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El Gobierno ve las depuradoras de Louzán sin tacha

"No existe ninguna irregularidad" en la ejecución de los proyectos europeos

El Ministerio de Economía y Hacienda, responsable del control de la ejecución de los proyectos europeos Deputrans y RedeSanea de la Diputación de Pontevedra, considera "todo perfectamente justificado" y que "no existe ninguna irregularidad" en dicha ejecución pese a que la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente del mismo Gobierno, aún tramita los permisos de instalación de nueve depuradoras compactas adquiridas al amparo de dichos programas (sólo han sido permitidas seis, otras cinco fueron denegadas), años después de darse por ejecutados.

El objetivo inicial del proyecto Deputrans 2004-05, según la nota informativa del Ministerio de Economía, fue actuar sobre 33 núcleos de población localizados en la cuenca del Bajo Miño. En abril de 2006 se aprobó una modificación del programa ya que "una vez realizados los estudios individuales de cada proyecto, se detectó que algunas ubicaciones para las plantas depuradoras que habían sido propuestas desde varios ayuntamientos inicialmente consultados, no disponían de la infraestructura de saneamiento requerida para su instalación". Se aceptó entonces reubicarlas en Barro, Cambados, Meaño y Silleda, "dado que estos ayuntamientos disponían de todas las condiciones en materia de saneamiento exigidas" para la instalación.

La Confederación Hidrográfica del Miño contradice el control de Economía
Nueve de las 30 depuradoras están pendientes de puesta en marcha

La Diputación, según la misma fuente, ha instalado 35 plantas de Deputrans y otras tres de RedeSanea. El presidente, Rafael Louzán, suma 37, aunque los dos programas acumularon 39, porque la empresa adjudicataria de Deputrans, Soluciones Medioambientales y Aguas (SMA), añadió una como mejora en el concurso convocado al efecto. La propia web de SMA, actualizada la semana pasada, registra como "activas" 30 depuradoras de ambos programas (lo que no quiere decir que todas ellas estén funcionando: nueve están pendientes de puesta en marcha o sometidas a "incidencias" que se lo impiden). Y para enturbiar aun más la cuenta, la Confederación Hidrográfica del Miño sólo admite haber autorizado seis porque en otras cinco "el medio receptor no aguanta las condiciones de vertido".

A mayores de esas incongruencias, este periódico ha podido constatar que en Meaño y Silleda, municipios de ampliación del programa Deputrans, no se ha instalado ninguna depuradora. Se pusieron, en cambio, fuera de tiesto, en Bueu-Illa de Ons, Meis, Ribadumia y Vila de Cruces.

En Barro, donde se consignaron dos, la que funciona en Perdecanai corresponde a un modelo 60.000 euros más barato que el previsto y la otra, en A Portela, fue instalada -o mejor dicho, depositada- hace unas semanas, sin demasiados visos de operatividad.

"Cabe destacar", dice la nota informativa del Ministerio de Economía, "que la Diputación de Pontevedra fue objeto de control al amparo" del reglamento comunitario europeo que establece "los sistemas de gestión y control de las ayudas otorgadas con cargo a los fondos estructurales. El informe definitivo de este control no indica ningún reparo en la consecución de los objetivos" de ambos proyectos, financiados en el marco de Interreg con más de cinco millones de euros.

Este alarde de eficiencia y control ahora viaja también en el macuto de la presidencia española de la UE.

Al menos dos, en paradero desconocido

La chispa del desfase entre las depuradoras compradas con fondos europeos y las instaladas saltó en Ponteareas, donde tendría que haber dos y sólo aparece una, sin conexión. La otra, según la Diputación, se trasladó a Pazos de Borbén (lo que desmintió su alcalde) porque el terreno en que iba a instalarse "era de una comunidad de montes", lo que también desmintió una comprobación posterior: el terreno es municipal.

Otra depuradora ha desaparecido de la parroquia de Setados, en As Neves, donde permaneció años "instalada" sin funcionar y probablemente ahora esté activa en Mondariz, donde cuatro plantas compactas de Deputrans forman una pesarosa alternativa de saneamiento tras cerrar su alcalde el colector que conducía las aguas residuales a la depuradora de Mondariz Balneario, inaugurada en 2005 y ahora infrautilizada.

Ninguna de las cinco depuradoras de Oia vierte al Miño y, pese a ser transportables, dos no funcionan por no llegar el colector desde Santa María de Oia (que consumió 580.000 euros del Plan E) al polígono acuícola en que están instaladas (de modo incompatible). En Meis, en fin, sólo funciona una de las 11 "instaladas" (tres de Deputrans-RedeSanea y ocho de procedencia incierta): algunas son pura carcasa "para que no roben las piezas".

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