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Crónica:Gran Premio de Australia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Button saca pecho en una carrera loca

El actual campeón, eclipsado en McLaren por Hamilton, recupera el protagonismo aprovechando los accidentes y una mejor estrategia - Vettel abandona y Alonso es cuarto tras un choque inicial

Jenson Button demostró en Australia por qué es el actual campeón del mundo de F-1 en una carrera loca y apasionante de principio a fin. Su victoria del año pasado en Albert Park fue la segunda de su carrera y la primera de una serie de seis que le auparon hasta la consecución del título a final de temporada. Entonces, sin embargo, el mundo del motor no destacó su conducción certera y rápida, sino el hecho de que disponía del mejor coche con Brawn y un doble difusor que parecía darle alas. Ayer volvió a triunfar en Albert Park, ahora con McLaren, y sin tener el mejor coche de la parrilla. Ganó una carrera estupenda, con lluvia al principio, con cambios apresurados de los neumáticos intermedios de lluvia a los lisos blandos de seco, con accidentes, con adelantamientos y con mucha emoción. Nadie puede cuestionar ahora a Button como campeón mundial. Acabó por delante de un sensacional Robert Kubica y de Felipe Massa. Fernando Alonso, que tras la primera curva acabó el último del pelotón por un choque con Button, y Hamilton, que salía undécimo, firmaron sendas remontadas memorables para finalizar cuarto y sexto, respectivamente.

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La octava victoria de Button se pareció a la primera, la que obtuvo en Hungría en 2006 tras haber pasado inédito las 112 carreras anteriores. Ya entonces, la calidad de Button era cuestionada por sus detractores, que veían en él a un piloto con una finura extraordinaria, pero sin corazón. "Le falta pasión", decían en Gran Bretaña. Pero cuando ganó su primera carrera, bajo agua y perseguido entonces por Pedro de la Rosa, se sacó una pesada losa de encima. Ayer, Button rompió una nueva barrera, la que parecía ponerle su nuevo compañero, Lewis Hamilton, al que todos consideraban el número uno en McLaren. Button necesitaba esta victoria para frenar la sensación de fracaso que le quedó cuando en Bahrein fue séptimo tras una carrera mediocre, mientras Hamilton se subía al tercer cajón del podio. En Melbourne, Button recuperó la atención que se merecen los líderes. "Es una situación muy especial", dijo tras ver a todo su equipo con la camiseta naranja con que McLaren celebra las victorias. Esta vez era por él. Su primer triunfo en la escudería británica. El primero de la temporada para su nuevo equipo. Y dejando atrás a Hamilton.

Button necesitó, eso sí, que ocurrieran muchas cosas en la carrera y acertar en la estrategia de cambiar el primero los neumáticos intermedios de lluvia a los lisos blandos de seco. Su salida no fue buena. Al contrario. Del cuarto puesto bajó al séptimo en las primeras curvas, tras chocar con Alonso. El español salió aún peor -sus neumáticos patinaron- y el toque con Button le provocó un trompo que dejó su Ferrari mirando a los demás coches de frente, hasta que pudo girarlo y empezar la carrera el último. En el choque también se vio envuelto Michael Schumacher. Alonso le destrozó el alerón delantero y tuvo que entrar en boxes en la primera vuelta. Un espectacular accidente de Kobayashi, que arrastró a Hulkenberg y Buemi, dio paso al coche de seguridad.

Todo eso ayudó a Button y también a Kubica, que se situaron segundo y tercero, relegando a Massa a la cuarta posición. Y el cambio de neumáticos, en la sexta vuelta, cuando sus rivales lo hicieron entre la octava y la novena, disparó definitivamente a Button. "Al principio pensé que me había equivocado", comentó el británico, "pero después vi que era la mejor estrategia". Sus tiempos bajaron de forma espectacular -hasta tres segundos más rápido que los demás- y comenzó a dejar rivales por el camino. Sólo se le resistía Vettel, que había conseguido la segunda pole del curso y mandaba con autoridad en la carrera desde el pistoletazo de salida.

Sólo la suerte o un fallo mecánico de Red Bull podían cambiar el destino de la carrera. Y entonces el alemán sufrió un problema en los frenos, perdió el control de su coche en la 26ª vuelta y aparcó sin remedio su monoplaza en la gravilla. "Tenía la carrera bajo control, y me está hartando no haber podido ganar", soltó Vettel, que ya en Bahrein bajó de la primera a la cuarta posición por otro problema de su bólido. La falta de fiabilidad de Red Bull entronó a Button, que conservó los neumáticos -Hamilton, Rosberg y Webber aún hicieron otra parada- y ganó la carrera sin problemas. "Mi confianza está a tope", cerró Button, de vuelta a las quinielas para luchar por todo en el Mundial.

El Ferrari de Fernando Alonso, parado en sentido contrario en medio del circuito tras chocar después de la primera curva con Button.
El Ferrari de Fernando Alonso, parado en sentido contrario en medio del circuito tras chocar después de la primera curva con Button.AFP

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