El gigante es Silva
Dos goles del mediapunta lanzan al Valencia ante un Athletic sin consistencia
El Valencia temía la altura del Athletic, pero anoche el gigante fue Silva. Irrumpió en el área bilbaína y batió sus registros en Primera con siete goles y seis asistencias. Impuso la pausa y la aceleración desde la segunda línea. Y disfrutó de la vuelta a los grandes escenarios de Vicente, de 28 años, sobresaliente en su primer partido como titular. Secundados por una sociedad bien avenida, Banega y Baraja, que llevaron la manija. Y por la seguridad en la meta de un imponente César. El Athletic tuvo algún arrebato, sobre todo por el regate en seco de Susaeta, pero le faltó consistencia tanto en el ataque como en la defensa. Y permitió que, en esa preciosa pelea por la tercera plaza en la clasificación histórica de la Liga, el Valencia ya se ponga por delante, con 2,.961 puntos, uno más que el club vasco pese a no haber estado siempre en Primera.
VALENCIA 2 - ATHLETIC 0
Valencia: César; Bruno (Marchena, m. 83), Alexis, Albelda, Alba; Joaquín, Baraja, Ever Banega, Vicente (Mata, m. 82); Silva y Villa (Domínguez, m. 78). No utilizados: Moyà; Marchena, Michel, Pablo y Zigic.
Athletic: Iraizoz; Iraola, Ustaritz, Amorebieta, Koikili; David López (Iturraspe, m. 53), Gurpegui; Javi Martínez (De Cerio, m. 71), Gabilondo (Yeste, m. 53) ; Susaeta y Llorente. No utilizados: Armando; San José y Etxeberria.
Goles: 1-0. M. 34. Silva aprovecha un balón suelto dentro del área. 2-0. M. 63. Silva recorta a Amorebieta en el interior del área y marca.
Árbitro: González González. Amonestó a Baraja, Javi Martínez y Koikili.
Unos 40.000 espectadores en Mestalla.
Baraja y Banega se entienden. Hay química entre el mediocentro vallisoletano, de 34 años, y el argentino, de 21. Y no habrían tenido ocasión de comprobarlo, por aquello de que no coincidan dos mediocentros creativos, de no haber sido por la plaga de lesiones que ha azotado a la zona defensiva del Valencia. Pero, sí, resulta que el cuadro de Emery ha ofrecido su mejor fútbol últimamente cuando Baraja y Banega han coincidido. Apoyados en su técnica notable, se apoderan del balón y lo distribuyen con criterio para que se relaman los cuatro atacantes, a derecha e izquierda. Sobre todo, a la izquierda, donde el Valencia acumula un gran volumen ofensivo. Primero, porque tanto Silva como Villa tienden a caer por ese costado. Después, porque Jordi Alba no puede reprimir su alma de extremo. Y, finalmente, porque Vicente, eternamente esperado desde su lesión de tobillo en Bremen, en 2004, corrió ayer la banda como si ese lustro no hubiese pasado: con la misma frescura y seguridad en sí mismo con la que ganó la última Liga de aquel Valencia de Rafa Benítez. Contó ayer además con la colaboración de un Silva colosal, siempre apareciendo por sorpresa en el área bilbaína. Siempre dispuesto a concretar la diferencia entre un equipo, el suyo, con 10 córners a favor por ninguno en contra en la primera parte. Así, empaló un balón suelto en el área tras un salto de espaldas de Alexis sobre Gabilondo, reclamado tímidamente como falta por los defensas de Caparrós.
La misma timidez con la que actuó el Athletic en ese primer tiempo, sin creación en la medular, demasiado fiado a la corpulencia de Llorente, en un duelo desigual en principio con Albelda, ayer en funciones de central. El ariete concentró todo el peligro del Athletic, pero Albelda contó para frenarlo con las ayudas de Alexis, Banega y Baraja.
Caparrós recurrió a Yeste e Iturraspe para despertar al Athletic. De inmediato, después de que Susaeta sentara con un recorte a Albelda en el extremo izquierdo, su centro templado lo cabeceó a bocajarro Llorente. Su 14º gol de cabeza de no haber sido por la respuesta agilísima de César, una pantera a los 38 años. El Athletic descubrió el punto débil del Valencia, sí, pero no insistió en el ataque.
Y el Valencia, que también lo sabía, se fue arriba para subrayar sus virtudes, todas concentradas en sus delanteros. Y especialmente en la maestría de Silva para desenvolverse dentro del área rival. Se paró, recortó a Amorebieta y envió la pelota al palo largo de Iraizoz en un vuelo imposible para el portero vasco. Así aseguró el tercer puesto en la Liga.
Ya pensando en la visita al Bernabéu, Emery dio descanso a Villa primero y después a Vicente, despedido con cariño tras haber estado tanto tiempo perdido.
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