Una goleada como catarsis

Dos meses después de la depresión que le provocó quedarse fuera de la final de la Copa, el Getafe logró ante el Mallorca su primer victoria en la segunda vuelta en un partido que premió la persistencia y mayor puntería de los locales. El remate de cabeza a la media hora de Parejo a la red tras un centro de Gavilán acabó con un encuentro hasta ese momento de costa a costa, sin un dominador claro, y que volvió a demostrar que el conjunto balear, un lobo en su terreno, se vuelve muy manso lejos de su estadio.

El cuadro de Gregorio Manzano empezó los primeros 20 minutos gustándose, de acuerdo con su posición en la tabla, con Gonzalo Castro sacando provecho de los huecos que dejaban enfrente Rafa y Belenguer, una defensa casual tras la baja por sanción de Cata Díaz y la lesión de Mario. Las continuas combinaciones del mediocampo del Mallorca, con Borja Valero mezclando con criterio, no fueron a más porque Aduriz y Víctor estuvieron dispersos y Mario Suárez se encontró con Ustari en un remate franco.

El intercambio de golpes no benefició al Mallorca, que no sacó provecho de las incorporaciones de Ayoze por la orilla izquierda ni se reactivó con la entrada de Mattioni y Webó en la segunda parte. Abotargado por el gol de Parejo, el grupo bermellón catapultó a un Getafe que llegaba con el ánimo por los suelos.

En especial, Soldado. Autor del 40% de los goles de la escuadra de Míchel, el delantero no fue el matador de otras veces. Sobreexcitado y sin temple, le perdieron sus prisas delante del arco de Aouate. La pájara de Soldado no evitó la catarsis del Getafe, que sentenció el duelo por obra y gracia de Miku. El venezolano cerró el pulso nada más entrar por el pistolero titular, prácticamente en la primera intervención que tuvo. La puntilla la puso Del Moral, de penalti, tras un gol que Nunes evitó con las manos y supuso su expulsión en una goleada que cuestionó los méritos del Mallorca y devuelve al Getafe al pelotón de aspirantes a Europa.