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El sumario Gürtel acorrala al PP

'El Bigotes' aspiraba a relanzar Kelme con el apoyo de Rambla

Orange Market quería grandes gimnasios patrocinados por la Ciudad de las Artes

El cabecilla de la trama Gürtel de corrupción y blanqueo de dinero que operaba en Valencia bajo la marca Orange Market, Álvaro Pérez El Bigotes, conoció de primera mano, en la parada del bus escolar de su hijo, a un financiero que trabaja en un fondo de inversión valenciano, que le cuenta que el referido fondo -el Instituto Valenciano de Finanzas (IFV)- "se ha quedado con Kelme". Según las conversaciones intervenidas por orden judicial, el 5 de diciembre de 2008 a las 11 de la mañana, El Bigotes llama a Pablo Crespo, su socio en Madrid, y le cuenta que "la multinacional de calzado y deporte de Elche lleva 2 o 3 años en situación de crisis", que un hermano de Juan Villalonga, "Alfonso Villalonga [cirujano y presidente de una fundación benéfica subvencionada por la Generalitat] quería haberla comprado con un grupo de gente" y que "la crisis de Kelme la ha gestionado Enrique Pérez Boada, el director del IVF".

Quería que 50.000 mujeres batieran el récord Guinness de fitness en Valencia

Acto seguido, El Bigotes le cuenta a su socio madrileño que "el padre [del hijo del inversor que quiere hacer negocio con Kelme] estuvo con el vicepresidente del Gobierno valenciano, Vicente Rambla" porque quiere "volcarse en el tema del fútbol y del fitness". Según el relato de El Bigotes, "Vicente Rambla les dijo que esos temas a él le gustaría que los hiciera una empresa valenciana que se llama Orange Market, cuyo dueño es Álvaro Pérez".

Pérez quería relanzar Kelme como una franquicia de gimnasios que "en vez de llamarse Reebok, como el de la calle Serrano, se llamaría Kelme Sport" y que "su amigo estaría dispuesto a ir a medias". Otra idea sería que "50.000 mujeres batiesen el récord de fitness, con un helicóptero grabando desde el cielo y en las Ciudad de las Ciencias y las Artes, con gente del libro Guinness certificándolo" y "patrocinada por la Ciudad de las Artes".

El Bigotes concluye la charla diciéndole que le ha dicho a Rambla que "a ver si la semana que viene le echa una mano" y que "Vicente [Rambla] ha respondido que quedarán para desayunar y hablar". "No te preocupes que está a punto de caer", se despide.

La intervención del Consell en la empresa dedicada a producción de ropa y calzado deportivo de la familia ilicitana formada por los hermanos Diego y José Quiles ha sido constante desde el año 2002, cuando la firma evitó la suspensión de pagos gracias a un acuerdo con el Consell por el que recibía nueve millones a cambio de condiciones draconianas. Uno de los primeros cambios exigidos fue la "profesionalización de los cargos directivos" que desde 1977 había estado en manos de la familia.

El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) que tuteló la operación desde 2002 logró apartar totalmente a la familia Quiles de la presidencia. Y a partir de entonces comenzó una feroz negociación entre el ex director del organismo financiero Enrique Pérez Boada -que también aparece en las conversaciones de la trama Gürtel de corrupción blanqueo de dinero intervenidas por orden judicial- por la que los Quiles en junio de 2007 obtuvieron 6 millones por la venta de sus acciones al inversor que designara el IVF.

El único cabo suelto que quedaba era la venta de los terrenos de Agua Amarga, que Kelme había comprado hace años y que no se desarrollaron debido a su valor ecológico. Buena parte de los más de 2 millones de metros cuadrados están en el término municipal de Alicante y el Ayuntamiento no estaba dispuesto a adquirirlos.

Los Quiles presionaron que su salida de la firma quedara supeditado a un convenio con el Ayuntamiento de Alicante, por el que se quedaba más de un millón de metros cuadrados de la finca, a cambio de permutas beneficiadas con edificabilidad en otras zonas de la ciudad que se consignarían en el nuevo Plan de Ordenación General Urbana por unos siete millones de euros. El resto se lo reparten Bancaja, CAM, el fondo de inversiones Tirant que entró al rescate de Kelme y el propio IVF, que aceptaron capitalizar de este modo sus créditos por 47 millones.

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