conferencias. En total, más de 5.000 veinteañeros de Japón, India o Kenia que debaten y negocian políticas como si de verdad la vida en otro país (que la mayoría de veces ni siquiera han pisado) dependiera de ellos. Sólo el inglés está permitido. Hay otros modelos de la ONU, pero este es el más prestigioso, ya que es el más internacional y se celebra en el cuartel general del organismo.

Antes de llegar a Nueva York, todos los participantes han tenido que aprenderse al dedillo cómo funcionan las complejas comisiones y asambleas de la ONU. Protocolo puro. "En la escuela formamos parte de una especie de asociación para este evento. Estudiamos el país que nos asignaron [Argentina], discutimos las posturas...", recuerda María de vuelta a España. La escuela ayudó a los 16 estudiantes a organizar una reunión con el embajador de Argentina en España para intercambiar puntos de vista.

A Marc y sus compañeros, ESADE no les preparó ninguna reunión. Aceptó que participaran en el evento como representantes del centro. Pero no se implicó en la organización. Fueron ocho estudiantes, por su propia iniciativa, quienes lo sacaron todo adelante. Y Marc, de último curso de administración y dirección de empresas, llevó la batuta de la delegación. "Había muchas personas a las que les hubiera interesado venir, pero cuesta dinero", explica aún con Nueva York bullendo en su cabeza. Dinero (más de mil euros por persona para pagar hotel y avión) y horas robadas a los estudios para prepararse.

"Cuando entras en la sala del primer comité, impresiona mucho. Miras a tu alrededor y ves gente muy motivada, que de verdad lo vive. Sobre todo, los estadounidenses y los alemanes", recuerda María. Marc coincide de pleno. "Ellos van allí a ganar", zanja. ¿Ganar? ¿Se puede ganar negociando políticas en la ONU? "Dan un reconocimiento especial a los equipos que mejor han defendido sus posturas. Hay responsables de la organización que toman notas durante las exposiciones y deciden quién es mejor", explica.

Desde EE UU y Alemania, los alumnos llegan muy bien preparados por una sencilla razón: buena parte de ellos ya lo han hecho antes. No sólo porque muchos repitan en varias ediciones, sino porque en el instituto o en su propia universidad son comunes los ejercicios en los que se imita la organización y los comités de la ONU. "Algunas delegaciones vienen patrocinadas por empresas, como si fueran equipos de fútbol, o becados al completo por su universidad", asegura María. Su equipo también trató de conseguir un espónsor en España. No lo consiguió. "Al menos la escuela nos apoyó y pagó las tasas de participación", se consuela.

Aunque pocos sepan en España de estos simulacros, en multinacionales y universidades extranjeras sí son un galón. "Yo acabo este año la carrera. Pienso incluir en mi currículo que he participado en el National model United Nations 2010", comenta resuelto Marc. Si aquí a las empresas no les dice nada, en Estados Unidos o en el norte de Europa alguien sabrá valorar tres días de ONU en vena en Nueva York. -

Otra generación

La ONU no quiere ser cosa del siglo pasado. Por eso trata de enganchar a los jóvenes y que éstos entiendan lo que hacen cientos de comités y misiones especiales del organismo. Los universitarios del mundo, como demostró el modelo de Nueva York de hace unos días, responden. De los centros públicos españoles, sin embargo, no acudió nadie a ese simulacro. El organismo, a pesar de todo, no se rinde. Y si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma. Hace unos meses, varios responsables de recursos humanos de la ONU viajaron a Barcelona y Madrid e hicieron una especie de casting masivo en las universidades. Cartógrafos, médicos, ingenieros, arquitectos, economistas... Todos podían tener (al menos eso prometieron los enviados) un hueco en las misiones. Los requisitos: idiomas, buen expediente, experiencias internacionales y tener menos de 32 años. Sólo en la Universidad de Barcelona acudieron a la llamada 1.300 estudiantes. -

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.
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