El pupilo de Valerón
Juan Domínguez se perfila como la joya de futuro en la cantera del Depor
Dice Lotina que en el Deportivo se cocina a fuego lento un futbolista de verdad, un pelotero de porte erguido, frío en apariencia, pero pleno de clase, preciso en el pase, vencedor cuando el balón está dividido e inabordable para robárselo, un centrocampista que puede marcar una época. Es Juan Domínguez, "un futbolista que apoya como pocos en el juego en corto para rasear la pelota", apunta José Luis Devesa, entrenador del juvenil del Deportivo.
Devesa estuvo en el primer partido de Domínguez vestido de blanquiazul. Fue hace seis años. Ernesto Bello, entonces coordinador de las categorías inferiores, se fue a ver a un ignoto infantil a la liga de Ferrolterra.. "Jugaba en el Narón, era una eliminatoria contra el Galicia de Mugardos y me perdía el partido de vuelta por un viaje a Francia. En el descanso empatábamos a cero y le dije de broma a un compañero que teníamos que resolver aquello", recuerda Domínguez. En la segunda parte marcó seis goles, y Bello le dejó una invitación para un torneo amistoso con el cadete del Deportivo. Había desechado la oportunidad de jugar en el Racing. "Quería estar en Narón, con mis amigos", recuerda. Sin embargo, la llamada del Depor tocaba a los sentimientos. Dos años después, Caparrós se lo llevó a la concentración de pretemporada.
"Pagaría por verlo jugar", asegura el entrenador, Miguel Ángel Lotina
El sábado el guante de Palop evitó el gol en una llegada suya al segundo palo
Tiene 20 años, apenas cuenta con bagaje en Segunda B o Tercera y ya estamos ante un futbolista de Primera. "Lo va a ser durante muchos años", augura Lotina. Para Devesa, uno de sus forjadores, la clave está en la pelota, pero también lejos de ella. "Juan, Rochela, Piscu... Son chicos con un entorno y unos valores que les llevan a vivir los pasos que dan en el fútbol con tranquilidad". Su padre, trabajador de Bazán, fue un correoso lateral en el Piñeiros. Su madre es profesora. Juan vivió con ellos hasta el verano, cuando se matriculó en la Facultad de Ciencias del Deporte. Ahora comparte piso a las afueras de A Coruña con Dani, centrocampista del Fabril, y Efrén, delantero del Montañeros, y pelea con una carrera que no encarrila tan bien como la futbolística. "Las clases son por la mañana y muchas son prácticas. Algunos profesores me han dicho que es complicado aprobar sin asistir", lamenta.
Pero Lotina le da sobresaliente. Tiene una buena base técnica porque jugó al fútbol sala desde los seis años a los doce, tiene que desarrollarse físicamente, pero sabe proteger la pelota, asociarse, sacarla desde atrás y llegar al gol. El sábado, contra el Sevilla, sólo el guante de Palop logró interponerse entre el balón y la red después de una de sus características llegadas al segundo palo. Empató el Depor para seguir en puestos europeos y Juan Domínguez brilló entre los mejores.
"Es un centrocampista con recorrido y capacidad para rendir en cualquier posición por dentro, desde el mediocentro a la mediapunta, siempre que juegue de frente", resume Devesa, que cree que todavía puede ofrecer más. "Juega un poco atenazado, aún tiene que explotar", coincide Andrés Gómez, presidente del Narón, que le recuerda de niño por su estatura y su regate. "Viene mucho con Valerón", apostilla.
Valerón es la referencia de Juan Domínguez, el ídolo devenido en compañero y amigo: "Al principio no era capaz de asimilar que estaba en el vestuario cambiándome junto a él". Ahora han establecido una relación que linda con la tutoría. "Hablamos de fútbol y de lo personal, de cómo manejar situaciones como el trato con la prensa, lo que te dice la gente por la calle, las voces que te llegan...". Al menos la de Lotina le cubre de elogios. "Pagaría por ver jugar a Juan", dice el vasco. Quizás levante expectativas todavía por cumplir en un entorno donde el último canterano que triunfó fue Fran, nada menos. "No me presiono. Me noto cada vez más suelto, pero todavía me falta", asume Domínguez, que percibe en la elite un fútbol diferente al que ha jugado hasta ahora, más combinativo y más táctico, con una mayor exigencia en cuanto a responsabilidad y compromiso. "Siempre fue muy disciplinado", repara Devesa, que en el fondo desea que la joya de la cantera deportivista se desate los corsés y haga buena su predicción: "Va a acabar siendo un líder".
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